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Los inspectores dicen que el Banco de España tenía herramientas para haber evitado la crisis

Pedro Luis Sánchez, presidente de la Asociación, afirma en el Congreso que la nueva supervisión europea "conduce a un desastre todavía mayor del que hemos conocido"

Íñigo de Barrón
Sede del Banco de España, en Madrid.
Sede del Banco de España, en Madrid.

El presidente de la Asociación de Inspectores del Banco de España, Pedro Luis Sánchez Ruiz, ha negado todas las afirmaciones realizadas hasta ahora en la Comisión de Investigación de la crisis financiera del Congreso por los altos responsables del organismo supervisor. "No es cierto que no se pudiera haber hecho más ni que no se podía haber sido más eficaz para evitar la crisis de las entidades. No es cierto que no había soporte jurídico para atajar los problemas, aunque era mejorable, pero todo aquello no tenía que haber sucedido, al menos con tanta virulencia y el encargado de evitarlo era el Banco de España". Además, auguró que "la tendencia actual de legislación supervisora europea conduce a un desastre todavía mayor del que hemos conocido".

Pedro Luis Sánchez, que acudió a petición de Unidos Podemos, ha rebatido todos los argumentos del exgobernador, Jaime Caruana, y del exsubgobernador, José Viñals. También contradijo buena parte de la defensa del actual gobernador, Luis Linde, aunque este sí admitió algunos errores de sus antecesores.

Durante hora y media de intervención, Sánchez desgranó una larga lista de errores, reproches, e incluso sospechas de irregularidades en los procedimientos sobre la constitución y el rescate de Bankia. Afirmó que salió a Bolsa con una provisiones que entre los supervisores se denominaban, "pintadas" de 6.913 millones, que cuestionó que pudieran constituirse "en solo tres meses. Ningún otro banco del mundo lo ha hecho en tan poco tiempo", afirmó.

Denunció que la Comisión Ejecutiva del Banco de España permitiera repartir un bonus de 100 millones a los gestores de las siete cajas de ahorros que formaron BFA-Bankia "porque las pérdidas se cargaron contra el patrimonio y no contra la cuenta de resultados, como está regulado. Además, esta autorización se hizo en contra del dictamen de la Dirección General de Regulación, que se manifestó en contra". Según este inspector, se decidió cargar las pérdidas contra patrimonio, "algo que luego debilitó la entidad, para evitar que la situación de la entidad requiriera ayudas de Estado". También desmintió otro argumento de todos los mandos del Banco de España que han pasado por esta comisión: "La segunda recesión de julio de 2011 no es la causa de la crisis de parte de las cajas. Otras entidades también la sufrieron y no quebraron. Sus problemas venían desde 2005 y la forma en la que concedieron los créditos".

Respecto a la constitución de los Sistemas Institucionales de Protección (SIP), conocidas como las fusiones frías que utilizaron las cajas desde 2009, el presidente de esta Asociación comentó que "estaban mal concebidos desde el principio y su resultado fue un auténtico desastre. Si se fusiona una entidad quebrada con otra 17 veces quebrada, el resultado solo puede ser una entidad peor. Eso es lo que ocurrió".

Sánchez aconsejó a los diputados que pidieran el informe de fusión de BFA-Bankia y de Bankia-BMN. "No digo que no existan, pero nosotros no los hemos visto, no nos consta que estén hechos". También recordó a los parlamentarios que deben ser muy precisos cuando pidan documentación al supervisor y comprobar lo que este les envía, "para evitar los filtros de los intermediarios porque cuando se ha requerido, en otras ocasiones, el Banco de España no la ha entregado en la primera ocasión".

Exigencias contra los bancos medianos

En el marco de las críticas a la supervisión, auguró que las actuales exigencias de capital "pueden poner en peligro la viabilidad de entidades pequeñas y medianas que ahora no tienen problemas de solvencia". Sobre la corriente dominadora en la supervisión europea y española, que aboga por las fusiones para tener bancos más grandes, Sánchez dijo que "va contra el sentido común. Los bancos más grandes suponen riesgos más grandes para el sistema".

El máximo responsable de la Asociación, que dijo representar al 80% de los inspectores, afirmó que no trata de socavar el prestigio del Banco de España, "sino que es una crítica a los gestores, que se esconden detrás de la institución. Dibujó un panorama en el que el supervisor fue dócil ante la presión de los banqueros minimizando las provisiones anticíclicas "porque restan beneficios a la cuenta", apuntó que la Sareb, o banco malo, "es preocupante porque no hay suficiente transparencia con la venta de activos que realiza" y habló de una "supervisión en la sombra". Con este término se refirió a unos informes que se realizan en el Banco de España "cuyo contenido está prohibido comentar con otros inspectores ni entregados por escrito a las entidades. Es una supervisión en la sombra porque sus criterios no son homogéneos".

Tras las preguntas de todos los portavoces de los partidos, compareció Juan Ramón Quintás, expresidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA). En el repaso de la crisis, este directivo ha recordado las palabras de Luis de Guindos, ministro de Economía, cuando dijo que la salida a Bolsa de Bankia fue "un acto político" en el que "los supervisores miraron para otro lado". "Deben preguntar a Guindos lo que pasó, yo no sé pero si fue así, estaríamos ante una de las más graves responsabilidades incurridas en la gestión de la crisis y supone prevaricación", acusó.

Repasó las medidas legales que surgieron en la crisis, pero recordó que la CECA no tenía ningún poder ni capacidad de influencia si no conseguía unanimidad en su consejo, "algo que era muy difícil y que no se consiguió cuando llegó la reforma de las cajas. No logré unificar criterios en este tema".

No solo las cajas tuvieron la culpa

"En la crisis, nosotros tuvimos una gran parte de la culpa, pero nosotros no hicimos las leyes a las que las cajas se tuvieron que adaptar", apuntó en otro momento. "La falta de solvencia era el cáncer del sector", apuntó, y dibujó un panorama en el que el legislador cambió las normas para convertir las cajas en bancos y "para jibarizarlas". "Más que aspirar a reformar el sector, a lo que estaba llamada la reforma legal era a la conversión en bancos, no solo las cajas contaminadas por la crisis, sino también de las que habían surcado sin sucumbir, incluyendo entre estas a la entidad que presentaba las mejores ratios de solvencia de todo el sistema financiero español", afirmó con rotundidad Quintás.

Como resumen, apuntó que "no era la naturaleza jurídica de las cajas, sino comportamientos de gestores que, en ausencia de sanciones ejemplarizantes que los reprimiesen, se extendieron peligrosamente por el sector al cobijo de la fuerte expansión económica. Porque, como dijo Luis Linde, gobernador del Banco de España, hubo cajas que no tuvieron ninguna necesidad de apoyo. La historia ofrece casi dos siglos de cajas sin que estas, hasta ahora, hubieran ocasionada problemas".

"Gigantesca expropiación"

"Fue una gigantesca expropiación a la sociedad española". Así definió la reforma de las cajas que supuso convertirlas en bancos y acabar con su labor social, a través de la obra social. "La sociedad era la que recibía esa labor y, poco a poco, sin debate en las cámaras, se hizo la reforma", afirmó. "Es cierto que las cajas estaban enfermas, pero si finalmente murieron es porque se optó por dejar que falleciesen o, mejor dicho, por ejecutarlas en lo que el profesor José Félix Tezanos calificó como economicidio", concluyó.

Quintás recordó sus palabras en marzo de 2009 en las que avisó en el mismo Congreso, en la Comisión de Economía, que dijo: "Estamos ante una crisis de una envergadura no conocida en ochenta años y lo que estamos haciendo no está a la altura de esa crisis". Y también alertó de la necesidad de tomar medidas con urgencia "porque la ventana de oportunidad", la toma inyección de dinero público, "se cerraría cuando los grandes bancos europeos hubieran superado estas dificultades. Así ocurrió. Se actuó tarde y una vez más, en España ganaron los sepultureros".

"La causa de las crisis es la politización del sector, que arranca desde la LORCA, luego los gestores que actuaron mal, así como los reguladores y supervisores, que son cooperadores necesarios en este panorama; la crisis global fue el catalizador, pero no la causa", resumió al final de su exposición. Y añadió que si se hubieran dejado sus órganos de gobierno "libres de las interferencias políticas hace ya muchos años y no limitarse a retoques regulatorios, buena parte de los devastadores efectos nos los hubiéramos ahorrado".

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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