Trump sigue sin detallar su plan para modernizar las infraestructuras
El caos político por la trama rusa nubla la visión del presidente para impulsar el crecimiento económico y el empleo
Donald Trump puso la modernización de las infraestructuras como una de las prioridades de su programa electoral para impulsar la economía y la creación de empleo. Pintó un futuro resplandeciente. Siete meses después de la victoria electoral, el presidente sigue sin tener definido un plan concreto para reconstruir carreteras, puentes, embalses, aeropuertos y puentes obsoletos.
El empresario convertido a político dedicó toda la semana a presentar su visión para “restaurar” las infraestructuras. “Ni si quiera somos capaces de reparar las viejas autopistas”, lamentó este viernes en un acto en el Departamento de Transporte. Pero más allá de las generalidades ya conocidas del “América por delante”, la Casa Blanca debe aún detallar en una propuesta como piensa proceder.
Trump se limitó a repetir que su visión permitirá movilizar un billón de dólares en inversiones e indicó que los proyectos que se aprueben usarán poco dinero público. El presidente reiteró que así se liberará crecimiento económico. Pero aunque la modernización de las infraestructuras es urgente, el gran reto es que sea capaz de generar el apoyo necesario para que pueda prosperar.
El esfuerzo de Trump para vender su agenda económica se está viendo, además, completamente eclipsado por la investigación sobre la interferencia rusa en las pasadas elecciones presidenciales y, en particular, por el escrutinio público a raíz del cese de James Comey como director del FBI. El plan de infraestructuras, además, depende de cómo prosperen antes la reforma sanitaria y la fiscal.
El presidente tendrá, después, una doble dificultad al sacar adelante su iniciativa. Por un lado, debe contar con el respaldo del Congreso para que le autorice a movilizar los fondos públicos. Ahí el precio de la colaboración demócrata es cada vez más alto. En paralelo, debe convencer a las empresas para que hagan su aportación y garantizarles que estos proyectos no serán un fardo.
Agilizar los trámites
La única iniciativa concreta de esta puesta en escena fue el anuncio, el lunes, de que va a privatizar la gestión del control del tráfico aéreo. Es una batalla que inicio el demócrata Bill Clinton hace dos décadas. La idea pasa por transferir el sistema a una entidad no gubernamental y sin ánimo de lucro, que será autosuficiente en la financiación. Es un modelo similar al de otros países, como Canadá.
El miércoles, en víspera de la audiencia de Comey en el Capitolio, viajó a Cincinnati para a los pies del río Ohio, uno de las grandes vías fluviales del país para el transporte de materia prima, hablar de su intención de reducir la regulación y la burocracia. Así quiere lograr agilizar el proceso de concesión de permisos para “construir las carreteras, los túneles y puentes de la nueva América”.
Trump volvió a insistir este viernes en ese punto. “El coste de los retrasos es enorme para las empresas y muchos proyectos se pierden por el camino”, afirmó mientras cogía dos clasificadores para mostrar el papeleo administrativo, “cómo un país puede prosperar así”. “Una cosa simple se complica demasiado. Es un sistema fallido”, reiteró, “me eligieron para actuar y resolver problemas”.
El presidente aprovechó los actos para cargar contra los demócratas, por bloquear su agenda económica. Es el mismo obstáculo que tuvo su predecesor, Barack Obama, con los republicanos, que le pararon cualquier iniciativa para estimular el crecimiento con fondos públicos. Su visión, además, se contradice con recortes que llevará a desmantelar programas de la era Obama.
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