Blackstone adquiere el mayor complejo residencial en Manhattan

El mayor complejo residencial en la isla de Manhattan cambia de nuevo de manos. La firma de inversión Blackstone se hace ahora con la propiedad de los bloques de vivienda Stuyvesant Town y Peter Cooper Village, en una operación que supera los 5.300 millones de dólares y en la que participan otros inversores. El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, espera que este acuerdo permita poner fin a una década de tumulto en esta icónica propiedad de la ciudad de los rascacielos.

El doble complejo, situado entre las calles 14 y 23, en la ribera East River, consta de 110 edificios de ladrillo rojo que acogen 11.200 viviendas. Desde su construcción, tras la Segunda Guerra Mundial, está considerado como uno de los grandes bastiones de la clase media en la ciudad. A vista de pájaro, las 22 hectáreas que ocupan sus torres serían suficientes para cubrir una décima parte de Central Park.

Es un oasis en la vorágine neoyorquina reservado a profesores, enfermeros, bomberos y policías. El doble complejo fue construido en 1947 para acoger a los veteranos de guerra. Pero por su localización se convirtió en un trozo de tierra muy preciado. El objetivo del alcalde era precisamente preservar este espacio para evitar que cayera en manos de las inmobiliarias que hace negocio por la orilla.

El doble complejo está ocupado por 25.000 residentes. De Blasio fijó el acceso a la vivienda a un precio asequible como una de sus grandes prioridades para afrontar el reto de la desigualdad creciente en la ciudad. Para ello, el alquiler de 5.000 de sus apartamentos se ofrecerá a precios intervenidos a los residentes de renta media que los ocupan. La ciudad destinará 225 millones a preservar esa porción.

Stephen Scharzman, que en pleno frenesí inmobiliario se hizo con el control de la cadena hotelera Hilton, había evitado hasta ahora implicar a Blackstone en esta propiedad por las tensiones políticas. El hecho, además, de tener el incremento del alquiler limitado hacía que esta inversión fuera poco rentable para los socios que le confían el dinero. Pero la propiedad se ha ido transformando.

El alquiler de un apartamento de dos habitaciones en Manhattan ronda los 4.500 dólares al mes. En los pisos protegidos de Stuyvesant Town y Peter Cooper Village se paga a 3.200 dólares. Blackstone se compromete a mantener los precios por debajo a la media del mercado hasta 2035 en ese bloque preservado, donde habrá 500 unidades a 1.500 dólares disponibles para familias de bajos ingresos.

Este doble complejo de viviendas fue objeto de una operación similar hace justo nueve años, cuando la aseguradora Metlife lo vendió a las firmas inmobiliarias Tishman Speyer y BlackRock Realty por 5.400 millones de dólares de la época tras tres meses de subasta. La compra, que marcó entonces un récord en todo EE UU, estuvo rodeada de controversia y vivió momentos dramáticos.

Los dueños querían reformar parte de las viviendas para que fueran ocupadas por inquilinos con una renta más alta. Solo cuatro años después de hacer historia, y con el sector inmobiliario arrastrando aún el pesado fardo de la crisis financiera, las dos inmobiliarias se vieron forzadas a ceder su control a los acreedores para hacer frente a una deuda de 4.400 millones y evitar así una oleada de desahucios.

El complejo de viviendas estuvo gestionado desde entonces por CWCapital Asset Management, un fondo de gestión de activos propiedad de Fortress Investment Group. La firma de inversión llevaba meses tratando de venderlo. Blackstone cuenta en la actualidad con 15.800 millones listos para invertir en nuevas propiedades. Hace unos meses se hizo con los activos inmobiliarios de General Electric.