Argentina ofrece un canje de deuda para esquivar el bloqueo judicial de EE UU
Fernández propone canjear los títulos emitidos en Nueva York por otros en el país austral
Los acreedores que tienen deuda reestructurada de Argentina en 2005 y 2010 bajo legislación de EE UU y Europa y que no han podido cobrar el pasado 30 de julio el vencimiento de intereses por el bloqueo judicial impuesto por el juez de Nueva York Thomas Griesa podrán canjear voluntariamente sus títulos por otros con la misma jurisdicción, pero que se abonen en el país sudamericano. Esta es por lo menos la propuesta que formuló en la madrugada de este miércoles en España en la cadena nacional de radio y televisión la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, que pretende que así los inversores puedan cobrar.
Este miércoles, el ministro de Economía, Axel Kicillof, aclaró que no implicará un cambio de legislación y de sitio de cobro. Hace dos meses, él ya había anunciado que esta posibilidad se encontraba en análisis y Griesa había reaccionado con críticas. La postura de Fernández se basa en que Argentina tiene la obligación de pagar al 92,4% de acreedores que aceptó la reestructuración de la deuda. Por eso, envió este miércoles un proyecto de ley para ofrecer un canje voluntario de bonos impagos por el bloqueo judicial de EE UU por otros bajo jurisdicción de Buenos Aires. “Es una opción, no una obligación”, aclaró la jefa de Estado.
El proyecto de ley será debatido por un Congreso en el que el kirchnerismo cuenta con mayoría absoluta en ambas cámaras, aunque en los últimos días en la de Diputados estaba poniéndose en duda la fidelidad de algunos de sus representantes. Por ejemplo, el pasado domingo Fernández ha perdido el apoyo del gobernador de la provincia sureña de Río Negro, Alberto Weretilneck, que en medio de una disputa por la distribución de la renta petrolera ha decidido respaldar la candidatura del peronista opositor Sergio Massa, del Frente Renovador, para las elecciones presidenciales de 2015. El gobernador de una provincia vecina, el aún kirchnerista Martín Buzzi, también se ha metido en esa pelea y acaba de recibir una denuncia de Hacienda por presunto fraude impositivo. Pero uno de los diputados del Frente Renovador ha anunciado su apoyo al proyecto de canje de deuda, mientras otros opositores lo cuestionan. De ahí que la jefa de Estado dijera este martes que apela a la unidad de todos los políticos de su país porque está en juego la “soberanía”.
La iniciativa presidencial también faculta al Ministerio de Economía para busque los instrumentos legales para que los tenedores de deuda reestructurada acaben cobrando lo que no han podido recibir hace tres semanas. Además, lo autoriza a remover al actual agente de pago del pasivo argentino, The Bank of New York Mellon, que ha acatado el bloque judicial de EE UU, y a reemplazarlo por un fideicomiso del estatal Banco de la Nación Argentina o por la entidad que los acreedores propongan.
Un juez de Nueva York ha amenazado con declarar a Argentina en desacato, lo que podría traducirse en multas
El proyecto además vuelve a reabrir los canjes de deuda de 2005 y 2010 para el 7,6% que los ha rechazado, incluidos los fondos buitre. Fernández recordó que ella y su ministro de Economía habían sido acusados por opositores de “impericia” para negociar con estos inversores especulativos, pero señaló que tampoco los bancos argentinos e internacionales que habían buscado en las últimas semanas comprarles a éstos la deuda impagada desde 2001 habían conseguido pactar con ellos.
En su discurso, Fernández se mostró emocionada, al borde de las lágrimas, cuando recordó a su fallecido marido y la reestructuración de 2005. “Estoy un poco nerviosa, discúlpenme. Realmente siento que estamos viviendo un mucho de mucha injusticia con Argentina”, explicó. Mencionó el apoyo de toda Latinoamérica y de más de cien académicos de EE UU y aclaró que esos respaldos no fueron para Argentina en sí sino por “esta cosa loca de querer tumbar la reestructuración de deuda más exitosa, que permitió el crecimiento” después del colapso político y socioeconómico de 2001. También recordó que el Gobierno de Barack Obama llegó a calificar el fallo de Griesa de “extravagante”.
El ministro de Relaciones Exteriores, Héctor Timerman, ha indicado que aún EE UU no ha confirmado formalmente su rechazo a la demanda que le hizo Argentina ante el Tribunal Internacional de La Haya por esta sentencia.
Un desafío a la Justicia norteamericana
La decisión de Argentina de esquivar el bloqueo judicial que le ha impuesto el juez de Nueva York Thomas Griesa al pago de deuda reestructurada en 2005 y 2010 hasta que le abone a los que rechazaron esa refinanciación abre diversas incertidumbres. Por un lado, cuántos acreedores de ese pasivo reestructurado aceptarán canjear títulos argentinos bajo legislación de EE UU y Europa por otros con las mismas condiciones, incluida la jurisdicción, pero que se cobrarán en el país sudamericano, en lugar de Nueva York o Londres.
Algunos analistas consideran que los tenedores de bonos con vencimientos en el segundo semestre de 2014, que tienen en sus manos un pasivo total de 7.500 millones de euros, preferirán cobrar lo antes posible, aunque sea en Buenos Aires, en lugar de mantenerse en el impago que sufren desde el pasado 30 de julio por el fallo de EE UU. Otros expertos advierten de que ciertos fondos institucionales de EE UU o Europa no pueden, por reglas internas, invertir en títulos que se encuentren fuera de su jurisdicción, aunque en este caso ésta se respetaría y solo cambiaría el sitio de cobro. Habrá que ver si estos inversores pueden aceptar el canje o si los venden a otros que puedan asumir ese presunto riesgo. Uno de los retos que tal vez deba afrontar el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner es la eliminación de controles de capitales que impiden en la actualidad el libre giro de recursos al exterior. No sería la primera vez que el Banco Central argentino decide alguna excepción a esos controles reforzados desde 2011: ya lo ha hecho con mineras y bancos extranjeros que deseaban repatriar beneficios.
Pero economistas como Javier Alvaredo, de la consultora ACM, advierten de que el canje de deuda puede provocar un efecto adverso en los acreedores y que pidan el impago del total del pasivo reestructurado, no solo de los títulos con vencimientos en 2014, sino todos, lo que implicaría una moratoria mayor, por 30.000 millones. Hasta el próximo día 30, si se juntan los tenedores de al menos el 25% de alguno de los 16 bonos de la deuda reestructurada, pueden reclamar el pago inmediato de todo lo debido, incluyendo los futuros vencimientos de capital e intereses, y en caso de que Buenos Aires pueda asumirlo en los siguientes dos meses, entonces se declararía el impago total, ya no parcial, del pasivo.
El anuncio de un canje de deuda para evitar el fallo de EE UU puede llevar a que el juez de Nueva York cumpla con su amenaza de declarar a Argentina en desacato. Esto podría implicar multas para Buenos Aires, como ya le ocurrió en 2011 a Congo en una situación similar, aunque aquella vez el Gobierno de Barack Obama intervino para que se desactivaran porque prefería evitar un deterioro de las relaciones bilaterales.
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