París promete más reformas para calmar al Ejecutivo europeo
El Gobierno francés, no obstante, advierte que no hará más recortes
Francia prefiere hablar más de crecimiento y menos de déficit. Frente al esperado aviso de Bruselas por el “riesgo de incumplimiento” del Pacto de Estabilidad, el Gobierno francés reacciona de nuevo con la promesa de que “ampliará y acelerará” su paquete reformista iniciado este año, pero también advierte de que no hará más recortes que los previstos. Asume, por tanto, que incumplirá su compromiso de rebajar el déficit público al 3% el año que viene porque, en cualquier escenario, estará por encima del 4%, de acuerdo con los presupuestos de 2015.
La decisión de Bruselas de postergar hasta marzo su veredicto supone “un respiro”, comentan en el Ministerio francés de Finanzas, pero se trata también del margen que la Comisión Europea da a París para que concrete “las esperadas precisiones sobre las reformas estructurales anunciadas por las autoridades”. El primer ministro, Manuel Valls, las enumeró en una carta que envió el pasado día 21 al presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker: la apertura a la competencia de profesiones reguladas, eliminación de trabas a la construcción y mejora del mercado de trabajo “a través del diálogo social”, es decir, sin imposiciones. Estas medidas incluyen la apertura de comercios en domingos. Un intento, en definitiva, de liberalizar la economía francesa.
Pero en la misma carta, Valls destaca que la preocupación central de Francia es la situación en la zona euro: “el crecimiento átono, la débil inflación y sus efectos sobre el mercado de trabajo, que hunde a muchos de nuestros ciudadanos en la precariedad”. Por eso, Valls asegura que Francia se esforzará por ajustar sus desequilibradas cuentas públicas, pero que el estancamiento europeo “impide lograr una reducción del déficit tan rápido como estaba previsto”.
Precisamente para no perjudicar aún más la endeble recuperación, el ministro de Finanzas, Michel Sapin, insistió este viernes una vez más en que no hará más recortes que los 21.000 millones de reducción de gasto público previstos para 2015. El resto, hasta 50.000, serán recogidos en las cuentas públicas de 2016 y 2017.
Valls comunica a Bruselas que el estancamiento impide a Francia reducir el déficit al ritmo previsto
La promesa de más y más rápidas reformas constituye en segundo intento francés de calmar a Bruselas. El primero se produjo a finales de octubre. Francia había presentado unos presupuestos para 2015 que preveían dejar ese año el déficit en el 4,4%. Bruselas hizo llegar su malestar y, de la noche a la mañana, Sapin anunció que obtendría otros 3.600 millones suplementarios de capítulos que aún tiene que concretar. Fue suficiente para que la Comisión no rechazara automáticamente el presupuesto.
Ahora, Francia sigue bajo la amenaza de que Bruselas la ponga bajo vigilancia en marzo y le dicte “recomendaciones” a cumplir. No parece, sin embargo, vislumbrarse una guerra abierta. Las prometidas reformas de Valls son un espejo de los consejos dados ayer a París por Juncker, quien, además, ha afeado al comisario alemán Günter Oettinger que haya calificado a Francia de “país deficitario reincidente”. Además, no es solo Francia la que gana tiempo, sino otros seis países más que, como recordó Sapin a Le Monde, “suponen el 54% del PIB de la zona euro”. O sea, hay un problema en toda Europa, no solo en Francia, y es de falta de crecimiento más que de déficit excesivo, insiste París.
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