Las grúas regresan a la ciudad
El tirón de la obra pública en vísperas electorales y la demanda de vivienda nueva en zonas concretas resucitan la construcción
La agenda de los políticos echó humo en la recta final de marzo, cuando se lanzaron a una carrera de inauguraciones de carreteras, hospitales o centros culturales ante los comicios de este año. Las medidas asociadas a los periodos electorales —desde el aumento de gasto público hasta la rebaja de impuestos— mereció un aviso de la Comisión Europea, que teme que pongan en riesgo la reducción del déficit. Para las constructoras, esas obras contratadas el año pasado fueron un alivio en época de austeridad. El sector prevé, no obstante, que la salida de la recesión llegue con el tirón de la vivienda.
Tras permanecer siete años varadas, las grúas han vuelto a las ciudades. Solo regresan en las zonas que han podido zafarse del stock que dejó la burbuja inmobiliaria, sobre todo en Madrid y Barcelona, sus áreas metropolitanas y algunas zonas de la costa donde los extranjeros han ido comprando casas a precio de ganga. Ese arranque es suficiente para que tanto desde el Gobierno como desde el sector se confíe en que por primera vez en ocho años la construcción contribuya al crecimiento económico. El ministro de Economía, Luis de Guindos, apuntó recientemente en un desayuno con empresarios en Barcelona que el sector había dejado de ser “una rémora” para España para pasar a realizar una “aportación positiva” al producto interior bruto (PIB) y al mercado laboral.
La patronal Seopan estima que en 2015 el sector crecerá entre el 2% y el 4%, lo cual implica una contribución de 0,3 puntos al PIB. La cifra es modesta en comparación al pico del boom, en 2006, cuando la actividad suponía una cuarta parte del crecimiento. Sin embargo, la construcción podrá dejar atrás un periodo de siete años en los que, según Seopan, la caída de la inversión ha lastrado el crecimiento económico en 9,9 puntos, equivalentes a 100.000 millones de euros. “El crecimiento económico no vendrá de la mano de la construcción, sino por un aumento de la demanda en otros sectores o de las exportaciones. Pero por fin se invertirá el ciclo recesivo”, asegura Julián Núñez, presidente de la patronal, que prevé que tras haber destruido 1,7 millones de empleos desde 2008, este año se creen 55.000.
El sector prevé aportar 0,3 puntos al crecimiento y 55.000 empleos
La construcción, que representa el 5,5% del PIB —la mitad que en 2007— empezó a recobrar pulsaciones el año pasado con la obra pública. Las licitaciones de obras crecieron el 18% entre marzo de 2014 y febrero de 2015, hasta los 12.291 millones de euros. Lo hicieron sobre todo por el aumento de la inversión de la Administración central en la red de AVE, que se comió el 60% del gasto del Ministerio de Fomento, y por las obras encargadas por los Ayuntamientos en vísperas electorales, que crecieron el 35,8% respecto a hace un año.
El aumento de la producción del sector se situaba en el tercer trimestre del año pasado en el 16%, según Eurostat, solo por detrás de Grecia, Eslovenia y Lituania y muy por encima de la media de la zona euro, del 2%. La prueba del algodón de que el sector repuntaba era el consumo de cemento, que salía de números rojos en el segundo semestre de 2014. “En obra pública veníamos de un nivel muy bajo. Ahora nos situamos a niveles de comienzos de los ochenta. Hemos perdido 35 años”, matiza Núñez.
A pesar de esa mejora, la construcción todavía retrocedió en el conjunto del año. La edificación de viviendas siguió anémica y cerró 2014 prácticamente en tablas respecto al año anterior. Ese va a ser, según los analistas, el cambio que se producirá en 2015. Así lo afirma Francisco Diéguez, director general del Instituto de Tecnología de la Construcción de Cataluña (Itec), encargado de elaborar el informe sobre España para el grupo Euroconstruct. Para este año, este organismo prevé un crecimiento del sector del 1,8% gracias al impulso de las casas de obra nueva, que se incrementarán el 5%. “Dependerá de la zona. Las viviendas no tienen patas, de modo que hay zonas donde apenas queda stock sin vender y otras donde se tardará años en absorberlo”, afirma.
El volumen de edificación de 2014 hizo pensar al sector que se había tocado fondo después de haber experimentado un desplome de casi el 95% respecto a 2007. El año ha arrancado, sin embargo, con un dato que invita al optimismo. El pasado mes de enero los arquitectos y aparejadores dieron visados para construir 3.466 viviendas nuevas, lo cual supone un incremento del 34,8% respecto al mismo mes del año pasado, según el Ministerio de Fomento. Los permisos para rehabilitaciones también crecieron el 12,8%.
Las licitaciones de los Ayuntamientos subieron el 35,8% en el último año
Las buenas perspectivas vienen confirmadas por el puñado de promotoras que han aguantado estos años. Juan Antonio Gómez-Pintado salió del negocio inmobiliario en España cuando pinchó la burbuja. Regresó en 2010 a bordo de Vía Célere. La promotora que preside empezó a ejecutar proyectos mediante permutas con la banca, pero hoy ya vuelve a comprar suelo. “Este año nos está yendo mejor que el pasado. Nos vamos a quedar sin producto para vender y tenemos que lanzar más”, explica el promotor, que en 2015 prevé levantar unas 800 viviendas, la mitad en Madrid y la otra en Barcelona.
Las dos grandes ciudades y sus áreas metropolitanas son los dos focos del mercado. Los distritos madrileños que copan la obra nueva, según el Ayuntamiento, Vallecas, Fuencarral-El Pardo y Hortaleza. Madrid ha resucitado, además, la ampliación de la ciudad hacia el norte bajo el paraguas de la Operación Chamartín, que supondrá la construcción de 17.000 viviendas. “En el Ensanche de Vallecas hemos pasado de tener 4.000 viviendas por vender a solo 100”, confirma el consejero delegado de Foro Consultores, Carlos Smerdou.
También Barcelona y su conurbación despegaron en el primer mes del año, con un crecimiento de tres dígitos. Según la Generalitat, se pidieron permisos para levantar 553 casas, el 764,1% más que en el mismo mes de 2014. En la capital catalana, las promociones se levantan sobre todo en Sant Andreu y Sant Martí, aunque el centro está viviendo su particular boom de pisos de lujo y hoteles y se pondrá en marcha Can Batlló, la primera gran operación tras la crisis.
La salida sigue estando en manos de la banca. “En las principales ciudades, donde hay demanda, apenas queda stock porque las entidades financieras lo han ido liquidando. A eso se añade que estas ya dan hipotecas para viviendas que no son las suyas y la perspectiva de que los precios no van a seguir bajando”, dice Smerdou, de Foro Consultores. Juan Antonio Gómez-Pintado certifica que ese cambio en la banca ha llegado a algunos promotores. “En septiembre nos dieron un crédito exigiendo el 70% de preventas; en noviembre nos pidieron un 50%, y el pasado marzo ya no nos reclamaron nada”, apunta.
Si Barcelona y Madrid fueron los dos primeros focos, las grúas regresan también a otras capitales de provincia, a la Costa del Sol y algunos puntos de la costa catalana. Pero otras zonas todavía arrastran los restos del naufragio: un ingente volumen de viviendas sin vender. “Quedan zonas como Castellón, Alicante o Murcia, con complejos urbanísticos asociados a campos de golf, que siguen pendientes de vender. Allí va a costar que se vuelva a construir”, remacha Carlos Smerdou.
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