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El cubo de Rubik pierde su marca registrada en los tribunales europeos

El Tribunal de Justicia de la UE cree que al tener soluciones técnicas debe registrarse como patente

Un cubo de Rubik
Un cubo de RubikEFE
Álvaro Sánchez

El cubo de Rubik es un rompecabezas con 43 trillones de combinaciones posibles. Completarlo es objeto de esfuerzos en todo el planeta e incluso genera competencia: esta semana un holandés de 20 años batió el récord del mundo al resolverlo en solo 4,74 segundos superando, por 16 centésimas, una marca que duraba casi un año. Y es, también, motivo de controversia judicial. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha dictaminado este jueves que no se puede considerar que la forma del cubo de Rubik sea una marca, y su registro debe quedar anulado y efectuarse en la oficina de patentes. La decisión lleva la contraria al Tribunal General y a la oficina de propiedad intelectual europea, que habían respaldado su condición de marca comunitaria, y abre la puerta a que los competidores puedan replicar el producto sin incumplir la ley.

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Todo empezó cuando la empresa británica Seven Towns registró en 1999 en la oficina de propiedad intelectual la forma cúbica del juego en la categoría puzles tridimensionales para evitar imitaciones. Siete años después, la juguetera alemana Simba Toys pidió que se anulase la marca alegando que la capacidad de rotar es una solución técnica y, por tanto, no debía ser considerada una marca, dado que la legislación comunitaria busca evitar que una sola empresa pueda tener el monopolio sobre las características de uso de un producto. Ni la oficina de propiedad intelectual ni el Tribunal General consideraron que hubiera razones para anular la marca y rechazaron las razones de la juguetera alemana. Este último tribunal adujo que la solución técnica que caracteriza al cubo de Rubik no está vinculada a su forma, sino a un mecanismo interno invisible, por lo que podía seguir registrada como marca.

Este jueves, diez años después de la petición, el tribunal de la UE ha estimado lo contrario, y ha señalado en su sentencia que el Tribunal General debería haber examinado la capacidad de rotación de los pequeños cubos móviles coloreados que componen el cubo. El dictamen deja ahora la pelota en el tejado de la oficina europea de propiedad intelectual, que deberá adoptar una nueva resolución. La reacción de la empresa dueña del cubo de Rubik ha llegado en forma de comunicado. "Los jueces sientan un dañino precedente para las compañías que tratan de innovar y crear marcas sólidas", criticó su presidente, David Kremer.

Más allá de la batalla judicial, la popularidad del cubo de Rubik es innegable. Se calcula que el juego ha vendido 400 millones de copias desde que lo inventara hace 42 años el profesor de arquitectura húngaro Ernő Rubik. Y su negocio no decae: cada año se venden unas 10 millones de unidades. En los últimos tiempos ha habido encendidas discusiones sobre cuál es el menor número de movimientos necesario para completarlo. Los bandos se dividían básicamente en dos: los que defendían que era posible hacerlo en 26 movimientos y los partidarios de que con 20 pasos era suficiente. La solución llegó hace seis años, cuando un grupo de investigadores logró demostrar, en estrecha colaboración con Google, que 20 movimientos era suficiente. "El número de Dios", le llaman. Precisamente su movimiento, la posibilidad de rotar que tantos quebraderos de cabeza sigue creando de una esquina a otra del planeta, ha sido el argumento esgrimido por la justicia europea para defender que no debe aparecer en el registro de marcas.

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Sobre la firma

Álvaro Sánchez
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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