México creció un 2% en 2017, una décima menos de lo anunciado
En el primer año de Trump en la Casa Blanca el país latinoamericano se expandió a su tasa más baja en cuatro ejercicios
La economía mexicana creció en 2017 ligeramente menos de lo publicado originalmente. La oficina estadística del país norteamericano ha revisado este viernes ligeramente a la baja la tasa de expansión de la segunda mayor economía de América Latina: del 2,1% al 2%. La cifra da pie dos lecturas. La positiva: que México superó el primer año de Donald Trump en la presidencia de Estados Unidos mejor de lo que preveían la mayoría de analistas. La negativa: que el año pasado el país norteamericano creció a su menor ritmo en cuatro años. En términos desestacionalizados —descontando que 2016, año sobre el que se establece la comparativa, fue bisiesto—, la economía mexicana creció un 2,3% en 2017.
La revisión a la baja tiene origen en un debilitamiento generalizado de la economía mexicana en los tres últimos meses del año, en el que el PIB creció a una tasa interanual del 1,5% frente al 1,8% que arrojaba el dato preliminar publicado hace tres semanas. Por sectores, entre octubre y diciembre la agricultura y ganadería creció un 4,1% y los servicios repuntaron un 2,3%, mientras que el sector secundario (industria y actividades extractivas) retrocedió un punto porcentual respecto al mismo periodo del año anterior por la menor actividad petrolera. Pese a la revisión a la baja —provocada por un cúmulo de factores entre los que destacan el daño de la inflación sobre el poder adquisitivo y el endurecimiento de la política monetaria— el cuarto fue por mucho el mejor trimestre de 2017 después de que la incertidumbre comercial lastrase los dos primeros y el efecto de los terremotos y huracanes golpease al crecimiento en el tercero.
La variación entre la estimación inicial y el dato final, apunta el analista independiente Jonathan Heath, tiene que ver con que la primera lectura está basada en "información incompleta": el 20% del mismo es estimado. Y en esa parte ha estado la diferencia. "El método, no obstante, es bastante acertado y las diferencias suelen de ser, como máximo, de una décima", agrega Heath.
El debilitamiento de la economía el año pasado tiene que ver sobre todo, según el ex economista principal de HSBC para América Latina, con el estancamiento de la inversión privada: "Venía creciendo en años anteriores y se estancó completamente en 2017". El principal factor de este frenazo, siempre según Heath, son las dudas alrededor de la negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) y de la relación bilateral entre México y EE UU tras el aterrizaje de Trump en la Casa Blanca.
"En la primera mitad de 2018, la inversión del sector privado seguirá estancada en tanto siga la incertidumbre, mientras que a mediados de año [tras las elecciones presidenciales mexicanas y, previsiblemente, con alguna certeza más sobre el mayor pacto comercial del planeta] podría empezar a cambiar", completa Heath. Por su parte, el gasto público seguirá la trayectoria opuesta: "un mejor primer semestre y un peor segundo semestre, por las elecciones". En año electoral, el Gobierno federal tiende a gastar más hasta la cita con las urnas, para tratar de arañar votos.
La mayoría de organismos internacionales (FMI, OCDE, Banco Mundial) y bancos y casas de análisis mexicanas sitúan el crecimiento del país norteamericano en 2018 una horquilla de entre el 2% y el 2,3%. El segundo banco mexicano por activos, Citibanamex, que se sitúa en la parte alta del rango, prefiere ver el vaso medio lleno tras la publicación del dato definitivo de 2017. "Aunque los resultados son menores a los preliminares, confirman que la actividad económica se recuperó a un ritmo razonable en el cuarto trimestre después del impacto negativo que los desastres naturales tuvieron sobre la producción en el trimestre previo", subraya el coordinador de análisis de la entidad, Eduardo González, en una nota para clientes. Para el año en curso, Citibanamex espera una "mejoría" de la actividad económica respaldada por la demanda externa y el consumo privado, que se irá deshaciendo poco a poco del lastre de la inflación.
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