Un tercio de las plantas de purines que generan energía deberán cerrar

El Ministerio de Industria prevé reducir de 25 a 15 años la vida útil de las 29 plantas de tratamiento de purines y residuos de explotaciones de porcino, que también funcionan como plantas de cogeneración de energía. Esto implica que las instalaciones de este tipo construidas antes de 2002 tendrán que cerrarse, lo que afecta a un tercio de ellas. Hay una compensación: una ligera mejora de las primas a la producción de energía que se habían rebajado drásticamente en 2014 con la reforma del ministro Soria y que, según fuentes de las empresas, pueden ser suficientes para mantener la actividad de un sector que invirtió unos 500 millones.

En la actualidad, la producción de purines se estima en 56 millones de metros cúbicos, de los que casi 50 se usan como abono. Pero donde hay más producción, esos vertidos son una amenaza de contaminación de los acuíferos.

Entre 2000 y 2009 se construyeron la casi totalidad de las 29 plantas. En dos casos, son propiedad de firmas ganaderas (Coren, en Galicia; y El Pozo, en Murcia); en el resto fueron promovidas por firmas energéticas (Unión Fenosa, Iberdrola, Siemens, Sener, Abengoa, Neolectra, EDP…).

La reforma energética de 2013 redujo las primas que recibían estas plantas de 313 millones al año a 152 millones. Esto provocó la práctica paralización de la mayor parte de las mismas. El Ministerio de Agricultura estableció de forma transitoria el pago de una ayuda directa para el transporte de los residuos de zonas con alto riesgo de contaminación a otras con mayores extensiones de terreno para su uso como fertilizantes. 

La Asociación de Empresas para el Desimpacto Ambiental, Adap, recurrió la reforma y el Tribunal Supremo dictó sentencia condenatoria contra la Administración en junio del pasado año dando un plazo de cuatro meses, ampliado en dos más, para modificar la regulación.