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Columna
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Grecia y las comparaciones

Con lo prestado a Atenas se podía pagar el seguro de paro. Y con las ayudas a Bankia

Joaquín Estefanía

En recuerdo de Francisco Tomás y Valiente

La reunificación de las dos Alemanias ha costado estos veinticinco años alrededor de dos billones de euros, según una investigación de la Universidad Libre de Berlín. Esta cifra incluye las transferencias financieras hacia el Este y los diversos programas de incentivos económicos, proyectos y traspasos para lograr equilibrar el nivel de vida de todos los Estados federados (lo que aún no se ha logrado). Se han pagado con el esfuerzo de los alemanes y con subvenciones y fondos europeos. Se calcula que entre el 60% y el 65% de estos fondos ha ido a prestaciones sociales, especialmente a pensiones.

Se sabe que no son equivalentes préstamos que fondos, subvenciones que precios de mercado, deuda que déficit, créditos blandos que usura... pero el argumento mayor sigue sirviendo: el resto de Europa, más pobre en general que la Alemania occidental, contribuyó al coste económico de la reunificación. ¡Faltaría más! Lo hizo por motivaciones primero políticas que económicas. Esa es la buena esencia de Europa. Ningún país reclama que se le devuelva ese dinero tan bien empleado.

Siempre hay que tener cuidado con el uso abusivo de las analogías. Conviene asumirlo ahora que los representantes del Gobierno español han sido pródigos en hacerlas con Grecia. Al salir del Consejo Europeo, Rajoy dijo que "un país como España prestó 26.000 millones de euros [7.000 millones de dinero público; el resto de inversores privados con el aval del Gobierno español, para que no corriesen riesgos]. Tampoco nos sobra el dinero". El ministro de Economía, Luís de Guindos reconoció que los 26.000 millones (una suma algo superior a la que correspondía a España por su cuota de tamaño) se prestaron en concepto de "total solidaridad", vía préstamos y a través del Fondo de Rescate, y que equivalen más o menos a lo que nuestro país se gasta anualmente en el seguro de desempleo.

No llegó tan lejos como su colega, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, y no dijo que con esos 26.000 millones hubiera aumentado la protección a los parados de larga duración (la cobertura ha caído espectacularmente y ahora poco más de uno de cada dos parados tienen en España seguro de desempleo). Olvidándose por un momento de su paso por el Europarlamento durante tantos años —donde hizo una labor estupenda— Margallo hizo gárgaras por televisión cuando afirmó que con el dinero prestado a Grecia (según él, más de 32.000 millones) se podrían haber subido las prestaciones por desempleo un 50% o incrementar las pensiones un 38%. ¿Hay un sólo alma ingenua en todo el país que crea que ese era el dilema teórico al que se hubiera enfrentado el Gobierno: créditos a Grecia o pensiones, créditos a Grecia o seguro de desempleo?

Ninguno de los tres recordó que con las ayudas proporcionadas a Bankia (hasta ahora a fondo perdido) también podría haberse financiado el desempleo otro año, por ejemplo. Y era una buena oportunidad, ya que al mismo tiempo que el juez imponía 800 millones de euros de fianza a la antigua cúpula directiva de la caja de ahorros por falsear los datos de su salida a Bolsa, el Gobierno, ese mismo Gobierno que exige a Grecia, ha decidido que serán los ciudadanos (a través de nuevas inyecciones de fondos públicos) quienes asuman la mayor parte del coste por las posibles consecuencias judiciales de aquella decisión: incremento de gasto público que podría haber sido destinado, según la retórica citada, a pensiones o desempleo.

Tales dosis de desfachatez electoral quizá tengan que ver con el "efecto emulación" que el nuevo Gobierno de Grecia genera, se quiera o no, en nuestro país. No solo por las comparaciones fáciles que se hacen entre Syriza y Podemos sino sobre todo por las diferencias entre el entreguismo español en relación a los recortes exigidos a cambio de la póliza de crédito de rescate a los bancos y la resistencia de la pequeña Grecia a más austeridad. Todavía conservamos en la memoria aquellas imágenes de De Guindos delante del comisario Oli Rehn, inclinando la cerviz y comentándole, cuando nadie le pedía explicaciones: "Lo verás, la reforma laboral será muy agresiva".

Hoy, nuevo round del Eurogrupo con Grecia.

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