Investigadores y médicos españoles llegan a Ecuador con falsas promesas de trabajo
Los escogidos en un proceso de selección muy rápido en España vieron frustrados sus deseos de conseguir los empleos ofertados
Ecuador ofrece trabajo para médicos, profesores e investigadores españoles. Ha habido varias visitas de altos cargos, dentro del marco, además, de los planes gubernamentales de favorecer el regreso de sus emigrantes.
Una oferta de empleo para doctorados en cualquier área fue el anzuelo que mordieron muchos españoles que tienen la cualificación de doctor y que ahora están en Ecuador. Tienen 30 y pocos años y las ganas de rentabilizar los años que han dedicado a la investigación. Aceptaron venir a Ecuador porque en España las expectativas de conseguir un trabajo en su campo eran casi nulas, según el testimonio de una de las expatriadas, que obtuvo el doctorado en Biología en 2010 y que llevaba dos años en paro.
Pero nada de lo que les pintaron en palabras resultó verdad. La oferta de trabajo que hablaba de sueldos de 2.000 dólares, prestaciones sociales, dos pagas adicionales y facilidades para hallar vivienda jamás se concretó. Por eso se sienten timados y aunque se niegan a dar sus nombres porque la mayoría sigue en Ecuador y busca colocarse en otra universidad, quieren contar lo que hay detrás de las ofertas de empleo cualificado el país.
El grupo fue reclutado por un ecuatoriano que vive en Madrid. Su nombre es Pablo Ulloa Purcachi y se presenta como representante de las universidades ecuatorianas en Europa.
Los procesos de selección fueron rápidos y solo los candidatos que estaban en Madrid tuvieron una entrevista personal. Una de las investigadoras reclutadas fuera de la península cuenta que le sorprendió que la contrataran sin hacerle ninguna entrevista. “Mandé mi currículo y en la noche ya me llamó Pablo para decirme que tenía un 99.9% de posibilidades”, cuenta.
A otra le dio una semana para viajar, pues debía ocupar la plaza de otro que se había negado a último momento, y para convencerla le hizo promesas sobre un seguro médico privado y hasta le habló de un chofer para hacer todos los trámites en Ecuador. “El hombre parecía serio y me dio confianza que me pagara el pasaje”, dice.
Sobre el Proyecto Prometeo
Estas son las respuestas dadas por el departamento de comunicación de la la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación, Senescyt, entidad que regula las universidades ecuatorianas, sobre el programa para atraer docentes extranjeros a Ecuador.
¿En qué consiste el Proyecto Prometeo?
Es una iniciativa del gobierno ecuatoriano que busca, ante todo, fortalecer la transferencia de conocimientos, la investigación y la docencia en el país. Consiste en el otorgamiento de becas a investigadores y docentes de alto nivel (extranjeros o ecuatorianos residentes en el exterior) para que realicen actividades de docencia, investigación y transferencia de conocimientos en temas prioritarios para el desarrollo del país (como ciencias de la vida, medio ambiente, productividad, innovación, tecnología, salud, ciencias sociales, entre otros).
El proyecto está dirigido a universidades y escuelas politécnicas, públicas y cofinanciadas, institutos públicos de investigación, ministerios y otras instituciones públicas que requieran asistencia en el desarrollo de proyectos de investigación para estos sectores prioritarios. Los Prometeos son asignados a una institución de acogida por un tiempo determinado en función de un proyecto que deberán desarrollar durante su estancia en el país.
¿Cuántos profesionales (tanto extranjeros como ecuatorianos) han venido a Ecuador con este programa?
Desde 2011 hasta noviembre de 2013, 295 profesionales de 43 países se han vinculado al Proyecto Prometeo y han trabajado en 79 instituciones públicas de acogida. Además, 195 expertos adicionales han sido aprobados y están a la espera de vincularse hasta inicios de 2014.
¿Cómo pueden enviar su solicitud los doctores desde el extranjero?
El aspirante puede hacerlo en línea . El postulante deberá escoger entre las categorías de investigador o docente. El área técnica del proyecto evaluará su perfil y recopilará datos adicionales para determinar cuál será la institución de acogida con la que trabajará. Entonces, entre la institución y el postulante elaboran una propuesta de proyecto a desarrollarse para ser aprobada en un comité evaluador.
Los requisitos básicos son tener un doctorado, residir en el extranjero en el momento de la solicitud, tener experiencia en liderazgo de proyectos de investigación y/o académicos, experiencia como docente, publicaciones, premios, becas y condecoraciones. Actualmente, las áreas prioritarias son: ciencias de la vida, recursos naturales, producción e innovación y ciencias sociales.
¿Cuál es el beneficio que reciben?
Los Prometeos reciben una manutención mensual de acuerdo a su categoría, gastos de vivienda durante los primeros 6 meses, seguro de salud y vida, y rubros para visitas científicas y adquisición de insumos durante el desarrollo de sus investigaciones. Las vinculaciones van de 2 a 12 meses, que pueden ser consecutivos o por intervalos.
¿Esto tiene relación con la Universidad Nacional de la Educación?
El gobierno ecuatoriano tiene varios proyectos insignia en el tema de educación e innovación, cuatro de ellos creación y funcionamiento de universidades e institutos públicos: Yachay, la Universidad de las Artes (Uartes), Ikiam (universidad orientada al medio ambiente) y la Universidad Nacional de Educación (UNAE). El Proyecto Prometeo, en sí, no forma parte de estas iniciativas, pero es un facilitador que ayuda a que estas consigan docentes expertos de alto nivel que contribuyan con la creación y fortalecimiento de las universidades.
El primer grupo de españoles llegó a Ecuador entre julio y agosto pasados, justo para iniciar el semestre académico. Su llegada solo puede interpretarse como un intento de las universidades por alcanzar el mínimo de docentes doctores que les exige la Ley de Educación Superior para seguir operando. De hecho tres de las cuatro universidades que los acogieron son de categoría C.
El malestar del grupo empezó porque tardaron en firmarles los contratos y hubo gente que no cobró nada durante casi dos meses. Además fueron desplazados a ciudades peligrosas del país y no fueron advertidos sobre esta situación. A todo esto se sumó un problema mayor, que los programas de investigación a los que esperaban vincularse no existían. Las universidades que los emplearon tenían una orientación agropecuaria y sus proyectos se reducían a la producción de huevos de codorniz, la comercialización de hortalizas, etc.
Los perfiles de los investigadores no calzaban en estas entidades. Hubo el caso de una filóloga en lengua inglesa que tuvo que dar clases de inglés básico a alumnos y aunque insistió en hacer análisis de textos técnicos y científicos no hubo la voluntad de los coordinadores de las distintas áreas.
De Pablo Ulloa no volvieron a saber más, pero este ecuatoriano, con estudios de posgrado en la Universidad Complutense, sigue figurando como representante de las universidades ecuatorianas en España. Ahora mismo está inmerso en la selección de 120 doctores que deberían viajar el 27 de diciembre, según los avisos que circulan por Internet. Ha contestado a un correo electrónico enviado por este periódico en el que cuenta que lleva vinculado a la educación superior desde 1980, pero no ha aclarado cuáles son sus honorarios. "Yo estoy al servicio de la Universidad. Mi tarea va mucho mas allá de la contratación de profesores. Los procesos de selección y contratación son muy claros, transparentes y técnicamente ejecutados", respondió.
La entidad que regula las universidades en Ecuador, la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt), no ha querido responder sobre este tema y ha dicho que las universidades son libres de buscar los canales para contratar a sus docentes. Pero respecto a los investigadores extranjeros dice que el camino para vincularse a las universidades ecuatorianas es el Proyecto Prometeo, que recluta a investigadores y docentes de alto nivel.
El caso de los médicos que retornaron a España
Igual decepción que los doctores ha sufrido un grupo de médicos que llegó a Ecuador entre mayo y junio pasados. Pero su desilusión fue mayor porque decidieron viajar tras recibir la invitación de la misma autoridad sanitaria, Carina Vance, que estuvo en España y les habló de diversos convenios para facilitar la migración.
Los colegios médicos en España se encargaron de difundir la invitación de la Ministra de Salud ecuatoriana, que más tarde se convirtió en una propuesta concreta para trabajar en el Hospital Abel Gilbert Pontón de Guayaquil, uno de los más grandes del país, dotado de 220 camas.
El gancho en este caso fue que el gerente de dicho hospital es un español, Jonás Gonseth. Una amiga de este médico era la encargada de reclutar al personal en España y las entrevistas se hicieron vía Skype con todos los directores del hospital. La oferta decía que en Guayaquil se necesitaban especialistas porque se estaba empezando a gestionar la salud pública, gratuita y universal.
En el primer grupo de españoles que viajó estaba un matrimonio: Alberto de Dios Romero, un médico internista, y Gloria Puertas, médico de familia. El gerente del hospital les ofreció trabajo a los dos, con sueldos que superaban los 3.000 dólares, pero llegado el momento solo hubo contrato para él y a ella le tuvieron dando vueltas por el hospital durante tres semanas. Volvió a España sin ni siquiera recibir una explicación de parte del gerente y tras ella se marcharon su esposo y un neurocirujano. Esto es la mitad del grupo de médicos españoles que arribó a Ecuador.
Alberto de Dios Romero cuenta que cumplió cuatro meses de trabajo y se marchó. “Yo me quedé porque ya me había gastado unos 3.000 dólares en trámites, billete de avión y quería recuperar costes”, dice desde España.
Profesionalmente, este médico también se desgastó porque le asignaron una consulta de endocrinología y pasaba cuatro horas al día recetando insulina a pacientes diabéticos. “En España estas cosas las hacen las enfermeras, me parecía que estaba perdiendo el tiempo y que ellos desaprovechaban la potencialidad del especialista”, cuenta.
Pero antes de esto, la frustración empezó porque en España les habían dicho que existían convenios con el Ministerio de Educación para convalidar títulos y en realidad no había nada. “Veíamos que todo eran gastos y gastos y que nos dejaban solos; en el hospital no nos apoyaron y nos pasábamos los días de notarías e historias por Guayaquil”, dice.
El trámite de convalidación tardó más de lo previsto, con lo cual se retrasó el inicio del contrato. Esto representó una pérdida de dinero para los médicos y por eso tuvieron que ponerse enérgicos. “Nos contrataron porque amenazamos con volvernos a España, pero igual no podíamos ver pacientes ni recetar”, cuenta el médico internista.
Pero las quejas de este especialista también son por su sueldo, que bordeaba los 2.300 dólares, debido a los descuentos para la Seguridad Social y otros haberes. “Nadie nos informó de esto, ni del enorme coste de la vida diaria en Guayaquil, en alquileres, taxis y comida, lo que supone un exiguo ahorro muy decepcionante”.
Él y su esposa alquilaban un piso lejos del hospital porque les habían alertado de la inseguridad de la zona. Siguiendo a todos los españoles se fueron a vivir a un condominio donde los alquileres bordeaban los 1.000 dólares. “Teníamos que coger taxi todos los días y nos metíamos los cinco en un taxi para ahorrar algo de dinero”, cuenta.
El director del hospital, Jonás Gonseth, al inicio de 2012, informó a la prensa local sobre la contratación de 14 especialistas, entre extranjeros y ecuatorianos que volvieron con el Plan Retorno, y anunció la llegada de más médicos durante el año. Ante la petición de entrevista hecha por El PAÍS ha alegado ocupaciones varias y ha remitido al departamento de comunicación del hospital. La responsable de relaciones públicas del hospital, Jazmin Núñez, ha remitido una nota sobre el denominado Plan Retorno para "robustecer la red pública de salud en infraestructura , medicina y fortalecimiento humano, con profesionales altamente calificados dispuestos a trabajar de manera coordinada y adyacente al régimen nacional para garantizar sostenibilidad en los cambios en el sector salud y brindar a los usuarios calidad en los servicios." Asegura que cuentan con 288 especialistas en todo Ecuador, 22 de ellos en su hospital, todos ellos con salarios que oscilan entre los 2.641 y los 2.967 dólares y un bono de 795 dólares para gastos de residencia.
Sobre la denuncia de Alberto de Dios Romero, afirma que "fue consumada luego de que el Dr. Alberto de Dios abandonará irresponsablemente su plaza laboral con pretexto de vacaciones, de las que nunca retornó y que bajo el escudo de los correos y publicaciones empezara una guerra unilateral protagonizada por su esposa, quien no llegó a ser contratada por la institución ya que después de veinte días se sintió agobiada por los procesos de ley y decidiera regresar a su país, cuando en repetidas ocasiones se le explicó el tramite podía durar hasta 45 días y a quien se le puso a disposición la compañía de un servidor que agilite el proceso. Su esposo, quien llego primero a la casa de salud, gestionó su documentación en 30 días, tiempo regular como en todos los países, pero quien se quejara luego de los costes de arriendo y de la inseguridad… cosa que se nos salían de las manos como institución ya que ellos tenían la libertad de elegir donde vivir y el eligió uno de los sectores más caros de la ciudad (Puerto Santana)"
Lo cierto es que del grupo de españoles que vinieron a mediados de año solo quedan tres. Los que salieron dan cuenta de las dificultades para trabajar, como el doctor Romero: “Hay falta de recursos, problemas legales, ruptura continua de stock de medicamentos, y si no hay medicamentos en el hospital, no puedo recetar medicamentos de las farmacias privadas… ¿Entonces qué hago? y si no le receto algo, el paciente me puede denunciar. Así no se puede trabajar”.
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