España protestó en 2010 ante el FMI por no valorar sus reformas
El Gobierno de Zapatero denunciaba que el informe del organismo no recogía los cambios
España protestó airadamente ante el Fondo Monetario Internacional (FMI) en 2010 porque el informe de los técnicos sobre el país no recogía el paquete de reformas impulsado por el Gobierno de Zapatero entre mayo y julio —reforma laboral y financiera esencialmente— y llegó a pedir que no se publicara así. “Esto es extremadamente importante porque si los mercados entienden que el FMI no ha visto un cambio de factor en la regulación del mercado laboral, tenemos un problema de comunicación”, explicó el director ejecutivo español, Ramón Guzmán, según las actas de la reunión recién desclasificadas.
Ni los últimos cambios regulatorios para el sector financiero y la reforma laboral —aprobada por el Consejo de Ministros y en vigor por la vía del decreto ley— estaban contemplados en el informe del departamento europeo sobre España más allá de una nota suplementaria en la que se reconocían cambios. “Desde que el informe fue emitido han tenido lugar medidas políticas significativas. En tanto que van en la dirección defendida por el equipo y que no cambian el sentido del informe, afectan a la valoración de áreas relevantes de las políticas”, decía el texto, y así quedó finalmente.
La discusión, que tuvo lugar en la reunión del 14 de julio de 2010, acabó siendo acalorada, según se desprende de las actas del encuentro, de dos horas y 44 minutos. El director por España, Ramón Guzmán, advirtió de que había al menos 14 puntos expuestos por el resto de directores que le llevaban a pensar que las medidas adoptadas no se habían comprendido y reclamó que “al menos se revise la valoración de las políticas en el informe”. De otro modo, apuntó, los documentos enviados tal cual podían “enviar mensajes muy incompletos, que son una fuente de inquietud en estos tiempos”.
Presión en los mercados
Los mercados, tras el rescate pedido por Grecia, habían presentado ya armas contra España. “He recomendado a mis autoridades no publicar este informe del staff a menos que se revise completamente para incorporar los cambios. Esto se justifica en el sentido de que la importancia de las medidas tomadas y la situación en términos de mercado no me permiten aceptar en solitario la responsabilidad de publicar un informe que puede afectar seriamente el sentimiento del mercado. La gente puede no leer los suplementos y extraer ideas equivocadas”, reflexionó Guzmán en el encuentro.
Aunque logró algunos apoyos, el equipo del informe destacó que había seguido el procedimiento previsto y así lo expuso el presidente de turno, Murillo Portugal. “Hemos mantenido la política, que es celebrar la reunión en un plazo de 60 días tras la emisión del informe”, dijo, y consideró que el problema expuesto por España era frecuente. “La misión acabó el 24 de mayo y el informe se emitió el 18 de junio, cuatro semanas después. Había una serie de correcciones en parte pedida por las autoridades del señor Guzmán y se emitió un informe revisado el 29 de junio, además de un añadido del 13 de julio”, recalcó.
Martin Mühleisen, del equipo del informe, abundó en esa postura: “No veo por qué, si dejamos claro cuándo cambiaron algunas cosas y se adoptaron las políticas, podría esto llevar al lector a una mala impresión”. Guzmán replicó algo enfadado ya, según se desprende de las actas, y espetó: “La resistencia de este caballero al sentido común se está volviendo legendaria”.
La queja española sí contó con el apoyo, por ejemplo, de la polaca Zatarzyna Zajdel-Kurowska, quien advirtió de que “dado que España está en el foco, yo tendría mucho cuidado porque la comunicación, especialmente desde el FMI, es crucial y la malinterpretación del informe podría ser muy dañina para el país, dado que el ánimo del mercado es muy frágil”. El alemán Klaus Stein señaló: “Mi pregunta es: ¿es la valoración aún correcta? Si no es así tengo la misma postura que Guzmán: puede ser sensible para el mercado”.
El encuentro acabó de forma más distendida, con uno de esos recurrentes comentarios sobre fútbol que tanto agradan en las reuniones de economía y negocios. España acababa de ganar el Mundial de fútbol de Sudáfrica. “Espero que el hecho de que seamos campeones del mundo de fútbol no afecte a nuestra relación en los próximos cuatro años”, dijo Guzmán a modo de despedida.
Presión para subir impuestos
Una de las críticas que tuvo que afrontar España en la reunión del 14 de julio de 2010 se refería a que no había especificado medidas adicionales en campos como el fiscal. Ahí el director ejecutivo alegó el efecto que pueden tener estos anuncios en la población: “Anunciar recortes de gasto cuando uno acaba de anunciar reformas de pensiones, recortes en los sueldos públicos y congelación de pensiones no es muy buena idea en términos políticos”, dijo. “La mayoría de los anuncios sobre impuestos producen efectos sobre los agentes económicos que pueden distorsionar los resultados”, reflexionó.
En cuanto a la reforma de las pensiones, algo que el FMI y otros organismos demandaban, Guzmán aseguró que se encontraba “sobre la mesa”. A comienzos de ese año, se había conocido la intención del Ejecutivo de retrasar la edad legal de jubilación de 65 a 67 años. El mismo día de la reunión, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, había anunciado en el Congreso que ese cambio era urgente. El retraso de la edad de jubilación se pactó con los sindicatos en enero de 2011 y se aprobó en el Parlamento en julio.
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