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Wall Street sigue la situación en Washington con cautela

Los inversores ven todo esto como otro episodio del drama político, que se resolverá tan pronto como el presidente, demócratas y republicanos se sienten a negociar

Comerciantes en la sede de la bolsa de Nueva York.
Comerciantes en la sede de la bolsa de Nueva York.JUSTIN LANE (EFE)

El cese parcial de las actividades administrativas del Gobierno federal en EE UU ya está en marcha. Mientras más dure, mayor será su efecto en la economía, sobre todo si se llega al 17 de octubre sin un acuerdo entre la Casa Blanca y el Congreso para elevar el techo de la deuda. En ese momento, la deuda estadounidense corre el riesgo de dejar de ser un activo viable como colateral en las operaciones financieras internacionales.

Wall Street mantiene la calma en las primera horas del parón, aunque sigue la sucesión de eventos con cautela. El Dow Jones arrancó la sesión con un ligero repunte del 0,3%, tras caer un 0,9% el lunes. Los inversores ven todo esto como otro episodio del drama político, que se resolverá tan pronto como el presidente, demócratas y republicanos se sienten a negociar. Pero eso no quita que se vea este circo como un gran error, que puede acabar haciendo un daño real a la recuperación y a la imagen de EE UU.

Los analistas empiezan a hacer cálculos. Los más de 700.000 empleados públicos que se estima se quedarán en casa sin paga, equivalente a toda la plantilla de la industria del automóvil, podría costar a la economía unos 1.000 millones de dólares a la semana, solo en pérdida de poder adquisitivo vía salarios. Eso sin contar con el impacto que el cese tiene en empresas que dependen del Gobierno o que necesitan de los préstamos públicos para operar.

Si se le suma la incertidumbre que generan estas situaciones, el impacto en la economía se multiplica por diez, según Moody´s. En los primeros dos días, el lastre en el crecimiento del cuatro trimestre sería de dos décimas, de acuerdo con las proyecciones de Goldman Sachs. Si se prolonga durante tres semanas, se elevaría a 1,4 puntos. Moody´s cifra el coste en 55.000 millones si dura tanto tiempo.

El momento no es el más oportuno. Los últimos datos muestran que la economía empezaba a recuperar el ritmo en agosto, lo que anticipaba un crecimiento superior al 3% en el cuatro trimestre frente al 2,5% del segundo y del 2% que se espera para el tercero, que aún debe publicarse. Eso debía haber llevado a la Reserva Federal a empezar a retirar los estímulos artificiales a la economía, proceso que seguramente se retrasará.

En Bank of America lo ven peor y creen que el impasse fiscal actual puede comerse dos puntos del crecimiento y recuerda que esta situación tiene lugar, además, con los recortes automáticos del gasto en vigor desde la primavera por el impasse fiscal, fruto del último enfrentamiento. Lo que nadie se atreve a anticipar es qué pasará si EE UU entra en una situación de impago de la deuda.

La situación en los mercados puede volverse por tanto más volátil e incluso violenta conforme se llegue a la fecha guillotina del 17 de octubre, cuando Washington no contará con efectivo para cubrir sus obligaciones. En ese momento, las agencias de calificación podrían empezar a rebajar sus notas de solvencia, como advierten Moody's y Standard & Poor's.

Incluso si se evita en el último minuto tal extremo, el cese de tres o cuatro semanas en las actividades del Gobierno federal por la falta de presupuesto tendría un impacto equivalente a los trastornos causados por los huracanes Katrina y Sandy. Y como dicen en Wall Street, en este caso es además un daño voluntario y evitable. Por eso creen que este circo político no es necesario. Si dura poco, se quedará en otro dolor más de cabeza.

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