El paro de larga duración se enquista
Uno de cada cinco parados lleva más de tres años sin encontrar trabajo El desempleo de mayor duración sube en 234.200 personas en 2013, hasta las 1,27 millones
El paro apenas ha empezado a descender en los últimos meses, tras seis años de profunda crisis laboral. Pero no deja de aumentar si la lupa estadística se acerca al desempleo de larga duración, el colectivo de personas con más dificultades para encontrar trabajo. Los resultados de la encuesta de población activa (EPA) para el conjunto de 2013 reveló que el 62% de los seis millones de parados llevaban más de un año sin lograr empleo, una proporción muy cercana al nivel récord (65%) alcanzado en 1987. Pero es que, además, el Instituto Nacional de Estadística, detalla ahora que uno de cada cinco desempleados están en esa situación desde hace más de tres años.
La submuestra de la EPA divulgada este viernes —en este caso, la encuesta es algo más limitada y se hace una sola vez por hogar—, estima que en 2013 hubo 1,27 millones de parados que no habían podido reincorporarse al mercado laboral en, al menos, los tres últimos años. Aquí se incluye solo a los desempleados con experiencia laboral previa; si se incorporara a las personas que pretenden encontrar un trabajo por primera vez, el colectivo aumentaría en unas 100.000 personas más, aunque no hay una estimación precisa.
El desempleo de mayor duración crece así en 234.200 personas respecto a 2012, un repunte anual del 22%. El aumento de este colectivo se ha atenuado algo respecto a los dos ejercicios anteriores, cuando subió a ritmo del 40% anual, pero sigue siendo muy superior al del conjunto de desempleados, que en los dos últimos trimestres ha comenzado a bajar. A los indicios de que la crisis laboral ha tocado fondo se suma la estadística de expedientes de regulación de empleo, que denotan un descenso del 57% (hasta los 54.016 afectados) en el número de personas inmersas en procedimientos de despido colectivo.
El problema ya es de una magnitud similar al de los años ochenta
En 2007, las personas que llevaban en paro más de tres años suponían un 13% del desempleo total, mientras que en 2013 esa proporción llegó al 21%. Mientras el desempleo de muy larga duración no deja de avanzar, el número de parados que llevaban menos de un año a la búsqueda de trabajo ya registró un descenso significativo, de más del 10%, en relación a 2012.
Para los expertos, la evolución del último año corrobora que el paro de más larga duración será la peor herencia de esta crisis, la más difícil de afrontar. Una complicación que bautizan con otro de esos términos que amenaza con popularizarse en las crisis, la histéresis: cuanto más tiempo se pasa en el desempleo, más dificultades hay en volver a trabajar. Y en el caso español, la magnitud del problema comienza a ser notable: un 6% de la población activa lleva más de tres años en paro, una proporción muy similar a la que suponen en Alemania todos los parados.
Solo descienden los parados que acumulan unos meses sin trabajo
El incremento de los parados que, desanimados, dejan de buscar trabajo (un 21% más en los últimos tres años, hasta el medio millón de personas), es otro síntoma de que el problema se enquista. “Se puede decir claramente que el paro de larga duración se está encaminando hacia un paro de muy larga duración”, señalan las investigadoras Sara de la Rica y Brindusa Anghel, en un informe publicado por la Fundación Alternativas,el mes pasado. “Es necesario diseñar medidas de formación y recolocación de estos parados de muy larga duración si pretendemos que no queden excluidos del sistema para el resto de su vida laboral”, advierten.
En su último análisis de la situación económica española, a principios de mes, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo dejaron un recado similar al Gobierno español, al que reclamaron reformas en políticas activas, formación y en los servicios públicos de empleo para afrontar “el reto del paro de larga duración”.
Diversos estudios han subrayado que las probabilidades de encontrar trabajo disminuyen de forma abrupta conforme se acumula tiempo fuera del mercado laboral. Y cuando el paro se cronifica, los ingresos se despeñan. Las personas que llevan más de tres años en desempleo ya han agotado el derecho a prestación, y en la inmensa mayoría de los casos, los subsidios asociados a la búsqueda de trabajo. Muchas de ellas forman parte de los más de 735.000 hogares en el que ninguno de sus miembros declaran ingresos.
Las mejores salidas laborales
La submuestra de la encuesta de población activa (EPA) corrobora otro de los axiomas de los estudios sobre el mercado laboral: a mayor formación, mayores probabilidades de encontrar empleo. Dos tercios de los 38,6 millones de residentes en España con más de 16 años tienen una formación equivalente, como máximo, al bachillerato. De este amplísimo colectivo de formación básica, apenas la mitad es activo en el mercado laboral, con tasas de paro muy altas, del 33%.
En el extremo contrario, los estudios superiores multiplican las salidas laborales, sobre todo en el caso de las personas con formación en ciencias de la vida (bioquímicos o biólogos), informática o matemáticas, con tasas de empleo (la proporción de ocupados sobre la población mayor de 16 años) cercanas al 75%.
Matemáticos y estadísticos son también los que tienen menos paro, apenas el 7%, una proporción muy similar a la que la economía española disfrutaba antes de la crisis. Los trabajadores formados en ciencias de la vida también tienen una tasa, del 12,4%, muy inferior a lamedia española en 2013 (26% de desempleo). Los que tienen formación en Derecho completan el podium de los sectores formativos con menos desempleo (un 12,5%).
Además del voluminoso colectivo de personas que solo tienen una formación básica, son los trabajadores en el sector de la construcción y la arquitectura (30%), los que pretenden emplearse en servicios sociales y personales, y los que buscan trabajo en servicios de protección al medio ambiente los que tienen una tasa de paro mayor que el 26% de media.
Hay algunos sectores en los que el paro es alto, pero también lo es la tasa de actividad, un indicador de que las personas que trabajan en ese área tienen perspectivas laborales. El caso más extremo es el de las personas que trabajan en la protección del medio ambiente, con la mayor tasa de actividad (96%) y una de las mayores tasas de paro (32%). Una gran proporción de los informáticos (89%) y de los biólogos y bioquímicos (86%) también están activos en el mercado laboral. A la cola se sitúan los trabajadores de la industria, del transporte o de los servicios de seguridad.
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