Volkswagen garantiza los 4.200 millones de inversión en España
La compañía excluye a la cúpula de una cadena de errores que duró diez años
Casi tres meses después del estallido del dieselgate, los máximos responsables Volkswagen han comparecido por primera vez en rueda de prensa para presentar el balance de las investigaciones. Matthias Müller, presidente del mayor fabricante de coches de Europa, y Hans Dieter Pötsch, presidente del Consejo de Supervisión, no ofrecieron grandes revelaciones sobre el escándalo, pero sí garantizaron que mantendrán las inversiones previstas en sus dos fábricas españolas: la de Pamplona (Navarra) y la de Seat en Martorell (Barcelona).
“Hemos estudiado todo nuestro programa de inversiones y no hay ninguna decisión negativa sobre España. Estas inversiones se mantienen como estaba previsto”, dijo Müller desde la sede de la empresa en la ciudad alemana de Wolfsburgo. La empresa había anunciado el pasado mes de mayo, antes del escándalo, una inversión de 4.200 millones de euros a lo largo de los próximos cinco años.
Además de tranquilizar a los empleados de las plantas españolas, los responsables de la empresa dieron algunas pistas de cómo surgió un escándalo que le puede costar unos 40.000 millones de euros y sobre cómo pretenden asegurarse de que algo así no vuelva a ocurrir jamás.
El trucaje en las emisiones de gases contaminantes que la compañía llevó a cabo en 11 millones de vehículos diésel se explica, según Pötsch, por una “cadena de errores” que se remonta a 2005, cuando la compañía realizó una gran ofensiva para introducir los motores diésel en el mercado estadounidense.
“No se trata de un error aislado”, admitió el responsable del Consejo de Supervisión. Para explicar la caída en desgracia de la empresa que hasta verano era el orgullo de Alemania, Pötsch señaló una mezcla de "decisiones individuales", "debilidades en los procesos" dentro de la compañía y lo más doloroso de todo "una actitud de ciertas personas de tolerancia ante las violaciones de la ley". Pese a lo dilatado del tiempo en el que se llevó a cabo la estafa, la compañía mantiene que no hay ningún indicio de que la cúpula de la empresa –los miembros del Consejo de Administración ni los de Supervisión- supiera de estas prácticas. El propio Müller, responsable de la filial Porsche hasta septiembre —cuando el escándalo obligó a su antecesor, Martin Winterkorn, a cederle el paso como máximo jefe del grupo— dijo que él mismo tampoco sabía nada.
Los responsables de Volkswagen también informaron del visto bueno que las autoridades europeas han dado a las soluciones técnicas presentadas. Así, salvado este requisito, la compañía podrá mantener su plan de comenzar el próximo mes de enero la reparación de los coches afectados por el trucaje, tarea que se alargará durante todo 2016.
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