Cómo preparar una buena candidatura para la beca Fulbright
El próximo enero se abre una nueva convocatoria que permitirá a 30 graduados cursar un posgrado en Estados Unidos
En las más de tres mil universidades estadounidenses, tanto públicas como privadas, solo hay un rector español. Se llama Ángel Cabrera, tiene 47 años y es un antiguo becado de la Fulbright. “Jamás se me habría pasado por la cabeza que me llamarían de la Universidad George Mason -la pública más grande del Estado de Virgina con 34.000 alumnos- para ser el máximo responsable”, asegura Cabrera por teléfono desde su despacho. Esta beca, que consiguió a los 24 años y le permitió cursar un doctorado en Atlanta, supuso un paso “instrumental” en su carrera. No solo elevó su nivel de inglés -en el viaje de ida no entendía bien al piloto del avión-, también le sirvió para aprender a moverse en la sociedad norteamericana.
Creada en 1946 por el senador por Arkansas James William Fulbright para promover el intercambio entre titulados universitarios estadounidenses y del resto del mundo, no fue hasta 1958 cuando aterrizó en España. Desde entonces, más de 5.500 graduados españoles se han beneficiado de este programa, que concede más de 200 becas anuales para estudiantes, doctores y funcionarios de ambas nacionalidades.
Ángel Cabrera, ingeniero de Telecomunicación por la Universidad Politécnica de Madrid, escogió la modalidad de beca de ampliación de estudios y cursó un doctorado en psicología cognitiva en el Instituto de Tecnología de Georgia, en Atlanta. “Me integré tan bien en su cultura que me casé con una estadounidense -compañera de clase- con la que he tenido dos hijos”, relata. Juntos, se instalaron en España durante diez años hasta su regreso a Estados Unidos. “Ese es uno de los requisitos; al finalizar los estudios, tienes que volver a tu país de origen”, añade. La medida trata de evitar la fuga de talentos.
En enero de 2016 se abrirá una nueva convocatoria que dará la oportunidad a cerca de 30 graduados -con el título obtenido entre enero de 2010 y junio de 2016- de iniciar sus estudios en Estados Unidos en agosto de 2017. La beca, que permite una estancia de entre dos y cinco años, cubre los gastos de matrícula con hasta 35.000 dólares anuales (unos 32.500 euros) y los de manutención con un estipendio mensual de entre 1.600 y 2.400 euros, en función de la ciudad de destino. También se hace cargo del seguro médico, el coste del visado y las solicitudes de admisión a las universidades estadounidenses.
Cómo tramitar el visado J1
Los seleccionados para la beca de ampliación de estudios Fulbright tendrán que tramitar el visado J1 para poder residir en Estados Unidos. Una vez admitido en la universidad de destino, el propio centro enviará al estudiante el formulario DS-2019. A continuación, deberá rellenar el formulario DS-160, que encontratá en la web de la Embajada de Estados Unidos en España, e imprimir la confirmación. El siguiente paso es solicitar cita para una entrevista en la misma web. El estudiante no tiene que pagar las tasas y debe seleccionar esta pestaña y explicar que es perceptor de la beca Fulbright.
El día de la entrevista en la embajada deberá presentar el pasaporte, una fotografía, el formulario DS-2019 y la confirmación del DS-160. Un diplomático estadounidense le preguntará el motivo de su estancia en el país. Una semana después, el estudiante recibirá su pasaporte y el visado J1.
“No es solo una beca académica; la esencia es el intercambio cultural y el hermanamiento entre los dos países”, indica Alberto López, director de la Comisión Fulbright en España. Él, que también fue perceptor de la beca y realizó un máster en Tufts University, en Boston, considera que una de las principales ventajas del programa es que prepara a los estudiantes para ser más competitivos en el mercado laboral. “El sistema de trabajo en las universidades es totalmente diferente al de España. Los alumnos preparan las clases en casa y se espera de ellos que participen activamente en los debates”, apunta López. “Rápidamente, adquieren hábitos de participación y de investigación para defender su postura con argumentos de peso”, expone. En el proceso de selección, además del expediente académico, se valoran las habilidades comunicativas del candidato y su interés por involucrarse en la vida del campus.
“Las metodologías de enseñanza son menos memorísticas que en España, no se exigen tantos exámenes y la evaluación continua se aplica de forma verdadera. Los profesores tienen muy en cuenta las exposiciones en el aula”, detalla el director del programa Fulbright, presente en 150 países y galardonado en 2014 con el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional. Otra de las grandes ventajas de ser seleccionado, es el apoyo que presta la comisión al estudiante a la hora de elaborar la solicitud de acceso a las universidades estadounidenses. "Solo por el hecho de ser Fulbright ya va a tener más peso que otro estudiante que lo intente por su cuenta", asegura Alberto López.
¿Qué deben tener los candidatos para ser seleccionados? Hay tres claves: un excelente nivel de inglés (un 100 en el TOEFL o un 7 en el IELTS), una buena nota media de la carrera y un proyecto interesante relacionado con los estudios que se cursarán en Estados Unidos. “No hay una fórmula mágica. Lo importante es que percibamos la ilusión del candidato”, señala Kara Madden, asesora académica de la Comisión Fulbright en España. De cara a preparar una candidatura que esté a la altura, Madden propone cinco consejos:
1- Empezar con tiempo suficiente: El candidato debe presentar entre enero y marzo de 2016 el proyecto que quiere desarrollar, el título universitario, el certificado del TOEFL o el IELTS y dos cartas de recomendación, entre otros documentos. Para ello, Madden recomienda empezar con al menos tres meses de antelación. En el caso de que el alumno necesite mejorar su nivel de inglés, aconseja empezar las clases un año antes.
2- Conocer bien la filosofía del programa: “El objetivo último de la beca es fortalecer las relaciones entre España y Estados Unidos”, apunta Madden. Es muy importante que el estudiante identifique y explique por qué quiere realizar una estancia en ese país. Se valorará que el candidato cuente cómo participará en el entorno académico y en las actividades organizadas en el campus. “Su interés por conocer a determinados profesores, por involucrarse en seminarios o en talleres es crucial. Allí las universidades son como pequeñas ciudades y hay muchas actividades programadas”.
3- Investigar antes de redactar del proyecto: Una vez identificada el área de especialización, hay que encontrar el programa que más se ajusta y la universidad. Para ello, hay webs como Petersons o Gradschools en las que se pueden hacer búsquedas de másteres o doctorados por rama y zona geográfica. “Es muy importante que ellos mismos investiguen la oferta académica e identifiquen los centros que más les interesan y por qué”, explica Madden.
La clave del proyecto, que se presentará en castellano, es que el estudiante crea en él y sepa transmitir su ilusión. “No juzgamos únicamente si van a ser buenos técnicamente para España, sino que sean coherentes con la trayectoria del estudiante y con sus intereses”, apunta Alberto López. Eso no quiere decir que un físico no pueda proponer una idea vinculada con un máster en relaciones internacionales. “Lo que cuenta es que tenga sentido para su trayectoria profesional”, añade.
Se evalúa el proyecto, pero también a la persona y sus capacidades, tanto académicas como extraescolares. Los voluntariados, la habilidad para tocar un instrumento o la participación en clubes de lectura son algunos puntos que pueden jugar a su favor. “En las universidades estadounidenses valoran que los aspirantes sean proactivos. Tratamos de escoger a personas que vayan a encajar con estas exigencias”, detalla Kara Madden.
4- Preparar la entrevista personal: Los candidatos seleccionados, serán convocados para una entrevista en mayo de 2016. Un tribunal integrado por antiguos becados preguntará al estudiante sobre el proyecto que quiere llevar a cabo y evaluará tanto su aptitud como su actitud ante el reto de pasar dos o más años en una cultura ajena. Hay unos 8 tribunales configurados por áreas de especialización. “Suelen durar unos 15 minutos y se hacen en castellano, aunque si algún miembro lo considera apropiado, puede hacer alguna pregunta en inglés”, indica Kara Madden. En este punto, es básico tener muy claro cómo está el sector y qué va a aportar el proyecto. “Con un par de preguntas, suele quedar claro quién ha invertido tiempo es investigar y quién no”, comenta Alberto López. El formato es similar al de una entrevista de trabajo: qué has hecho y hacia dónde vas.
5- Solicitar las cartas de recomendación a profesores universitarios: El estudiante tiene que presentar dos cartas de recomendación en castellano. Madden aconseja que las redacten profesores universitarios y que valoren el potencial del candidato. “No se trata de alabar al estudiante, sino de contar proyectos en los que ha participado, disciplinas que se le dan bien o trabajos en los que ha destacado”, añade.
Entre los años 1959 y 2000, el 73% de los perceptores de la beca Fulbright fueron hombres y el 27% mujeres, un porcentaje que entre 2001 y 2015 dio un giro considerable: 52% de mujeres y 48% de hombres. Begoña De Abajo, licenciada en arquitectura por la Universidad Politécnica de Madrid de 29 años, obtuvo la beca en 2012. Le interesaba la pedagogía aplicada a la arquitectura y su proyecto convenció al tribunal. Cursó un máster en diseño de arquitectura en la Universidad de Columbia, en Nueva York, en el que conoció a su actual socio del estudio deAbajoGarcía. Juntos ganaron un concurso del Colegio de Arquitectos de Madrid para construir un centro comunitario en Cantabria. Su diseño se impuso al de 300 arquitectos internacionales. Hoy se está construyendo.
La trayectoria de Begoña era impecable: un 8,64 de media y premio extraordinario de final de carrera. “La Fulbright era el impulso que necesitaba y llegó justo cuando percibí un vacío entre lo que era y lo que soñaba ser”, cuenta De Abajo.
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