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La cruz de la gran papelera chilena

CMPC, uno de los mayores fabricantes de celulosa de América Latina, intenta resurgir tras ser condenada por prácticas anticompetitivas

CMPC cuenta con 40 fábricas de celulosa y papel en ocho países.
CMPC cuenta con 40 fábricas de celulosa y papel en ocho países.

En Chile, donde fue fundada en 1920 para producir papel en una fábrica cerca de la capital, a la empresa CMPC todos la llaman La Papelera. Pero el nombre coloquial ya no da cuenta de la magnitud de la compañía, que se ha convertido en uno de los mayores grupos de la industria forestal de América Latina, con 626.000 hectáreas de plantaciones en Chile, Argentina y Brasil, más de 40 fábricas de celulosa y papel distribuidas en ocho países y marcas propias de productos de papel tisú, como Elite y Confort, que son líderes en varios mercados de la región. Controlada en un 55% por el Grupo Matte, uno de los más importantes de Chile, la empresa emplea a más de 17.000 personas y en 2016 realizó ventas por el valor de 4.866 millones de dólares.

En los últimos años, La Papelera ha estado en boca de todos en Chile. Pero no por sus buenas noticias, como la puesta en marcha de una nueva planta en Brasil para fabricar pulpa de celulosa, una inversión que la ha posicionado como el tercer jugador mundial en capacidad de producción. CMPC está en la picota desde que, en 2015, se conoció su participación en un cartel en el que la empresa y su competidora SCA (la sueca Svenska Cellulosa Aktiebolaget) se asignaban cuotas de participación de mercado y fijaban los precios de venta de sus productos de papel tisú, como papel higiénico, servilletas y pañuelos.

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Las actividades de “la mafia del papel higiénico”, como la llamaron los más críticos, se extendieron durante más de una década, de 2000 hasta por lo menos 2011. Por la duración y el tipo de mercado afectado —las empresas involucradas representan el 90% de las ventas de un producto con casi nula sustitución—, el caso se convirtió en una de las prácticas anticompetitivas más graves de la historia de Chile y fue un duro revés para la imagen de la compañía, líder del sector chileno del tisú con las marcas Confort y Nova.

Aunque aún está pendiente la resolución judicial, la Fiscalía Nacional Económica, que inició la investigación a finales de 2014, solicitó que no se aplicara una sanción económica a CMPC por haber sido el primer involucrado en acogerse a la “delación compensada” (una figura similar a la del arrepentido), en marzo de 2015. El año pasado, sin embargo, la empresa llegó a un acuerdo con las organizaciones de consumidores por el cual se comprometió a pagar unos 150 millones de dólares como restitución a los afectados por los montantes cobrados indebidamente. En la empresa aseguran que han hecho todo lo posible para que situaciones “tan graves y dolorosas” no se repitan. “Modificamos el gobierno corporativo, renovamos la mayor parte de la plana ejecutiva, creamos nuevos mecanismos de control interno y seguimos capacitando y reforzando los temas de competencia en todos nuestros colaboradores”, afirma Luis Felipe Gazitúa, presidente del directorio de CMPC.

La devolución a los consumidores fue una de las razones por las que la empresa registró pérdidas de 18 millones de dólares en 2016. Pero detrás de los números rojos hubo otros factores que escapan a su control. “El Ebitda alcanzó los 966 millones de dólares, un 12% inferior al registrado el año anterior, principalmente por menores precios de celulosa de fibra corta y de fibra larga”, explicó la compañía en la presentación de sus resultados. Asimismo, la apreciación del peso chileno y el real brasileño frente al dólar ocasionó una pérdida por diferencias de cambio de 44 millones de dólares. Desde Chile y Brasil la compañía exporta toda su producción de celulosa, una unidad de negocio que representa el 45% de las ventas.

En 2017, CMPC recibió golpes duros en otros frentes. Los incendios que azotaron el sur de Chile durante el verano austral afectaron unas 19.000 hectáreas de plantaciones de la compañía, lo que se tradujo en una carga negativa de 41 millones de dólares en los resultados del primer trimestre. La subsidiaria que lidera la unidad de negocio forestal, Mininco, gestiona un patrimonio de 468.000 hectáreas en Chile, 100.000 en Brasil y 58.000 en Argentina. La madera, principalmente de pino y eucalipto, se destina mayoritariamente a abastecer las plantas industriales de la empresa.

Más dificultades

En agosto, una dificultad inesperada empeoró las previsiones de producción de pulpa de celulosa de CMPC. La empresa anunció la paralización por tres meses de una de sus dos plantas brasileñas a causa de la avería de una caldera, con una pérdida económica estimada en 200 millones de dólares por los costes asociados a la reparación y la merma que anticipan en las ventas. Tras el anuncio, la calificadora de riesgo Standard & Poors (S&P) bajó las perspectivas de la empresa de “estable” a “negativa” (aunque sin modificar su calificación de “BBB-”) por las dificultades que tendrá la empresa para reducir su apalancamiento en el nuevo escenario. Las 400.000 toneladas que, en el cálculo de S&P, dejará de producir La Papelera representan alrededor del 13% de las ventas de celulosa a terceros, precisó la calificadora en un informe.

En la empresa son optimistas con respecto al precio de la celulosa, que hace un año estaba por debajo de los 500 dólares la tonelada y ahora supera los 600 para el caso de la pulpa de fibra corta (a base de eucalipto), el tipo que produce CMPC mayoritariamente. El mercado mundial de esa materia prima es una variable clave para el negocio, pero la gran diversificación de la compañía en industrias con mayor valor agregado la hace menos vulnerable a las caídas de precios.

Las cifras de un grupo con historia

La empresa tiene una capacidad de producción de cuatro millones de toneladas métricas de celulosa y 121.000 toneladas de diferentes tipos de papeles y gramajes.

Del total de celulosa producida, unas 450.000 toneladas, se venden a empresas subsidiarias y el resto se exporta desde Chile y Brasil a más de 250 clientes en Asia, América, Europa y Oceanía.

CMPC posee 626.000 hectáreas de plantaciones, principalmente de pinos y eucaliptus, distribuidas entre Chile, Brasil y Argentina.

Con marcas propias, la empresa lidera el segmento del papel tisú en cuatro países (Chile, Argentina, Uruguay y Perú) y es el tercer o cuarto operador en otros 4 (Brasil, México, Colombia y Ecuador).

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