El crecimiento anual de Japón se frena al 2,6% hasta junio
El dato pone en riesgo las subidas del IVA previstas para 2014 y 2015
Dicen que el equilibrio está en el justo medio, pero esa máxima pocas veces se cumple. La economía japonesa ha decepcionado este lunes a los analistas al registrar un crecimiento en el segundo trimestre del 0,6%, lo que se traduce en un avance anual del 2,6%. También, en caídas en la Bolsa de Tokio (-0,4%) y en la cotización del yen (-0,3%). Y ha decepcionado porque entre enero y marzo la economía creció a una tasa anual del 3,8%, un resultado que se atribuyó a los efectos casi milagrosos de las políticas puestas en marcha por el primer ministro Shinzo Abe, que llegó al poder en diciembre pasado.
Lo cierto es que los datos del PIB arrojan luces y sombras. Luces, porque la economía sigue creciendo por encima de su potencial (establecido en el 0,1% trimestral); porque el plan de estímulo del Gobierno ha contribuido en tres décimas al crecimiento anual y el consumo privado ha sumado otras cinco décimas. Pero también ofrece sombras porque la inversión empresarial sigue sin recuperarse y cayó un 0,4%; y porque el comercio exterior neto apenas contribuyó en dos décimas al crecimiento, pese a que el yen se ha depreciado un 15% desde noviembre.
Esos débiles mimbres cuestionan los siguientes pasos en los planes económicos de Abe, que ya ha anunciado una subida de tres puntos del IVA —del 5% al 8%— a partir del próximo mes de abril, y otros dos puntos en 2015. La decisión de seguir adelante o no con la subida de impuestos dependerá de si la estadística confirma en septiembre los datos preliminares del PIB. En los años noventa otra subida de impuestos dio al traste con la incipiente recuperación económica.
El gobernador del Banco de Japón, Haruhiko Kuroda, ha insistido en varias ocasiones en la necesidad de seguir adelante con el aumento del IVA, por varias razones. La primera, porque la amenaza de provocar un frenazo en la recuperación forzará al gobierno japonés y a los parlamentarios a aprobar una batería de reformas estructurales aplazada desde hace años y, en segundo lugar, porque el incremento de los ingresos es fundamental para garantizar avances en la consolidación fiscal. Por primera vez en la historia, la deuda pública japonesa superó el trillón de yenes (unos 8,5 billones de euros) a finales de junio y el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé para este ejercicio que alcance el 247% del PIB.
Kuroda, además, ha ganado cierta autoridad porque la política monetaria empieza a dar algún resultado, que también debe consolidarse. El deflactor del PIB, una medida amplia de la evolución de los precios, se redujo un 0,3% entre abril y junio, la menor caída desde el tercer trimestre de 2009. Sin embargo, la clave pasa por una recuperación de la renta de los hogares, que aún no se vislumbra. En junio, los salarios reales cayeron un 0,2%.
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