El Banco de México sale en apoyo del peso con una nueva subida de las tasas de interés
El instituto emisor aumenta el precio del dinero en 25 puntos básicos, hasta el 7,75%, pese a la caída de la inflación
El Banco de México mueve nuevamente ficha para contener la depreciación del peso. El instituto emisor mexicano elevó este jueves la tasa de interés de referencia hasta el 7,75%, 25 puntos básicos más, después de que su par estadounidense —la Reserva Federal— hiciese lo propio la semana pasada. El aumento en el precio del dinero en Estados Unidos ha reforzado en los últimos meses al dólar frente a las principales monedas emergentes, entre ellas la mexicana, que acumula una caída de doble dígito desde mediados de abril, cuando atravesaba su momento más dulce. Ante esa hemorragia, y a pesar de la moderación reciente de los precios al consumo, el guardián de la política monetaria ha vuelto a sacar a relucir su munición. Y la reacción del mercado de divisas no se ha hecho esperar: apenas una hora después de que Banxico anunciase el alza de tipos, el peso cambiaba de trayectoria y se apreciaba medio punto porcentual frente al billete verde. La defensa de la moneda nacional no está explícitamente en el mandato del banco central mexicano, pero las consecuencias directas de una depreciación sobre la inflación -cuyo control sí está entre los objetivos de la política monetaria- justifica, sobradamente, su intervención.
En el texto en el que justifica su decisión de tipos, el banco central mexicano constata el "fortalecimiento generalizado" del dólar y la mayor aversión al riesgo en todo el mundo. La creciente tensión comercial provocada por los últimos movimientos de Donald Trump ha sido la guinda, y México es uno de los países que más tienen que perder en un escenario revuelto: tras unos meses en los que el acuerdo para la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) parecía el desenlace más probable, la confirmación del arancel de Washington sobre el acero y el aluminio canadiense y la amenaza de medidas restrictivas sobre la industria automotriz el clima del diálogo se ha enrarecido. Aunque pocos ven inminente la salida de EE UU del mayor acuerdo comercial del planeta, que une a las tres potencias norteamericanas desde 1994, los últimos golpes asestados por el magnate republicano han hecho reaparecer los fantasmas.
A la vista del descenso sostenido de la inflación en lo que va de año, tras un 2017 marcado por una fuerte subida de los precios, el paso dado este jueves por Banxico podría resultar paradójico. Nada más lejos de la realidad: en un país como México, en el que muchos productos de la canasta básica son importados —mayoritariamente, de EE UU— los últimos aranceles y la depreciación de la moneda local acabarán trasladándose, antes o después, al índice general de precios. "Aunque el mayor traspaso fue en la primera mitad del año pasado, cuando se produjo la mayor depreciación del peso", apostilla Carlos Serrano, economista jefe de BBVA Bancomer, "las expectativas de inflación, y muy especialmente el precio de los carburantes, están muy vinculadas con lo que haga el peso". "Veo muy importante el trasvase de la depreciación del peso sobre los precios: México importa hoy mucho, más que nunca antes. Y eso hace que la trasmisión se mayor", complementa Jonathan Heath, analista independiente tras años como economista jefe de HSBC para América Latina.
En su comunicado, el propio instituto emisor reconoce ya que el retorno de los precios a su rango objetivo "podría retrasarse". "El balance de riesgos respecto a la trayectoria esperada para la inflación se deterioró desde la última decisión de política monetaria y mantiene un sesgo al alza, en un entorno de marcada incertidumbre", admiten los técnicos de Banxico.
El nuevo incremento de tasas no toma a nadie por sorpresa. Tras dos años de fuertes subidas —en 24 meses el precio del dinero se ha duplicado—, los principales bancos y casas de análisis del país, a excepción de Citibanamex, esperaban un movimiento en este sentido. "Hace lo que tenía que hacer", opina Heath. "No puede dejar que se rezague demasiado el peso frente al dólar ni el diferencial con los tipos de EE UU. Banxico aprovecha, además, para demostrar su independencia respecto al Ejecutivo". Pero no todos están de acuerdo con la medida. "Podría haber esperado para no dañar más el crédito empresarial, pero el Banco de México ya ha dicho que prefería pecar de conservador", dice Serrano. Incluso antes de este último paso, la tasa real —una vez descontada la inflación— estaba en su nivel más restrictivo en una década. "Si la negociación del TLC no se rompe y EE UU no fija aranceles sobre automóviles, Banxico debería entrar un periodo de pausa", alerta el máximo responsable de análisis de BBVA en México. Todo queda en manos de Trump.
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