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La tecnología tira de la economía barcelonesa

Empresas como Facebook, Lidl o Nestlé crecen en la ciudad para aprovechar el ecosistema innovador

Torre Glòries, antigua Torre Agbar, centro del distrito 22@, donde se han instalado muchas firmas tecnológicas.
Torre Glòries, antigua Torre Agbar, centro del distrito 22@, donde se han instalado muchas firmas tecnológicas.Carles Ribas (EL PAÍS)

Nació como un espacio de networking que diera cobijo a emprendedores de Barcelona. Hoy, el Pier 01, ubicado en el Palau de Mar, es un hervidero de startups y una muestra de la atracción que tiene la ciudad por las empresas tecnológicas. En este centro están Tiendeo, HolaLuz o ByHours. Y ahora acaba de aterrizar Chartboost, una compañía nacida en San Francisco pero fundada por dos catalanes, Maria Alegre y Pepe Agell. Siete años después de que abriera su sede en Silicon Valley, la empresa dedicada a publicidad en los videojuegos ha decidido volver a Barcelona con 20 ingenieros y un objetivo: buscar el talento y el ecosistema innovador por el que se pelean multitud de empresas. En los últimos meses la ciudad ha vivido una lluvia de proyectos tecnológicos, desde grandes corporaciones como Facebook, Lidl, Microsoft o Nestlé, hasta empresas especializadas como Satellogic, Energisme, Moodle o Zeptolab. La tecnología ha impulsado en el primer semestre del año a la capital del Mobile World Congress, que necesitaba dejar atrás las malas noticias por los traslados de sedes sociales o por la caída del turismo.

Los impulsores del Pier 01, la Asociación Barcelona Tech City, han logrado crear un ecosistema emprendedor en el que conviven startups, business angels, inversores, universidades y grandes corporaciones que buscan nuevas aplicaciones para su negocio. Los rankings que elaboran instituciones y consultoras internacionales así lo avalan. Según el último Innovation City Program, la capital catalana es la quinta ciudad más innovadora de Europa y la 13ª del mundo, mientras que PwC la considera como la cuarta urbe del planeta mejor preparada para los retos del futuro. El urbanista y asesor de ciudades Greg Clark aseguraba en el último congreso de Barcelona Global que la ciudad se había posicionado a ojos del mundo como una ciudad creativa y tecnológica. El reto, a su juicio, era  crear músculo y crecer. "Barcelona es un ecosistema que ya tiene muchas piezas del rompecabezas. Falta ahora que las administraciones centren la financiación en los proyectos que lo valgan", argumenta Lluís Rovira, director de CERCA, la institución que aglutina los centros de investigación en Cataluña.

Hace cuatro años, Financial Times publicaba el reportaje Barcelona: sun, sea and start-ups (Barcelona, sol, mar y startups). Desde entonces, la capital catalana ha tenido varios casos de éxito. La francesa Vente-privée se hizo con Privalia por un monto que el mercado situó en unos 500 millones de euros; la norteamericana Take-Two adquirió la empresa de videojuegos Social Point por unos 230 millones y el gigante japonés Softbank se fijó en Beabloo, entre otras. Esas empresas, y muchas otras del sector del comercio electrónico, fintech o biotech, han hecho de la capital catalana un escaparate para las grandes corporaciones. "La llegada de estas empresas es la constatación de que el éxito de Barcelona pasa por ser una ciudad que sea capaz de crear y retener talento, que se ha convertido en el petróleo del siglo XXI. Y para eso debemos seguir haciendo los deberes y poner fácil a la gente que venga a la ciudad: que la fiscalidad y la burocracia no sean un problema, que el inglés sea una lengua vehicular más... Si somos capaces de hacerlo, nos convertiremos en un auténtico hub", sostiene el consejero delegado de Barcelona Global, Mateu Hernández.

Pepe Agell, de Chartboost, abrió su primera sede europea en Ámsterdam. Lo hizo por la posibilidad de captar buenos profesionales y por las conexiones internacionales de la ciudad con San Francisco. Hoy Barcelona tiene dos aerolíneas (Norwegian y Level) que cubren esa ruta. Y afirma que tiene buenos ingenieros y un marco de flexibilidad laboral y empresarial que le ha permitido montar su equipo en el Pier 01. "En San Francisco hay una enorme competencia por el talento, por lo que las empresas cada vez miran hacia otros sitios para captarlo", explica Agell. Una de las últimas empresas en llegar a la ciudad es la argentina Satellogic, que se dedica al diseño de nanosatélites del espacio con los que captar datos que sean útiles para la agricultura, la industria petrolera o los Gobiernos. "Tenemos sedes en Buenos Aires y Tel Aviv, pero Barcelona nos parecía interesante por el talento, para desarrollar cuestiones de algoritmos e inteligencia artificial", explica el fundador de la empresa, Emiliano Kargieman. Esta compañía espera tener 100 empleados en Barcelona en un año.

Xavier Monsó, presidente del 22@ Network, opina que la capital catalana tiene el talento que las empresas buscan. Y además, el ecosistema de pequeñas empresas tecnológicas tiene como referencia el 22@, el distrito desarrollado en las antiguas zonas industriales del Poblenou y en el que ya trabajan 90.000 personas, con espacio para llegar a 150.000. "Si en Silicon Valley las startups nacieron en garajes, aquí lo hacen en las antiguas fábricas", resume Monsó. Hoy muchos de estos espacios se están reconvirtiendo en espacios de coworking, laboratorios o centros de investigación. El director del salón 4YFN de la Mobile World Capital, Esteban Redolfi, considera que Barcelona ya ha dado el salto de la pubertad a la madurez. "Antes teníamos empresas sobre todo de e-commerce o videojuegos. Ahora estamos ocupando todos esos nichos en los que no estábamos", sostiene.

Si de algo ha adolecido la ciudad es de la falta del capital riesgo que abunda en Silicon Valley o Londres. "Europa siempre irá coja en inversión. Pero también es cierto que el dinero viaja mucho más que antes y los fondos no tienen miedo a romper las fronteras. Tenemos la ventaja de que hemos hallado otras fórmulas. No todo son las aceleradoras. En Barcelona hay grandes corporaciones que están dispuestas a trabajar, comprar o ser clientes de startups. Y ya sea con la fórmula que sea, esas alianzas están dando resultados", añade. La llegada de Facebook a la Torre Glòries o el refuerzo de Nestlé de su centro en Esplugues de Llobregat animan esta idea. A pesar de los puestos de trabajo que crearán estas empresas (unos 500 solo en la subcontrata de Facebook) los sueldos, que parten de 24.000 euros brutos anuales, están por debajo del que ofrecen empresas tecnológicas en otros países. El riesgo, según han alertado los sindicatos, es que Barcelona se sitúe como una ciudad tecnológica pero también low cost.

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