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Defensa impulsa la alianza de Indra y Navantia con 130 millones

Morenés utiliza los pogramas para construir una fragata para reestructurar la industria militar

Miguel González
Simulación de la futura fragata F-110.
Simulación de la futura fragata F-110. Cedida por Navantia

En la recta final de la legislatura, el Ministerio de Defensa se propone impulsar una amplia reestructuración de la industria militar española. La palanca serán los programas de I+D de la futura fragata F-110 y el vehículo de combate 8x8, por un importe global de 263,6 millones. El contratista principal del sistema de combate y comunicaciones de la fragata, dotado con 130 millones, será una UTE (Unión Temporal de Empresas) formada por Indra y Navantia Sistemas, embrión de un futuro grupo nacional de tecnología militar. Defensa quiere hacer de Sener el polo español de la industria europea de misiles.

“Vamos a reordenar el sector, hacer lo que han hecho británicos, franceses o italianos, con nuestras peculiaridades. ¿Cómo? No podemos obligar a que las empresas se fusionen, es una actividad privada, pero sí promover asociaciones a través de los programas que lanzamos”.

Las declaraciones a EL PAÍS del ministro de Defensa, Pedro Morenés, diseñan la hoja de ruta de la reestructuración de la industria militar española, excesivamente atomizada y con insuficiente músculo financiero, que el Gobierno pretende reforzar para que pueda competir con sus homólogas europeas. “Se trata de que, cuando llegue esa política común europea [de Defensa], pongamos sobre la mesa una industria con peso, para que podamos sentarnos en el Consejo de Administración y no quedarnos como meros subcontratistas”, añade Morenés.

La palanca de la reestructuración son los dos programas de I+D que, por 263,6 millones de euros, aprobó el pasado día 19 el Consejo de Ministros: la fragata F-110 y el Vehículo de Combate sobre Ruedas (VCR 8x8). No se trata todavía de adquirir las nuevas unidades (cinco fragatas y 350 vehículos en la primera serie) sino de financiar su desarrollo con fondos de Industria.

En el caso de la F-110 están previstos 13 programas tecnológicos por un total de 174,3 millones, que se agrupan en tres grandes bloques: electrónica y sistema de combate; sistemas de autodefensa y estudio de viabilidad. Aunque habrá muchos subcontratistas, el liderazgo corresponderá a Navantia, Indra y Sener.

La parte del león se la lleva el primer bloque, con más de 130 millones, cuyo contratista principal será una UTE entre Indra (responsable de diseñar el mástil integrado) y Navantia Sistemas.

La fusión entre la división de sistemas de combate del astillero público y la multinacional española de electrónica y comunicaciones es un proyecto del que se habla desde hace años.

La compra por parte de la SEPI del 20% de Indra que vendió Bankia, evitando que cayera en manos de un fondo buitre, o la sustitución al frente de la compañía de Javier Monzón (cuya sintonía con Defensa era escasa) por Fernando Abril-Martorell, podrían haber despejado los obstáculos, aunque de momento no se trate de una fusión, sino de una asociación, que obligue a poner en común sus capacidades.

Compra de tres aviones cisterna

M.G.

Defensa negocia con la empresa Airbus la compra de tres aviones cisterna A330-MRTT por más de 600 millones. Su función es sustituir a los Boeing 707 de reabastecimiento en vuelo, de los que ya solo queda uno en servicio, y reforzar la flota de transporte de personalidades, integrada por dos aviones A310, que han tenido múltiples averías.

La compra podría cerrarse en los próximos meses si se llega a un acuerdo para alargar los pagos del A400M. Defensa se ha comprometido a adquirir 27 unidades de este avión de transporte, pero ha reducido sus necesidades a 14, por lo que se propone revender el resto. Consciente de que este no es el mejor momento para encontrar comprador tras el accidente de mayo pasado en Sevilla, Defensa busca demorar las entregas, y también los pagos, de los 13 aparatos que le sobran. Así haría un hueco presupuestario para comprar los MRTT.

Otro programa que podría aprobarse antes de fin de año es la compra de dos aviones no tripulados de vigilancia (MALE), por unos 200 millones. Pugnan el contrato el modelo estadounidense Reaper y el israelí Heron TP.

En el segundo bloque, sistemas de autodefensa, el contratista principal será la empresa de ingeniería y tecnología Sener. Defensa confía en que ésta se acabe convirtiendo en el socio español de la compañía europea de misiles MBDA y polo de un sector nacional de misilística que nunca ha cuajado pese a las cuantiosas compras de los ejércitos.

El estudio de viabilidad de la F-110 lo hará Navantia, que analizará distintas opciones europeas y estadounidenses, manteniendo en parte el sistema de combate Aegis. Defensa quiere aprovechar esta oportunidad para dar un salto en autonomía tecnológica y que la próxima generación de fragatas (la F-120) sea genuinamente española.

Españolizar el 8x8

Respecto al vehículo de combate bautizado como VCR 8x8, dotado con 89,3 millones, los programas tecnológicos son ocho y los bloques, tres: plataformas, comunicaciones y guerra electrónica y grupo autopropulsor.

La opción preferida por Defensa pasa por una alianza entre General Dynamics, Indra y SAPA. Pero el primer paso será elegir la plataforma. Consciente de que no es rentable diseñar un vehículo de nueva planta, sino españolizar un modelo ya existente, Defensa tiene ya sobre la mesa las ofertas de la italiana Iveco-Oto Melara, la francesa Nexter, la finlandesa Patria y el consorcio alemán Artec, formado por HMF y Rheinmetall.

Ahora bien, el secretario de Estado de Defensa, Pedro Argüelles, ha advertido de que el adjudicatario debe tener la propiedad intelectual y la autoridad de diseño del vehículo, lo que permitiría modificarlo y exportarlo sin pedir autorización al fabricante original, como ha pasado con el carro de combate Leopardo. Está previsto que antes de agosto se tome la decisión.

Fusiles españoles sin los fallos del original alemán

M.G.

El Ejército español asegura que sus fusiles HK-36 no presentan los fallos del original alemán. El Ministerio de Defensa germano ha reconocido que el G-36 tiene un serio problema pues, cuando se calienta, tras haber disparado dos cargadores, su precisión baja al 53%, lo que puede poner en peligro la vida de los soldados. El Ejército alemán tiene 176.000 fusiles, frente a 70.000 del español.

Cuando salieron a la luz los problemas en Alemania, el jefe del Ejército de Tierra, Jaime Domínguez-Buj, ordenó un estudio. Según un portavoz del Ejército, todos los HK-36 “pasan una prueba de resistencia de materiales y con algunos, elegidos aleatoriamente, se realizan 10.000 disparos”, sin que “hasta la fecha se haya detectado ningún problema”. Además, se han pedido informes a la Legión y otras unidades “sobre posibles desviaciones en régimen de alta cadencia de tiro y altas temperaturas y no se ha recibido ninguna queja”. Los HK-36 españoles incorporan componentes alemanes, pero el cañón se fabrica en A Coruña.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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