La guerra negra del carbón
Iberdrola ha desatado la pelea por la descabonización con el Gobierno aprovechando la celebración de la Cumbre del Clima
De repente conflicto en (o por) el carbón. Iberdrola ha anunciado que ha pedido autorización para cerrar las dos últimas centrales térmicas alimentadas con carbón que le quedan y ha armado la de san Quintín. Una está en Lada (Asturias) y la otra, en Velilla (Palencia), localidades que, dicho sea de paso, han recibido la decisión como un mazazo para el futuro de su economía. Pocos sabían que a la eléctrica le quedaban solo dos centrales de carbón después de haber cerrado hasta 15 en todo el mundo, entre ellos las macrocentrales de Cockenzie y Longannet en el Reino Unido.
Pero eso es lo de menos. La cuestión está en que ha levantado una polvareda enorme, casi un terremoto, porque ha coincidido (quizá, intencionadamente) con la Cumbre del Clima de Bonn (COP23) en la que ha participado el presidente de la empresa, Ignacio Sánchez Galán, y ha pedido que toda la industria siga su ejemplo. Y porque, en seguida, el Ministerio de Energía respondió con la publicación de una orden ministerial en la que condiciona el cierre de las plantas (las de carbón y el resto) a que no haya problemas de suministro, no incida en el precio y no afecte al medioambiente. Todo apunta a que el ministro Álvaro Nadal va a tener que fajarse en sede parlamentaria. Mientras tanto, los grupos políticos se preparan para la lucha.
Por lo tanto, pelea a la vista, y enconada, en la que se han producido alianzas tan extrañas como la de algunos grupos ecologistas con la compañía de Galán. Es decir, dando la razón a la empresa y a las otras que, como Endesa, ya decidieron anteriormente el cierre de sus plantas de carbón. Y recordando la batería de decisiones de distintos países para la descarbonización.
Estos ataques han tomado más cuerpo por el hecho de que España no figura entre que forman parte de la Alianza Global para eliminar el carbón, que se presentó el jueves en la citada cumbrede Bonn y que reúne Gobiernos, empresas y organizaciones de 25 países o regiones, por la alarma que supone que haya aumentado el uso después de tres años estancadas. La ausencia de España ha derivado en descalificaciones desde las organizaciones que piden que el Gobienro apueste de una vez por las renovables y se haga una transición en las comarcas mineras, para las que el Gobienro aprobó el vierne una convocatoria para solicitar ayudas para cubrir los costes de restauración medioambiental del espacio natual derivados del cierre de explotaciones mineras.
Iberdrola ha desatado la pelea por la descabonización con el Gobierno aprovechando la celebración de la Cumbre del Clima
...Mientras tanto, los grupos políticos se prerparan para la lucha
La UE promulgó la directiva de emisiones industriales (entre 1996 y 2010), que controla y reduce el impacto de las emisiones y establece valores contaminantes en función de las mejoras técnicas disponibles; estableció el comercio de derechos de emisión (2005) y, más recientemente, el paquete de Energía Limpia (2016), que propone un límite de 550 gramos de CO2 por kWh para poder participar en mecanismos de capacidad.
Un repaso a lo que está pasando por Europa permite observar que hay para todos los gustos. Alemania mantiene la producción y el consumo y no tiene decisión concreta; pero las negociaciones para formar Gobierno entre la coalición Jamaica (democristianos, verdes y liberales) pueden trastocar todo. En ese sentido, los verdes rechazan un acuerdo de compromiso para cerrar 10 centrales de carbón (3.000-5.000 megavatios) más antiguas del parque alemán y reclaman el cierre de las 20 más antiguas (entre 8.000 y 10.000 MW) y el abandono total del carbón en 2030. En su día, Alemania introdujo la llamada “reserva climática”, lo que supone que para 2023 debería cerrar determinadas centrales de lignito con una potencia de 2.300 MW. Las centrales que se incluyen en esta reserva quedan fuera del mercado, ya que son actividas por el operador del mercado en caso de escasez y reciben un pago a cambio de no producir y finalmente cerrar. Es decir, cobrar por cerrar.
Francia ha anunciado que cierra en 2022, lo que significa que irá reduciendo la combustión de carbón para generar electricidad; en Italia, el Gobierno ha anunciado el abandono del carbón (8.000 MW) en 2025; en Bélgica el abandono del carbón se ha producido con decisiones de cierre individuales que terminaron en 2016. En Holanda, el Gobierno fijó el abandono del carbón en 2030, lo que supone un cierre del 23% de su capacidad (5.860 MW). Finlandia ha dicho que lo abandonará en 2030 terminado un proceso que empezó en 2003. En el Reino Unido, el Gobierno anunció la restricción del uso del carbón y el cierre en 2025 llevando a cerrar más de 16.000 MW desde 2011. En Austria, la asociación de la industria energética ha anunciado el cierre en 2025 de las tres centrales de carbón. En Portugal también será en 2030...
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