_
_
_
_
COYUNTURA ECONÓMICA
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Menor impulso externo

La economía europea, el turismo y el petróleo plantean nuevos desafíos

Raymond Torres

Los datos conocidos estos días apuntan al mantenimiento de un vigoroso crecimiento en lo que va de año. Durante el primer trimestre, la economía española se expandió a un ritmo anual del 2,9% y el empleo avanzó un 2,4%. Sin embargo, estas cifras apuntan a una leve desaceleración con respecto a trimestres anteriores (el crecimiento anual del PIB retrocede dos décimas y el del número de ocupados lo hace en tres décimas). Esto se debe en buena parte a un entorno internacional menos favorable para la economía española.

Europa, que es nuestro principal mercado, da señales de ralentización, como reconoció el propio Mario Draghi tras la reunión del consejo del BCE del pasado jueves. La apreciación del euro perjudica a las empresas europeas más internacionalizadas, sobre todo en países con problemas de competitividad como Italia. El crecimiento se modera en Francia, principal cliente de las empresas españolas. Asimismo, en Alemania, la expansión camina hacia el pleno empleo y algunos sectores se topan con la escasez de mano de obra: la tasa de paro, del 3,5%, es la más baja desde la reunificación. Y el clima de los negocios se resiente por la amenaza de sanciones comerciales, ante el polémico superávit externo con EE UU.

Todo ello se refleja en las exportaciones españolas hacia la zona euro. Estas aumentaron a un ritmo anual inferior al 2% durante los dos primeros meses del año, lejos de las cifras récord de crecimiento registradas durante el pasado trienio.

Empleo

Según la Encuesta de Población Activa, el número de ocupados disminuyó en 124,100 personas durante el primer trimestre, la mayor contracción registrada en un primer trimestre desde el 2015. En comparación con el mismo periodo de 2017, el empleo aumenta en 435,900 personas, es decir, un 2,4% en ritmo anual. Esta evolución también traduce una ralentización respecto a trimestres anteriores. El porcentaje de personas en edad de trabajar (grupo de 16 a 64 años) que tienen empleo es el 62,1%, cinco puntos menos que la media europea. Faltan 1,5 millones de empleos para alcanzar la media europea.

El maná del turismo extranjero también empieza a dar señales de moderación. Hasta febrero, la entrada de visitantes aumentó un 4% y prolonga la desaceleración iniciada en octubre pasado. En las zonas más frecuentadas como las islas Baleares y Barcelona se percibe una cierta saturación. A eso se añade el desvío de turistas hacia destinos alternativos como Egipto, Túnez y Turquía, que recuperan atractivo, fruto de un clima político y de seguridad menos adverso que en temporadas anteriores.

El encarecimiento del petróleo, que no parece dar tregua, es otro factor que pesa sobre la coyuntura. La cotización del barril de Brent roza los 75 dólares, frente a los 50 registrados de media durante la primera mitad de 2017. A las tensiones en Oriente Próximo se añade un cambio de estrategia de varios países productores, por lo que la tendencia alcista parece difícil de revertir. Otras materias primas importadas como el gas y los metales también se han encarecido.

Esto último contribuye a erosionar el poder adquisitivo de las familias e incide sobre el consumo y la inversión. Se estima que un incremento de 10 dólares en el precio del crudo a partir de su nivel actual elevaría la inflación en medio punto y reduciría la tasa de crecimiento en una décima.

Finalmente, los mercados han revisado al alza las expectativas de inflación y exigen una rentabilidad más elevada para sus inversiones en deuda pública. El tipo de interés del bono estadounidense a 10 años supera el 3%, casi un punto por encima del mínimo alcanzado el año pasado. También repunta la rentabilidad del bono alemán, que se aproxima al 0,6%, frente a valores prácticamente nulos o incluso negativos hasta fechas recientes. La elevación del coste de financiación no se ha extendido a la deuda española. La reducción de la prima de riesgo ha llegado a tiempo para compensar la presión alcista de los mercados internacionales. Sin embargo, los tipos acabarán siguiendo la senda observada en los países de referencia.

Con todo, el contexto internacional es todavía positivo. Prueba de ello, el FMI prevé un crecimiento mundial cercano al 4%, tanto este año como el que viene, pero la tendencia es menos propicia para la economía española. Los vientos externos que habían impulsado la recuperación soplan con menos fuerza.

Raymond Torres es director de coyuntura y análisis internacional de Funcas. En Twitter, @RaymondTorres_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_