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Arturo Calle, el emporio de la confección en Colombia

La marca de ropa masculina que domina el mercado colombiano ya ha puesto un pie en cuatro países centroamericanos

Santiago Torrado
El empresario colombiano Arturo Calle junto a su hijo Carlos Arturo Calle
El empresario colombiano Arturo Calle junto a su hijo Carlos Arturo CalleArturo Calle

Mucho se especuló sobre la vestimenta de Juan Manuel Santos, el más anglófilo de los presidentes colombianos, cuando hace dos años se preparaba a recibir en el ayuntamiento de Oslo el premio Nobel de la Paz. Al final, el ahora exmandatario optó por un traje azul oscuro hecho a su medida de la “tradicional y querida marca colombiana Arturo Calle” (fueron sus palabras), la misma que usó con inusual fidelidad durante sus ocho años en el poder.

Tal como lo hizo en su posesión, fue la marca que vistió una vez más el pasado martes 7 de agosto, cuando entregó el poder a Iván Duque. El nuevo presidente, férreo opositor de Santos, optó por otro reconocido diseñador colombiano, Ricardo Pava, para su toma de posesión, pero en campaña dijo que compraba ropa en las tradicionales tiendas e invitó a varios empresarios a su equipo de transición. Entre ellos al propio Arturo Calle, el fundador hace más de medio siglo del emporio de ropa masculina con ventas por más de 200 millones de dólares el año pasado, que domina el mercado colombiano y ya tiene un pie en Centroamérica. Toda una muestra de que el aprecio por el magnate trasciende las líneas ideológicas. El posicionamiento es tan alto, que encabezó este mes un estudio realizado por la consultora Sinnetic sobre las marcas en el sector téxtil con las que los clientes colombianos son más comprensivos. Un 34 por ciento incluso estaría dispuesto a perdonarle errores, lo que la ubicó por delante de Zara.

Oriundo del departamento de Antioquia, en el noroeste del país, Calle llegó muy joven a Bogotá para trabajar con su suegro, que tenía una tienda de ropa masculina, pero siempre con la idea de ser independiente. Su historia empresarial comenzó en 1966 con un pequeño local en San Victorino, un tradicional barrio de Bogotá, dedicado a vender camisas para hombre. Después de un par de años, el patriarca de la familia decidió darle su nombre al negocio y comenzar a fabricar directamente sus productos. La empresa creció paso a paso hasta llegar a 88 almacenes de las marcas Arturo Calle (que incluye Arturo Calle, la marca de ropa infantil Arturo Calle Kids y la de marroquinería Arturo Calle Leather) en 24 ciudades de Colombia, a los que se suman siete locales de la marca de bajo costo Colore. 

Arturo Calle incursionó por primera vez en el exterior en 2012 con un almacén en Panamá, y ya suma nueve entre Guatemala, Panamá, Costa Rica y El Salvador. Cada nueva tienda en esos países requiere una inversión de 1,5 millones de dólares.

Colombia, donde el sector textil atraviesa una persistente crisis por cuenta de la invasión de grandes cantidades de ropa importada de Asia, no es hoy un exportador importante, se lamenta Calle. Con 5.400 empleados, produce en el país sudamericano el 70% de su producción en tres plantas de manufactura, dos en Bogotá y otra en la ciudad de Pereira. El resto se importa desde varios países que incluyen China, India, Italia y Perú, según afirma su fundador. Desde la empresa explican que muchas de las importaciones que les han costado críticas son de telas que no se consiguen en Colombia.

La Torre Empresarial Arturo Calle, en el noroccidente de Bogotá.
La Torre Empresarial Arturo Calle, en el noroccidente de Bogotá.Arturo Calle

Crecer sin afán

“Tenemos que pensar que las empresas que no crecen retroceden y se acaban, y ya tenemos copado el mercado nacional, la única manera de crecer es ampliándose y haciendo presencia en otros países”, apunta don Arturo, como todos lo conocen, desde su despacho con imponentes vistas sobre los cerros del noroeste de la capital en el piso 11 de la Torre Empresarial Arturo Calle. Ese moderno edificio, salpicado de vitrinas con blazers, camisas y accesorios, remplazó las austeras instalaciones de la zona industrial desde las que levantó su emporio. En el primer nivel está un enorme almacén con todas las marcas del grupo, y en los demás pisos hay oficinas y talleres de diseño. Hasta allá llegó el expresidente Santos para condecorar al fundador con la Orden de Boyacá, la máxima distinción que otorga el Gobierno de Colombia, cuando la firma cumplió medio siglo hace dos años.

“En el exterior ya estamos creciendo lentamente, e iremos creciendo lentamente ya que son países con unas ciudades que no permiten tener muchos almacenes a la vez”, apunta. “Más adelante es interesante estar en Ecuador, Perú y Bolivia. Nosotros vamos sin afán”, enfatiza. Su fórmula del éxito es sencilla, y se resume en “ser honrado, crecer con el don de la paciencia y tener una identidad” para los que llegan a un almacén buscando una prenda de ropa masculina, explica con parsimonia. Dos de sus máximas han sido no endeudarse ni pagar alquileres por los almacenes, que pasaron de ser locales de 70 a 100 metros cuadrados hace unos años a grandes superficies de entre 500 y 1.000 metros cuadrados. Este año, la marca abrió su canal de ventas online con envíos a toda Colombia, y a finales de 2019 esperan que funcione en los cuatro países centroamericanos donde tienen presencia.

A don Arturo, que habla de sí mismo en tercera persona, la prensa lo ha apodado “el Amancio Ortega colombiano”, pero es el primero en considerar exagerada esa comparación. “En Colombia sí, modestia aparte, somos los primeros en ropa masculina, pero no para comparar a Arturo Calle con Amancio Ortega, quien me parece un gran ejemplo para todos los empresarios del mundo entero”. El fundador de la dinastía todavía acude todos los días a la torre que lleva su nombre, pero ya dejó el día a día de la empresa en manos de unos de sus hijos, Carlos Arturo, un médico reconvertido en administrador de empresas. El heredero, como el ahora expresidente Santos y tantos otros colombianos, viste de pies a cabeza de la marca que maneja.

Fechas clave

1966. Arturo Calle inaugura un almacen llamado Danté en un pequeño local que vende camisas de hombre en San Victorino, un barrio del centro de Bogotá.

1968. Decide ponerle su nombre a los tres almacenes que ha adquirido hasta entonces.

1978. Abre su primer almacén en un centro comercial en Unicentro, el más tradicional de Bogotá.

2012. Por primera vez incursiona con un almacen afuera de Colombia, en Panamá.

2016. Celebra 50 años de actividad empresarial y recibe la Orden de Boyacá, la máxima distinción que entrega el Gobierno de Colombia.

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Sobre la firma

Santiago Torrado
Corresponsal de EL PAÍS en Colombia, donde cubre temas de política, posconflicto y la migración venezolana en la región. Periodista de la Universidad Javeriana y becario del Programa Balboa, ha trabajado con AP y AFP. Ha cubierto eventos y elecciones sobre el terreno en México, Brasil, Venezuela, Ecuador y Haití, así como el Mundial de Fútbol 2014.

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