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China profundiza la depreciación de las divisas latinoamericanas

Los inversores se refugian en valores seguros y hacen caer a las monedas de la región a mínimos de hace más de 10 años

Oficina de cambio de divisas en Tokio
Oficina de cambio de divisas en TokioKIYOSHI OTA (EFE)

El grueso de las monedas latinoamericanas volvió a sufrir severos empujones en el baile cambiario durante el principio de esta semana, profundizando una tendencia a la baja que dura ya varios meses. El dólar, la moneda de referencia, no sólo aguanta el temporal sino que cada vez está más fortalecido. El peso mexicano, el colombiano o el real brasileño rondan registros mínimos de hace más de una década frente al billete verde. Al desplome del precio de las materias primas y la esperada subida de tipos de interés en EE UU se han sumado ahora las turbulencias financieras en China. Ante el nerviosismo en los parqués y el repunte de la volatilidad, los inversores optan por refugiarse en puertos seguros –dólar, euro, deuda europea- acentuando aún más la debilidad de las divisas latinoamericanas.

Todas las bolsas mundiales cayeron con fuerza durante la jornada del lunes, arrastradas por las dudas que suscita la economía china. El frenazo de la segunda economía del mundo parece que será más profundo del esperado y la amenaza de un triple pinchazo chino –crediticio, inmobiliario y bursátil– está provocando ajustes en las placas tectónicas del mundo financiero. “China aún se encuentra lejos de una recesión, pero los mercados de capitales asiáticos ya comenzaron a reaccionar negativamente a las menores expectativas de crecimiento. Sus dos principales índices acumulan un perdida mensual del 13% y 19% respectivamente”, advierte la directora de análisis de Banco Base.

El real brasileño ha cedido más de un 30% frente al dólar en lo que va de año, el peso mexicano se deja más un 20%, el peso argentino, otro 10% y el colombiano, más del 30%. “La percepción de una mayor debilidad de la economía china afecta en especial a Latinoamérica. Países como Perú, Brasil o Colombia han basado gran parte de su crecimiento en la exportación de materias primas al país asiático. Ese motor de crecimiento ya no se va a replicar, y se deja notar en sus divisas”, explica Carlos Serrano, Economista en jefe de BBVA Bancomer. El ejemplo meridiano es Brasil, la primera potencia de la región, de la que se espera una contracción del 2% para este año. “Brasil sufre mucho las consecuencias por tener a China como su principal socio comercial. Es el mayor comprador de commodities”, afirma la economista Camila Abdelmalack, da Capital Markets.

El real brasileño ha cedido más de un 30% frente al dólar en lo que va de año, el peso mexicano se deja más un 20%, el peso argentino, otro 10% y el colombiano, más del 30%

Los precios de las materias primas comenzaron su descenso hace un año precisamente por una ralentización de la demanda china. Junto con la anemia europea, las nuevas dudas sobre el apetito del mayor de los consumidores han llevado al índice que engloba a las cotizaciones de las principales materias primas - el oro, el petróleo, el maíz, el cobre, la soja o la plata- a caer a mínimos de hace 16 años. Empujando con fuerza la balanza, aparece el petróleo. El barril de crudo Brent y el Texas, de referencia en Europa y EE UU, están en baremos de hace seis años y medio.

Mientras tanto, la divisa de la economía estadounidense, enfilada hacia la recuperación económica, continúa su línea ascendente. “Más que un depreciación estamos asistiendo a una apreciación fuerte del dólar”, señala el director de operaciones de CM Derivados, Julio Chauvet. El índice US dólar Index, que marca una comparativa con las siete divisas mundiales de referencia –yen, libra o euro– se apunta una subida del 25% en lo que va de año.

Los analistas coinciden en que más allá de los contratiempos en China, la recuperación de la locomotora estadounidense –impulsada por las nuevas técnicas de extracción petrolera que la convierten prácticamente en autosuficiente en materia energética– y el volantazo de la Reserva Federal -previsto para septiembre o noviembre- supone el mayor desafío para las economías emergentes. Los seis años de tasas baratas en EE UU sirvieron de incentivo para el viaje de importantes flujos de capital rumbo a otros destinos con jugosas rentabilidades. Pero el dinero lleva meses tomando el camino de vuelta y la proverbial susceptibilidad de los inversores se ha disparado ahora con las dudas en China. “La fuga de capitales tiene una incidencia directa sobre el mercado de divisas debido a que un movimiento hacia activos libres de riesgo implica la compra de dólares y una caída de la demanda de divisas locales”, apunta Siller.

Las severas correcciones de las monedas latinoamericanas están alimentando el fantasma de la devaluación, un viejo conocido de las economías de la región. Los expertos coinciden en remarcar las diferencias con, por ejemplo, la crisis que vivó México en los años noventa, con quiebra bancaria incluida. “Ahora es distinto. Antes el tipo de cambio era fijo y se aguataba utilizando reservas, que al agotarse provocaban la devaluación acumulada. Ahora es variable, y la marca el mercado, que va corrigiendo poco a poco los cambios”, apunta el Economista en jefe de BBVA Bancomer. “Otro factor es la mejora de los datos macroeconómicos. No existen los desequilibrios tan graves en cuenta corriente que había antes y las deudas ahora no están tan volcadas en dólares y en plazos tan cortos como antes, lo que suponía un incentivo para la huida de capitales. En México, de hecho, siguen entrando capitales. En un mercado tan grande es difícil ver una devaluación”, concluye.

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