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Las exportaciones españolas sufren su mayor caída en cinco años

El parón europeo y la debilidad de América Latina redujeron un 5,1% la venta de mercancías en agosto

Alejandro Bolaños
Un operario observa las labores de carga de un contenedor en un camión en un puerto.
Un operario observa las labores de carga de un contenedor en un camión en un puerto. EFE

“Gran parte del mantenimiento de la recuperación en España se juega en Europa”, advirtió hace un mes el ministro de Economía, Luis de Guindos, ante el estancamiento económico de la zona euro, sin señales de crecimiento en el PIB del segundo trimestre. Guindos identificó dos vías de impacto en la economía española: las transacciones comerciales y las expectativas. Y al menos en la primera, los datos ya evidencian el efecto del frenazo en seco del principal mercado para las ventas españolas. En agosto, las exportaciones de mercancías descendieron un 5,1% con respecto al mismo mes de 2013, mientras las importaciones crecieron un 0,5%.

Este retroceso anual es el mayor desde los meses finales de 2009, cuando el comercio mundial empezaba a sacudirse las consecuencias de la Gran Recesión, que originó un desplome comercial en el mundo sin precedentes en las últimas décadas. Pero en aquellos meses, el descalabro de las importaciones fue aún mayor, con lo que el déficit comercial, cercano a los 100.000 millones en 2008, comenzó a reducirse.

El descenso paulatino del déficit comercial prosiguió hasta que en 2013 bajó de 16.000 millones de euros. Una corrección intensísima a la que contribuyó tanto la mejora de las exportaciones españolas como la caída de la demanda tras dos recesiones sucesivas.

Pero en los últimos meses, ese patrón ha cambiado: el consumo tira de la recuperación española, pero también de las importaciones. Y, al contrario, la falta de demanda de los principales mercados —Europa, pero también América Latina—, penaliza a las exportaciones. El resultado es que, en lo que va de año, el déficit comercial ha vuelto a ampliarse, hasta casi duplicar lo registrado en los ocho primeros meses de 2013 (16.480 millones frente a los 8.420 millones acumulados el año pasado).

En la caída nominal de las exportaciones registrada en agosto influyen otros dos factores: las ventas españolas valen menos que hace un año respecto a otras divisas por la devaluación del euro. Y, como viene pasando en los últimos meses, los precios de venta caen. Pero, corregidos estos efectos, las exportaciones también bajan (un 1,3%), mientras las importaciones crecen (un 2%), respecto a agosto de 2013.

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La divergencia real entre exportaciones e importaciones se confirma en los datos acumulados entre enero y agosto: respecto a 2013, y de nuevo corregido el efecto de los precios y las variaciones estacionales, las ventas al exterior crecen un 1,8%, mientras las compras lo hacen en un 8,4%.

El desglose suministrado este miércoles por el Ministerio de Economía detalla el destino de las exportaciones, lo que permite rastrear las razones de la acusada caída de las ventas al exterior. Economía atribuye más del 70% del retroceso anual en agosto al mercado europeo —con Francia, el primer cliente español, a la cabeza—, y el resto, a América Latina, donde se registran descensos muy intensos, cercanos al 20% anual en Brasil y México.

Los malos resultados del comercio de mercancías penalizan también el comportamiento global del sector exterior, que incluye los servicios (como el turismo) y otras rentas. Según los datos distribuidos por el Banco de España, el saldo de las balanzas por cuenta corriente y de capital acumulado hasta julio registra un resultado negativo de 2.579 millones de euros, lo que se traduce en una necesidad de financiación del 0,2% del PIB. En los primeros siete meses de 2013, la cuenta arrojaba una capacidad de financiación (superávit) cercana al 1%.

El déficit exterior acumulado hasta julio se produce pese a que los cambios estadísticos vuelven a jugar a favor de las cuentas españolas, como ocurrió con el PIB. El supervisor explicó que esos cambios, que afectan sobre todo a la estimación de los servicios, elevaron el superávit de 2013 en 6.200 millones. Y transformaron el leve déficit exterior de 2012 en un saldo positivo.

Los cambios estadísticos también mejoran el dato de deuda externa. En junio, llega a los 1,67 billones de euros, tras dos trimestres al alza. Si a los pasivos españoles se le resta el valor de los activos en el exterior, la posición de inversión internacional arroja un saldo deudor de 998.882 millones (99% del PIB), por debajo del billón calculado antes.

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