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Brasil teme que el mayor concurso de su historia contagie a otras empresas

La recesión, la alta inflación y los tipos de interés ponen en aprietos a las mayores compañías del país

La empresa brasileña de telecomunicaciones Oi ha presentado esta semana el mayor concurso de acreedores de la historia de Brasil tras admitir que no será capaz de pagar una deuda de más de 65.000 millones de reales (más de 17.000 millones de euros). Ahora, en medio de la fuerte recesión económica brasileña, otras grandes compañías del país temen seguir un camino similar debido a las dificultades para cumplir con sus compromisos financieros. Las agencias de calificación alertan de que hay otras grandes empresas con dificultades. El miedo al contagio se extiende por la primera economía de Latinoamérica.

Tienda de Oi en São Paulo (Brasil).
Tienda de Oi en São Paulo (Brasil).PAULO WHITAKER (REUTERS)

Las agencias de clasificación de riesgo Fitch o Moody's diagnosticaron este año más de una decena de empresas brasileñas con un alto riesgo de insolvencia. Las compañías recibieron notas del tipo CCC (por parte de Fitch) y Caa1 (por parte de Moody's), que advierten de posibilidades reales de impago. Entre las afectadas están grandes corporaciones como las siderúrgicas CSN y Usiminas, que sufren debido a la débil demanda interna de acero, la desaceleración de China y el exceso de oferta global, que limita las exportaciones, y a las que Moody's ha otorgado la nota Caa1. El deterioro de la economía brasileña también afecta a las grandes corporaciones españolas, con numerosos intereses en la primera economía de Latinoamérica.

Usiminas, que es actualmente la mayor productora de acero de América Latina, también sufre con el impacto de la devaluación del real, ya que casi un 50% de su deuda está en moneda extranjera, según la agencia de riesgo. La siderúrgica ha cerrado recientemente un acuerdo de renegociación de su deuda con bancos privados y con el banco de fomento de Brasil (BNDES, por sus siglas en portugués). Los apuros financieros de las empresas en el arranque de 2016 han batido récords. En los primeros cinco meses de este año, el número de solicitudes de concurso de acreedores fue casi el doble (un 95,1% más) que el registrado en el mismo período del año pasado, según un estudio de la empresa de datos financieros Serasa Experian. Las micro y pequeñas empresas fueron las que estuvieron al frente, con 433 solicitudes, seguidas por las medianas (198) y las grandes (124).

Las dificultades en la obtención de crédito, en medio de un escenario de recesión, afectan a la solvencia financiera de las empresas, que recurren a solicitar concursos de acreedores para evitar la quiebra definitiva, según los economistas de Serasa Experian.

Para Ricardo Caralho, directivo de Fitch, el número de empresas que están en riesgo de no poder pagar sus deudas es el mayor de la década, y la tendencia es que la situación financiera de las empresas se deteriore aún más. “Hay un empeoramiento del ambiente de negocios, una caída de la demanda, precio bajo de las materias primas, altos intereses y falta de perspectiva de inversiones”, explica. El año pasado, Fitch bajó cuatro notas por cada una que subió. Para 2016, estima que bajará 10 por cada mejora.

Problemas de Gol

Otra compañía que pasa por un momento turbulento es la aerolínea Gol. La compañía está en la categoría CCC (Fitch) y Caa1 (Moody's). Aunque actualmente es líder en Brasil en cuanto al número de pasajeros, la recesión, que ha afectado a la demanda, así como la fuerte subida del dólar, hizo que la empresa sufriese pérdidas de 3.500 millones de reales (unos 920 millones de euros) en 2015 y que la deuda del primer trimestre de 2016 llegase a 1.580 millones de euros. Este año, la aerolínea contrató a dos consultorías para que trabajasen estrategias que le generen mayor liquidez. Gol planea recortar destinos y retirar aviones de su flota.

Para el economista Alex Agostini, la fuerte caída del PIB, la alta inflación y elevado nivel de los tipos de interés no dejan ilesos a ninguno de los sectores de la economía brasileña, pero causa aún más daño a quienes ya estaban en números rojos. “Si una empresa ya tenía un nivel de endeudamiento grande, lo más probable es que este año tenga dificultades financieras gravísimas, así como problemas para cumplir con sus compromisos. La mayoría de los ingresos se han reducido y los gastos tienen costes elevados”, explica.

Agostini descarta la posibilidad de que el Ejecutivo ayude financieramente a las grandes empresas. “El Gobierno podría hablar con el banco de fomento de Brasil para renegociar la deuda, aumentar los plazos, cambiar normas, pero no aportar recursos ni dar más crédito. No sería factible en este momento de ajuste fiscal. Ni para Oi sería apropiado hacerlo, pues abriría un precedente en un momento económico muy difícil”, afirma.

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