Colombia también sabe exportar lencería
La empresa de ropa interior Leonisa ha logrado afrontar la crisis por la que atraviesa el sector textil del país sudamericano apuntalada por sus ventas internacionales
Chones, bombachas, cucos, cuquitos, blumen, pantaletas, churrines, calzones o simplemente bragas. Nunca nadie se pondrá de acuerdo en el léxico de la lencería en castellano. No hace falta. Al menos a la colombiana Leonisa le ha valido cualquier denominación para expandir su imperio de ropa interior femenina dentro y fuera de América Latina, a lo largo de casi 62 años de historia. La empresa —que también fabrica artículos para hombres— compite codo con codo con las grandes marcas del mundo, en un centenar de países, y se ha convertido en una de las mayores textiles del país sudamericano, con una facturación que supera los 250 millones de dólares anuales (201 millones de euros al tipo de cambio actual).
La historia de Leonisa arranca en noviembre de 1956, cuando los hermanos Urrea —Marco, Joaquín, Luis y Julio— montan un taller de confección de distintos tipos de ropa. Años atrás, la familia dirigía un almacén en Armenia (al oeste colombiano), donde se comercializaban distintos artículos, entre los que se encontraba la ropa interior para mujer, que tenía buena demanda del público local. En el país, por aquella época, no existía una compañía de referencia en este tipo de productos, así que los Urrea vieron una buena oportunidad de negocio, explica Carlos Ramírez, director del programa de economía y negocios internacionales de la Universidad Icesi.
Pero la ciudad de Armenia, con 106.000 habitantes a finales de los años cincuenta del siglo pasado, era demasiado pequeña para saciar el apetito de éxito de los nacientes emprendedores. Entonces decidieron hacer la maletas y volver a Medellín, su ciudad de origen. Tras años de desencuentros familiares, la empresa quedó en manos de solo dos hermanos, Joaquín y Julio, que se empeñaron en romper fronteras con su nueva marca: Leonisa. Una década después de haber sido fundada la compañía, la ropa interior de la empresa (sobre todo los sujetadores) era conocida en casi toda Colombia.
Leonisa dio su primer saltó internacional en Costa Rica durante los años sesenta. Para 1970, los Urrera ya vendían en 11 países y su empresa se convertía en una de las primeras firmas colombianas del sector que exportaba sus productos, detalla Ramírez. “Leonisa ha hecho un trabajo interesante, tanto en Colombia como en otros países, pues ha logrado diversificar su oferta y posicionarse, por ejemplo, en grandes tiendas de comercio minorista de EE UU como Macy’s”, asegura Carlos Eduardo Botero, presidente de Inexmoda, el instituto colombiano que investiga las tendencias mundiales de la moda.
Salto a Europa
Después de haber conquistado algunos países latinoamericanos, la empresa buscó nuevos horizontes. A inicios de la década de los noventa, los empresarios vieron en España un mercado lleno de oportunidades y el trampolín perfecto para expandirse a través de Europa, destaca Ramírez. De esta manera, las prendas de la empresa —que también produce bañadores, vaqueros, leggings y ropa deportiva, entre otros artículos de vestir— llegaron a los grandes almacenes españoles. Ahora su mercancía se distribuye en el Reino Unido, Alemania, Francia, Italia y Portugal.
Después de haber cruzado el Atlántico, la empresa desembarcó en EE UU durante la primera década de este siglo. Su gran aliciente fue la creciente llegada de inmigrantes latinoamericanos a la economía estadounidense. “Lo que Shakira es para la música, Leonisa es para la lencería”, dijo Carlos Urrea, hijo de uno de los fundadores, al The Wall Street Journal en 2010. Urrea, que en ese entonces ejercía como vicepresidente de la compañía, hacía referencia a la estrella colombiana del pop que saltó del mercado hispano a EE UU y posteriormente al resto del mundo.
La fortaleza internacional que ha forjado Leonisa le ha permitido zigzaguear frente a los avatares del sector textil colombiano, víctima de una invasión de grandes cantidades de ropa importada de Asia. Junto a ello, la industria sufre por la desaceleración económica del país, que ha generado un menor consumo de las familias, de acuerdo con los expertos. Según cifras de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI), la producción textil tuvo una caída del 0,7% entre enero y octubre de 2017, que se adereza con la pérdida de puestos de trabajo y una bajada en las exportaciones.
Industria clave
El sector textil y de confección colombiano aporta un 7,5% al PIB manufacturero y significa un 5% del total de las exportaciones del país, de acuerdo con la información oficial. “La industria juega un papel importante, pues diversifica la tradición minero-energética y agropecuaria de Colombia”, comenta Botero. El panorama, sin embargo, se enturbia con el creciente contrabando de textiles, la importación de productos que se comercializan por debajo de su precio normal o de su costo de producción (dumping), y con las dificultades de los fabricantes para ser competitivo frente otros contrincantes internacionales, explica un documento de Indexmoda. Frente a estas vicisitudes en Colombia Leonisa ha seguido expandiendo su posición en los mercados internacionales. Recientemente se ha lanzado a abrir una nueva tienda en Perú, su segundo mercado más importante después del colombiano. A nivel mundial, la firma cuenta con 65 tiendas propias esparcidas alrededor del mundo, principalmente en América Latina y EE UU. Pero su modelo multicanal le permite llegar a 100 países del mundo. Cada año la compañía vende más de 40 millones de prendas.
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