Bruselas avisa a los socios europeos de que la liquidez “no es para siempre”
Advierte de que deben aprovechar los fondos del plan Juncker y la barra libre del BCE para hacer reformas
La ampliación del plan Juncker ha puesto al descubierto el temor de la Comisión Europea ante la caída de la inversión privada. El vicepresidente comunitario para Empleo, Crecimiento e Inversión, Jirky Katainen, ha reconocido este miércoles que aún hay mucho que hacer para garantizar las inversiones a largo plazo y que el plan Juncker, que espera movilizar 315.000 millones de euros hasta 2018, no es suficiente. “Es solo un tercio de las necesidades, el resto tiene que venir de canales normales, por eso subrayo la necesidad de hacer reformas para mejorar la competitividad”, advierte.
La Comisión pone el acento en la idoneidad del momento para hacer reformas estructurales: el BCE mantiene los tipos de interés en mínimos históricos, lo que facilita la liquidez y evita las turbulencias de momento. “Sin esas medidas, muchos estados miembros estarían bajo enormes presiones del mercado y sería muy difícil emprender reformas, pero no va a durar para siempre”, señala Katainen. El político finlandés ha ensalzado la evolución del plan Juncker en su primer año, en el que ha movilizado 100.000 millones de euros para facilitar el crédito a pymes y financiar proyectos en toda la UE.
Pero tal y como ha advertido, las inversiones no alcanzan todavía los niveles esperados, algo que achaca a la inestabilidad política —el BCE apuntó en un informe la semana pasada a España, Francia y Grecia como los países donde los riesgos políticos son mayores para la estabilidad económica—, la baja demanda, el temor de los inversores a un cambio de reglas en materia fiscal o a la baja competitividad que dificulta el rendimiento de las inversiones. “Hay mucha liquidez en el mercado y hay que preguntarse por qué no quieren invertir más”, se cuestiona Katainen.
Tal y como admite el vicepresidente, los recursos movilizados por Bruselas no pueden sustituir otras vías de financiación, y en un momento en que la banca tiende a reducir el riesgo, los Estados deben compaginar el uso de fondos europeos con otras medidas. “El plan no pretende ser el sustituto de reformas estructurales”, afirma.
La primera formación en reaccionar al positivo balance del primer año de vida del plan que hace Bruselas fueron Los Verdes. Su portavoz, Philippe Lamberts, defiende que el paquete de estímulo promovido por la Comisión carece de la potencia necesaria para reavivar una economía europea que no termina de arrancar. “No habrá recuperación milagrosa de la economía”, estiman. “Para eso habría que relajar las condiciones del Pacto de Estabilidad, algo que la Comisión y los Estados rechazan considerar”.
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