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Navantia se adjudica el mayor contrato de la década

El Ejército australiano firma con el astillero español un contrato por 430 millones

Dos empleados de Navantia.
Dos empleados de Navantia. Juan Carlos Toro

Ferrol, conocido como el Detroit gallego por su decadencia industrial (cerca del 35% de la población de la ciudad vive de las prestaciones sociales como consecuencia del desmantelamiento del sector naval) empezará a levantar cabeza bajo el balón de oxígeno de nuevos contratos internacionales. La Armada australiana ha adjudicado al astillero ferrolano de Navantia la obra de mayor importe económico en casi una década: 430 millones de euros para la construcción de dos buques de aprovisionamiento de combate. Un contrato, cerrado dos meses después de que la empresa pública española fuese incluida en la lista de licitadores preferentes del Ministerio de Defensa australiano, que garantiza carga de trabajo para cuatro años (tres millones de horas) y más de 3.000 empleos al astillero ferrolano, según ha asegurado a EL PAÍS el presidente del comité de empresa, Javier Galán.

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La adjudicación de estos buques supone una bocanada de aire para una comarca que desde los años 80, cuando España sacrificó los astilleros gallegos para ingresar en la Unión Europea, no ha hecho más que encadenar reconversiones que han asfixiado su antiguo potente sector industrial (los astilleros pasaron de emplear a 10.000 trabajadores a menos de 2.000 en tres décadas).

El golpe constante de esta crisis imparable ha desangrado a la ciudad, vinculada al sector naval y al Ejército, que en solo dos décadas ha perdido 20.000 habitantes (tiene ahora menos que en 1950); la mayor sangría poblacional de España superada solo por Cádiz, la provincia con más paro del Estado cuya economía depende igualmente de Navantia.

Cádiz empieza también a respirar. La reciente adjudicación de cuatro petroleros y un buque de acción marítima, junto a la firma de otros contratos y nuevos encargos por más de 13 millones de horas de trabajo, le proporcionan el oxígeno necesario. Si se confirman los pedidos anunciados, Navantia creará en el astillero andaluz 3.000 empleos, de los que 1.400 serán directos.

En Ferrol, la empresa pública había firmado su ultimo gran contrato naval con Australia en 2007. Ahora, el mismo país le da aire para un lustro más convertida en el principal cliente extranjero y motor de la recuperación económica del astillero.

La adjudicación para la construcción de los dos buques llega en un momento en el que la ciudad reclamaba con urgencia carga de trabajo ya que, tras la entrega prevista para este verano del flotel encargado por Pemex, Navantia se quedaba sin actividad hasta la construcción, prevista para 2018, del Buque de Acción Marítima para la Armada española.

La empresa, centrada ahora prácticamente en la reparación de gaseros y en la construcción de estructuras para parques eólicos marinos, a los que se suman encargos del Gobierno coincidiendo con épocas preelectorales, no ha conseguido generar prácticamente empleo. El comité de empresa sostiene que el buque de Pemex apenas ha generado trabajo para unas 350 personas.

A la vista de la nueva adjudicación, Galán ya anuncia que demandarán la creación de 1.000 puestos de trabajo para jóvenes ante la previsión de que la empresa mantenga "su política de subcontratos con empresas auxiliares y empleos en precario". El representante de los trabajadores sostiene que tras el Plan de Jubilación de 2005, el astillero "quedó mermado, con una plantilla reducida a la mitad que no llega a los 2.000 trabajadores, insuficientes para acometer incluso la tarea actual".

La noticia de la adjudicación definitiva del contrato íntegro del Ejército de Australia a la empresa española ha sido adelantada por varios medios de comunicación generando polémica en ese país. El Ministerio de Defensa australiano defendió la adjudicación asegurando que el coste será inferior al de la construcción en su país y los buques serán entregados antes de lo previsto, entre 2019 y 2020. Navantia ya había sido contratada en 2014 para realizar estudios para la futura fragata australiana que probaron la viabilidad de la plataforma F-100

En España, mientras la empresa rechaza pronunciarse apelando a las exigencias de confidencialidad, los trabajadores expresan su satisfacción por la consecución de un contrato que, sostienen, abrirá las puertas al despegue de la comarca de Ferrol. Galán afirma que si el Ministerio de Defensa español contrata definitivamente en 2018 la fragata F-110, el astillero gallego tendrá garantizada su actividad durante más de una década; un paso hacia las cifras de empleo de un pasado boyante.

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