Salud sin receta médica
La búsqueda del bienestar y la libertad de precios impulsan el mercado del autocuidado.
La cura puede estar a la vuelta de la esquina y la receta para encontrarla no es necesariamente la de un médico. Es suficiente con acudir a una farmacia o parafarmacia para cumplir con las expectativas. Cuando los síntomas son menores o el objetivo es el bienestar, el requisito es solo uno: solicitar productos que no necesitan prescripción médica.
La liberalización de los precios de los medicamentos y una tendencia creciente a primar la prevención sobre la medicación han dado impulso en el mundo al mercado del cuidado personal, que incluye todos los productos que se pueden conseguir en una farmacia o parafarmacia sin necesidad de presentar una receta médica. Las ventas globales de estos artículos rebasaron los 150.000 millones de euros en 2013, de acuerdo con los datos elaborados por Euromonitor International, que prevé que en 2018 la cifra se sitúe en 240.000 millones.
Fármacos de venta libre, complementos alimenticios, cosméticos y productos sanitarios conforman un amplio abanico de artículos disponibles sin diagnóstico profesional previo. Jaume Pey, director general de la Asociación para el Autocuidado de la Salud (Anefp), los define como el elixir para lograr “ser más tiempo ciudadanos y menos tiempo pacientes”. A su juicio, invertir más en salud conlleva “un ahorro para la sanidad pública. Estimamos que por cada cinco puntos ganados en autocuidado, se ahorran 500 millones de euros”.
En particular, el segmento de los fármacos sin receta –llamados OTC por sus siglas en inglés–, que conforma el grueso de la industria del autocuidado, ha captado la atención de los principales laboratorios farmacéuticos por su elevada rentabilidad y sus perspectivas de crecimiento. La fórmula es sencilla: menos unidades vendidas, pero a precios más elevados.
“Muchos laboratorios han hecho el cambio de sus productos de receta a OTC”, explica Silvia Ondategui-Parra, socia de Life Science de EY. “Incluso empresas que habían salido de este segmento han vuelto a ingresar a través de la adquisición de otras compañías o la consolidación del portafolio”, detalla.
Cinco mil millones
El ritmo de crecimiento de las ventas de medicamentos sin receta lleva desde 2008 por encima del de la industria farmacéutica en su conjunto, y sus ventas superaron los 100.000 millones de euros en 2014, según los cálculos de la consultora especializada IMS Health. Ondategui explica que el foco a escala global para este segmento está en los mercados de mayor crecimiento, en particular los BRIC (Brasil, Rusia, India y China), que empujan a la industria por su alto nivel de población.
En España también. Tras la sacudida de la crisis, el mercado del autocuidado volvió a avanzar con firmeza en la primera mitad de 2013, y, el año pasado, las ventas del sector alcanzaron los 5.000 millones de euros, con un alza anual del 5,5%, de acuerdo con las estadísticas de IMS Health. El sector de los medicamentos con receta, sin embargo, se quedó estancado.
Los números coleccionados por el país, sin embargo, son todavía lejanos a la media europea, debido a la atomización del mercado y a la costumbre de la población de acudir al médico para obtener un medicamento financiado.
Enrique Granda, director del Observatorio del Medicamento de la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles (FEFE), recuerda que la principal traba para el desarrollo del sector fue la “superprotección” del sistema sanitario. “Ahora, cada vez más laboratorios piden que salgan de la financiación determinados medicamentos, ya que están vendiendo más porque ha subido el precio y porque pueden hacer publicidad”, explica.
Fármacos sin receta, complementos alimenticios, cosméticos y productos sanitarios resultan más rentables para las empresas del sector
Javier Altemir, director de Almirall Health Care, confirma que este mercado se suele impulsar justo con los recortes públicos en la financiación de medicamentos. Los que han tenido lugar en España marcaron un hito para la compañía: en el primero, en 1997, se creó la división de OTC, y con el segundo, en 2012, se impulsó más aún el segmento, que hoy día representa más del 30% de la facturación de la empresa en España.
Las oportunidades que se abren para la industria son múltiples. El mercado del autocuidado podría hasta convertirse en la clave para encontrar nuevas vías de expansión.
Francisco Aránega, director de Life Science de KPMG en España, asegura que el buen comportamiento del segmento OTC podría impulsar movimientos corporativos, adquisiciones y concentraciones en la industria, y hasta podría llevar a laboratorios tradicionales a plantearse un reposicionamiento para darle mayor peso al medicamento de venta libre. “Puede implicar un reto, una situación de bajada de rentabilidad o de incremento en otros segmentos”, sintetiza.
Venta libre
La experiencia de Bayer sigue esa línea. Martin Dos Ramos, responsable en España de la división de autocuidado, donde la empresa lidera el segmento de medicamentos sin receta, asegura que las ventas de esta área aumentarán una media del 4% hasta 2017, cuando se superarán los 10.000 millones de euros en el mundo gracias “al impulso que supondrá la reciente adquisición de la división de autocuidado de la estadounidense Merck & Co, y al aumento de las ventas en los países emergentes”.
Una cosa no quita la otra. El auge que viven los medicamentos de venta libre no necesariamente afectaría al mercado de prescripción, al tratarse de sectores complementarios. “Los fármacos sin prescripción son adecuados para síntomas de carácter menor, los que necesitan recetas son para otras patologías. Por lo tanto, no debería de haber una correlación directa entre el incremento de uno y la reducción de otro”, explica Aránega.
Los fármacos sin receta tienen aún una cuota de mercado relativamente pequeña dentro de la industria farmacéutica, en torno al 12% en el mundo, según IMS Health. La previsión, de todas formas, es que siga creciendo, tanto en número de medicamentos como en volumen consumido e importe”, detalla Antonio Aguilar Ros, profesor de Farmacia Clínica y Atención Farmacéutica de la Universidad CEU San Pablo.
De paciente a consumidor
Juan Carlos Serra, profesor de EADA Business School, asegura que el auge de los productos de autocuidado está generando un "cambio cultural", en el que el paciente se convierte en consumidor y la farmacia, en un canal de venta.
“La población está cada vez más informada para adquirir ciertos productos sin necesidad de ir al médico”, indica. Serra sostiene que uno de los retos de las farmacias es el de ser proactivas. “Un profesional de la salud tiene que formarse, pero también sensibilizar al cliente y ofrecer otro tipo de productos y servicios”, zanja.
Javier Altemir, director de Almirall Health Care, confirma esta visión: “El sector de los medicamentos de venta libre es un mercado muy dinámico y muy ligado a la evolución del consumo y al poder adquisitivo de las familias. Hay que trabajar muy bien lo que es el punto de venta y dar mayor visibilidad a la marca”. Además de cambiar la mentalidad. “Hay que prevenir y tratar los síntomas menores, y acudir al médico solo en caso de patologías graves”, concluye.
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