Guerra a las plagas agrícolas
España y Francia encabezan la lucha por endurecer el control sanitario de las frutas y hortalizas extracomunitarias
Con un volumen medio de compras a terceros países de 13,5 millones de toneladas al año, la Unión Europea es como una autopista abierta a las importaciones de frutas y hortalizas frescas, así como de todo tipo de material genético para el sector de los viveros o directamente para los propios agricultores. Generalmente llegan en buen estado desde una perspectiva sanitaria. Sin embargo, de forma cada vez más frecuente, esas frutas y hortalizas, así como el material vegetal, atraviesan las fronteras de los países comunitarios transportando una serie de plagas y enfermedades ya erradicadas en el sector europeo y que en los últimos años traen de cabeza a decenas de miles de agricultores.
Las nuevas plagas preocupan tanto a los importadores como a la Administración por dos razones: primero, porque suponen un aumento en los costes de producción por los gastos que conllevan los tratamientos preventivos o para su eliminación. Segunda, por las pérdidas que representan los frutos contaminados que acaban no pudiendo comercializarse y, sobre todo, por el riesgo de que una de esas plagas acabe afectando a las propias plantaciones, lo que supondría la ruina para el cultivo.
Dentro de los productores de frutas, el sector más sensible hasta la fecha a las enfermedades importadas ha sido el de los cítricos, que constituye el pilar de las exportaciones españolas. Según un informe del Instituto Agroforestal Mediterráneo de la Universidad Politécnica de Valencia, desde los años ochenta se han introducido en España hasta 15 plagas citrícolas de las que la mayor parte corresponde al último decenio, coincidiendo con un aumento de las importaciones extracomunitarias.
Entre las plagas que están afectando al sector de los cítricos, destaca la garrapata denominada Coccus pseudomagnoliarum, que se adhiere a las ramas o a los frutos, reduciendo la productividad del árbol y depreciando el fruto. Además, la cochinilla Delottococcus aberiae (o cotonet de les Valls), que deforma la fruta y hace imposible su venta, está fuera de control.
Más recientemente se han detectado tres plagas que aparecen cada vez con más frecuencia y cuyos efectos son devastadores. Una de ellas es el denominado cáncer de los cítricos, contra el que, según la organización agraria Asociación Valenciana de Agricultores (AVA), no se conoce ningún remedio eficaz. Esta plaga obliga a arrancar los árboles en las extensiones afectadas. Luego está la llamada mancha negra, un hongo que deja la fruta comercialmente inservible y que ha sido detectada fundamentalmente en los cítricos importados desde Sudáfrica y Brasil. Por último, ha aparecido un virus muy agresivo denominado HLB (por sus siglas en chino) o virus del verdeo cítrico, que procede sobre todo de los productos llegados desde Pakistán.
"Estamos jugando con fuego", señala el presidente de AVA, Cristóbal Aguado, y por ello hemos exigido a la Comisión Europea que suspenda la entrada de productos procedentes de esos países, al menos hasta que se firme un protocolo de actuación que permita llevar cabo inspecciones en origen como hacen otros países como Estados Unidos con nuestros cítricos".
El sector más afectado hasta la fecha es el de los cítricos, el pilar de las exportaciones españolas
Junto a estas enfermedades que afectan fundamentalmente a los cítricos, en lo que va de año se han detectado también varios brotes en Italia de lo que se considera como una nueva y peligrosa bacteria, la X Fastidiosa. Al parecer procede de Asia y afecta especialmente a los cultivos leñosos como a los cítricos, pero también a la vid, el olivar, frutos secos, y todo tipo de frutales y plantas ornamentales, pudiendo causar graves daños al árbol. Los tratamientos químicos no se consideran efectivos y la única salida es eliminar las plantas y la vegetación colindante.
Entre las últimas enfermedades en llegar al sector de los frutales de hueso se hallan la mosca Drosophila suzukii, de la que se tienen noticias en España desde 2008 y que causó graves problemas en las plantaciones de cerezo o caqui en 2012. Igualmente destaca la avispilla del castaño, que entró procedente de China y Corea del Sur.
Además de las frutas también se han visto afectadas en los últimos años diferentes producciones de huerta. La plaga más importante desde 2007 ha sido la denominada Tuta absoluta, una polilla procedente de América del Sur, que afectó al tomate. La plaga deteriora el producto hasta impedir su venta comercial. En las producciones hortícolas, entre otras enfermedades nuevas, se hallan además una mosca que ataca a los calabacines y un ácaro que pulveriza al aguacate y al mango. Ambas plagas proceden de India.
Desde el conjunto del sector agrario español se ha planteado a la Comisión Europea la necesidad de adoptar medidas más drásticas contra las exportaciones agrícolas por simples razones de seguridad mientras no cumplan las normas de sanidad vegetal, sin que ello pueda interpretarse como cierre injustificado de fronteras y en contra de las normas de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Bruselas se comprometió hace tiempo a prohibir las importaciones de un país cuando se detectaran cinco casos de cargamentos con plagas hasta que los exportadores no fueran capaces de garantizar el correcto estado sanitario de la mercancía. Pero, de momento, ese compromiso no se ha cumplido.
Benjamin Faulí, agricultor de Málaga afiliado a Asaja, es uno de los hombres que desde el sector agrario lleva años implicado en la lucha para un mayor control de las importaciones en los países de origen, que sean ellos quienes asuman todos los costes de vigilancia y seguridad y que, en todos los casos, se ejecute el principio de reciprocidad, aplicar las mismas exigencias a las entradas de frutas y hortalizas en los países comunitarios que las aplicadas en terceros países como Estados Unidos, Japón o Sudáfrica a los productos españoles. Para Faulí, es clave que Bruselas aumente el cuerpo de inspección para este tipo de productos en los puertos y aeropuertos comunitarios ya que algunos son un auténtico coladero.
La Comisión Europea trabaja en la revisión de la reglamentación sobre sanidad vegetal donde, entre las cuestiones más importantes, se hallan los procedimientos sobre el control de las importaciones de estos productos. La Administración española, junto con la francesa, son las dos que están haciendo los mayores esfuerzos para lograr una normativa mucho más dura para las entradas de productos desde terceros países y aplicando el principio de reciprocidad.
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Para el director general de Sanidad de la Producción Agraria, Valentín Almansa, la actual reglamentación sobre los controles en frontera es mejorable y aboga por una disposición donde se contemplen las condiciones que deben cumplir esos productos de terceros países, más inspecciones y una reglamentación mucho más dura.
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