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OPINIÓN
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El Banco de España no es una farmacia

El nuevo gobernador debe ser potente, independiente y sabio en política monetaria

Xavier Vidal-Folch
Sede del Banco de España, en Madrid.
Sede del Banco de España, en Madrid.

Carta a los Reyes Magos. Nombren a un nuevo gobernador del Banco de España (BdeE) que sea independiente, de personalidad enérgica, hábil. Sobre todo, que sea un experto, un fuera de serie en el núcleo primordial de la actividad tanto del BdeE como de su hermano federal mayor, el Banco Central Europeo (BCE): la política monetaria.

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Independiente no significa que no tenga ideas propias, ni que carezca de simpatías ideológicas. Sino que prime los criterios económicos y profesionales y que no esté sometido a ninguna agenda privada. Y por tanto, mejor que no haya tenido historial político, ni de banquero privado. Esta condición clave está inserta en los estatutos de ambas instituciones. Varios candidatos aireados la incumplen.

De personalidad enérgica, pues le absorberán dos tareas fundamentales. Una, recuperar el prestigio del Banco de España, sometido a prueba por las interferencias del Gobierno. Sobre todo, cuando el rescate bancario, y que solo triunfó en la medida en que obedeció las pautas del Memorandum of Understanding de 2012, milimetrado desde Bruselas, con el apoyo de las palabras mágicas de Mario Draghi ("haré todo lo necesario para salvar al euro…"). La otra es ejercer capacidad de influencia entre sus pares, trabar alianzas, convencerles de que su estrategia es la mejor (sobre todo ante el probable retorno de los talibanes). Nada de estar ahí para calentar la silla.

Para lograrlo es evidente que se necesita habilidad, capacidad de convicción: y cuando se trata de asuntos tan técnicos solo se convence si los argumentos propios figuran entre los técnicamente mejores. La experiencia en puestos en la sombra o meramente de confianza del jefe es un activo menor. Y la vinculación personal al próximo vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, puede ser más bien una desventaja, en tanto que este deberá priorizar la defensa de las posiciones de Fráncfort, mientras que al BdeE le corresponde impulsar los intereses monetarios de España (en tipos de interés, políticas expansivas….) que no tienen por qué coincidir al detalle con aquellas, sobre todo si acaban apartándose de la estrategia actual, tan positiva para el Sur de Europa.

Hasta tal punto es decisiva la capacidad técnica individual en política monetaria que la influencia de esta cotiza a veces por encima del tamaño de la institución que uno representa. Casos como el de Stanley Fischer en el Banco de Israel, o como el de Philip Lane en el Banco de Irlanda son paradigmáticos. Ambos ilustran que la dimensión de la política monetaria es universal, global, sin fronteras y que es en este ámbito y no desde la pequeñez provinciana donde se libran los pulsos decisivos.

Por todo eso resulta preocupante que se voceen tan intensamente candidaturas tan exotéricas del lobby Guindos como su exsecretario de Estado Íñigo Fernández de Mesa (exLehman, precisamente con Guindos, y actual directivo de Rothschild) y la exjefa de gabinete del exministro, exasesora del PP en el Congreso, y doctora en Farmacia, aunque también técnica comercial, Rosa Sánchez-Yebra.

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