De Burgos, artesanal y muy premiada
Cervezas Dolina logra con imagen y carácter destacar en un mercado casi saturado
Nueva York, Boston, Londres, Barcelona, Tokio, Berlín, Madrid, Valladolid…, en todas estas ciudades ha recibido premios Dolina, una cerveza artesanal que Víctor Sagredo y Francisco José Salvador elaboran en Burgos. Pero el historial alcanza su verdadera dimensión cuando se añade un dato: hasta el verano de 2013, Cervezas Dolina —Brebajes del Norte, según consta en el Registro Mercantil— sencillamente no existía. Sus fundadores eran dos amigos que hacían cervezas para sus familiares y allegados.
Tal y como cuenta Sagredo, “fue durante una cena familiar cuando decidimos dar el paso de convertir una afición, sobre la que creíamos tener unos buenos conocimientos teóricos, en una profesión con la que ganarnos la vida”. Tomada la decisión de intentarlo, pronto se dieron cuenta de la importancia de dar a sus botellas un diseño y empaquetado. Víctor Sagredo reconoce que, en esto de los premios, empezaron a lo grande y, quizás, demasiado pronto. “En abril de este año conseguimos el One Show. Fue en Nueva York y nos dieron un premio a la creatividad compitiendo con marcas como Coca-Cola, Apple, IBM o Duracell”, relata.
Basta con entrar en Internet para ver que la elaboración de cervezas artesanales es una fórmula de negocio bastante común en los últimos tiempos en España, sobre todo para muchas personas que buscan reflotar tras quedar en el paro. Sin embargo, Cervezas Dolina no es uno de esos casos. Esta pequeña cervecera es diferente por muchas cosas, empezando por la elección de su nombre. Según explica Salvador, “al elegir Cervezas Dolina, un nombre muy unido al yacimiento de Atapuerca, quisimos relacionar nuestra cerveza con algo tan marcadamente vivencial e intuitivo como el trabajo del arqueólogo…, esto es, con alguien que va a buscar algo sin tener la certeza de que va a encontrar ese algo. Creemos que lo estamos consiguiendo, que hemos logrado hacer marca y que la gente nos conoce vinculándonos a una experiencia positiva”.
La empresa, nacida en 2013, produce hoy unos 6.000 litros al mes
La imagen corporativa ha tenido la culpa de una buena parte del éxito de la marca. Sagredo apunta que comenzaron “tirando de logos caseros”. Sin embargo, antes de tener una imagen corporativa y de diseño había que buscar dinero para hacer crecer la idea, por lo que los dos socios y amigos burgaleses acudieron a una ronda de financiación privada. Salvador rememora aquella experiencia: “Allí nos encontramos con otros emprendedores, la mayoría de los cuales basaban su producto en plataformas web. Creemos que gran parte de nuestro atractivo, para los inversores, estuvo en el hecho de que, frente a tantos proyectos digitales, el nuestro era tangible, se podía degustar, probar”.
Siendo naturales de Burgos, la historia de marca de Cervezas Dolina, que hoy produce 6.000 litros al mes, comenzó a algunos kilómetros de la capital castellanoleonesa, concretamente en Logroño. En la capital riojana está asentado el estudio gráfico Moruba, donde trabajan los que diseñaron la identidad gráfica y el envase de la marca. Los emprendedores supieron de este estudio después de leer sobre él en un artículo publicado en la revista Castilla y León Económica. Sagredo recuerda que lo que leyeron sobre Moruba relacionaba la esencia de su idea con la filosofía de esa agencia. “No nos equivocábamos. Han creado para nosotros una marca que se apoya en la idea de descubrir, en clara referencia al yacimiento de Atapuerca. La etiqueta de la botella, de fondo blanco y diseño limpio, permite rascar una capa marrón dejando al descubierto el cráneo de un homínido”, concluye.
En un territorio eminentemente vitivinícola como es el burgalés (y el riojano), los fundadores de Cervezas Dolina utilizaron para crecer el modelo de muchas pequeñas bodegas. Sagredo lo explica: “Desde siempre, la producción de vinos se concentraba en unas pocas grandes marcas que acaparaban el mercado. Sin embargo, desde hace ya algunos años, comenzaron a aparecer pequeños productores que hacían caldos de calidad. Consiguieron triunfar cuidando mucho los procesos de elaboración, utilizando las mejores materias primas y empleando la innovación. Nosotros estamos haciendo lo mismo”.
Dicho esto, ¿cuál es el punto débil de una pequeña empresa como Cervezas Dolina? Salvador lo tiene claro: “Nuestra mayor desventaja frente a las grandes marcas es la distribución. No puedes competir con ellas en ese sentido, por lo que nosotros optamos por vender directamente a bares, restaurantes y en tiendas especializadas”.
Un centenar de cervecerías caseras
En Estados Unidos, la elaboración artesanal de cerveza lleva años siendo un boom, hasta el punto de que coexisten ya más de 2.500 cervecerías que se esparcen por el país. Incluso la Casa Blanca elabora desde 2011 su propia cerveza. Fue el presidente Obama quien puso, de su bolsillo, el dinero necesario para comprar el utillaje de elaboración de la White House Honey Brown Ale, una cerveza cuyo ingrediente distintivo es la miel de las colmenas de la residencia presidencial. Y es que, en realidad, es una actividad al alcance de cualquiera. Tan sólo hay que contar con los ingredientes necesarios (malta, lúpulo, levadura y agua), el equipamiento (cubos de fermentación, densímetros y termómetros) y una receta.
La llegada a España de la moda de convertirse en microcervecero es más reciente. No hay más que investigar un poco en Internet para dar con varias tiendas online (algunos ejemplos son fabricarcerveza.es, family-beer.com o tupropiacerveza.es) en las que es posible comprar equipos e ingredientes.
Algunas de las pequeñas empresas cerveceras tienen incluso tienda propia, aunque la mayoría de las marcas se limitan a distribuir sus cervezas por bares, restaurantes y tiendas gourmet. En España hay unas 100 cervecerías de este tipo.
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