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La Reserva Federal sube los tipos pese a la presión de Trump pero lanza señales de que pisará el freno

El banco central ve posibles dos incrementos más en 2019 aunque indica que se está cerca de un posición neutral

Un corredor bursátil observa las noticias financieras al final de la sesión
Un corredor bursátil observa las noticias financieras al final de la sesiónJUSTIN LANE (EFE)

El proceso de normalización de la política monetaria en Estados Unidos se acerca a un punto de inflexión. La Reserva Federal de Estados Unidos decidió subir los tipos de interés un cuarto de punto, a una banda que quedar ahora entre el 2,25% y el 2,5%. Son ya nueve incrementos desde que se inició el nuevo ciclo a final de 2015. Pero el banco central se lo tuvo que pensar y se da más flexibilidad al indicar que se irá con más calma, al anticipar solo dos incrementos en 2019, frente a los cuatro de este año.

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Era una de las decisiones más controvertidas en mucho tiempo. Se trata del cuarto incremento que se decide este año y el cuarto también con Jerome Powell de presidente. La última vez que los tipos estuvieron en el 2,25% fue en marzo de 2008, tras decidirse ese mes una rebaja de tres cuartos de punto. Esta reunión era especialmente complicada por la carga pesada del presidente Donald Trump, que crítica prácticamente a diario a la Fed, y con Wall Street muy nervioso.

El republicano aconsejó en la víspera a la institución que “sintiera” el mercado antes de tomar una decisión. "Subir los tipos", explicó Powell, es lo mejor que se puede hacer que que la economía no se recaliente y sostener la expansión. Y ante la presión política, dejó claro que nada va a "disuadir" a la Fed de hacer lo que considera que es lo correcto. El banco central entiende, además, que las tensiones en el parqué son más como una llamada a la cautela que un farolillo rojo que le fuerce a cambiar de rumbo. Podría ser, por tanto, un factor que influirá en la tendencia a lo largo de 2019.

Optimismo en la economía

El banquero central se sigue declarando optimista respecto a la marcha de la economía, aunque habla de "corrientes cruzadas" al exponer la situación. Eran, por tanto, las nuevas proyecciones y el lenguaje que iba a utilizar parta justificar la decisión lo que va a determinar el curso que va a seguir. La previsión que hace la Fed es de un crecimiento del 2,3% en 2019, frente a un 3% este año. "Vemos que se modera algo", afirma. El paro bajará del 3,7% y al 3,5%. Mientras que la inflación estará en el 1,9%. "Nos da la capacidad de ser pacientes", señala.

Powell quiere evitar verse atrapado en una situación en la que los tipos de interés estén del 2%, para tener munición en la recámara. “Algún incremento más será necesario”, afirma, utilizando la palabra "gradual". La encuesta interna entre los miembros de la Fed refleja que la mayoría ve posibles dos incrementos en 2019. Es una subida menos de lo que se anticipaba en septiembre. El tipo de interés a largo plazo baja a así mismo al 2,8%, dos décimas menos de lo que se dijo hace tres meses. El nivel neutral estaría algo más cerca del 3%.

El objetivo de la Fed es llevar los tipos a un nivel más normal que el visto durante la última década. El proceso de normalización arrancó en diciembre de 2016, con un primer incremento. En paralelo, se está desprendiendo de los activos de deuda que acumuló durante la crisis. El balance llegó a tocar los 4,5 billones. Se redujo durante el último año en casi medio billón. Pero sigue lejos del billón antes del derrumbe.

El presidente Donald Trump sigue, entre tanto, metiendo presión para que no se suban más los tipos y se suspenda la reducción del balance. “Es increíble”, repetía este lunes, que “se lo estén planteando”. Ante esta situación, iba a ser relevante el consenso interno. Todos los miembros con voto cerraron filas a favor del incremento. Es una manera de preservar su independencia y evitar dar la sensación de ruptura.

Powell no tuvo ningún disidente hasta el momento desde que se puso al frente del banco central en febrero. Pero eso podría empezar a cambiar pronto, porque la política monetaria en EE UU empieza a entrar en un periodo más complejo a la hora de definir cuál es la política adecuada para el nuevo ciclo económico. Especialmente si la curva de los tipos en los bonos a diez y dos años se invierten.

Hay, además, cuatro miembros con voto que fueron designados por Donald Trump. A esto se le suma la rotación entre las participantes en el comité en el que se decide la estrategia. Jame Bullard, presidente de la Reserva Federal de St. Louis, y Charles Evans, de Chicago, votarán en 2019. Son favorables a la laxitud. Esther George, de Kansas City, y Eric Rosengren, de Boston, son más bien halcones.

Ruedas de prensa mensuales

A partir de ahora, el presidente de la Fed ofrecerá ruedas de prensa al término de cada reunión, no solo trimestrales como venía haciendo desde la etapa de Ben Bernanke. Es otra manera de dar normalidad a la política monetaria, aunque añade un componente sorpresa. Jerome Powell insiste en que cualquier decisión se adoptará de acuerdo con la evolución de los datos económicos en cada momento.

La economía de EE UU se mostró resistente al encarecimiento del precio del dinero, pero los incrementos a partir de ahora pueden afectar a los negocios. Está, además, el efecto lastre derivado de la batalla arancelaria con China. El último Libro Beige ya indicaba en este sentido que el efecto del litigio está más extendido y hay empresas que empiezan a repercutir el alza de los costes en el consumidor.

Mantener el plan, por tanto, podría haber sido desastroso. Una estrategia más racional a partir de ahora de ver y esperar podría, sin embargo, puede ayudar a neutralizar a los actores más pesimistas del mercado. Si por el contrario hubiera optado por evitar la subida en esta reunión por la debilidad del crecimiento, se habría alineado con el mensaje catastrofista del presidente Trump.

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