Empresas de España, Italia y Perú construirán la línea 2 del Metro de Lima

La obra de la Línea 2 del Metro de la capital de Perú ha sido adjudicada al Consorcio Nuevo Metro de Lima formado por la peruana Cosapi, las italianas Impregilo y Ansaldo, y las españolas ACS y FCC. La decisión se dio a conocer después de varias semanas de críticas a causa de la presentación de un único postor a la licitación. La obra tendrá 27 estaciones en 35 kilómetros de recorrido, de este a oeste, y contará con un ramal (bifurcación) de ocho estaciones en dirección al aeropuerto. 

Durante la apertura de sobres en Lima, los directivos de la agencia estatal ProInversión indicaron que el importe del cofinanciamiento supera los 3.000 millones de dólares, una cifra menor a la que se había proyectado antes del concurso, según informó el ministro de Transportes y Comunicaciones, Carlos Paredes. 

“El postor lo ha rebajado en 170 millones de dólares. La inversión en este proyecto va a ser de 5.658 millones. En estos momentos no les puedo precisar la cifra exacta de la inversión del Estado, pero aproximadamente bordeará los 4.000 millones”, declaró Paredes.

“Se ha estado mencionando una cifra de 6.600 millones de dólares porque incluían los trenes de los siguientes 35 años si la demanda así lo justificaba, pero lo correcto es partir del valor referencial de la etapa en que hoy nos encontamos”, añadió el ministro de Transportes, respondiendo a señalamientos contra la licitación planteados por el Colegio de Ingenieros de Lima y el exministro de Economía, Pedro Pablo Kuczynski.

Antes del anuncio, Oscar Rafael, decano del Colegio de Ingenieros de Lima, declaró al diario Gestión que se trató de un “proceso poco transparente” y sugirió una tercera convocatoria “donde los postores puedan presentar un procedimiento de construcción mixto y eficiente con un costo que genere un ahorro de, por lo menos, 2.000 millones”.

El ministro Paredes y el presidente del Comité ProIntegración de ProInversión, Carlos Puga, dijeron a los medios peruanos que las críticas se orientan hacia el riesgo de que aumente el precio de la obra, pero Puga negó que ello pudiera ocurrir. "Los riesgos del diseño del proyecto están a cargo del concesionario si hay error en el diseño o en el proceso constructivo”, declaró Puga a Gestión.

En contraste, Paredes reconoció que hay una posibilidad de que el precio suba: “La única razón por la cual pudiera haber algún incremento en el costo posterior es por riesgo geológico. A los postores se les ha proporcionado información geológica en base a la cual ellos han planteado su propuesta. Si durante la etapa constructiva se encontraran características geológicas diferentes a las que se le han hecho conocer, el contrato contempla que el Estado asume ese costo geológico, no hay ningún otro concepto que pueda generar un adicional que incremente el monto que esta obra le va a a costar al Estado”.

Esta posibilidad ya ha costado dinero al Estado peruano. Durante la construcción de un túnel transandino para el proyecto de irrigación Olmos, en el norte del país, la empresa brasileña Odebrecht incumplió los plazos de entrega, no pagó multas por el retraso de la obra, y luego en una negociación con el Estado ganó el argumento de que fallas geológicas produjeron estallidos de roca. El costo adicional que el Estado peruano aceptó pagar en 2012 fue de alrededor de cinco millones de dólares, aunque la concesionaria exigía cerca de 48 millones.

El representante de Cosapi, la empresa peruana miembro del consorcio ganador, Fernando Vásquez, indicó que “los niveles de deuda de las empresas españolas y europeas son diferentes a las peruanas y son adecuados, normales en una empresa”. El diario El Comercio informó el viernes, día de la apertura de sobres, acerca de los problemas de la italiana Impregilo en la ampliación del Canal de Panamá y alertó que la matriz de Ansaldo Breda y Ansaldo STS pretende venderlas para reducir su nivel de deuda.