Los inversores se dan un respiro sin olvidar las dudas
La Bolsa española sufre en marzo su mayor caída mensual desde julio El S&P se olvida de Europa y supera sus récords previos a la crisis S&P descarta consecuencias del rescate en las calificaciones de la banca
Los inversores se tomaron este jueves un respiro dentro de la racha pesimista que acumulan desde que estalló la crisis chipriota, con lo que los principales índices bursátiles y la deuda pudieron cerrar la jornada en verde. Pese al alivio, el balance que dejan estas dos semanas de dudas y, sobre todo, de incertidumbre sobre el destino que correrán los depósitos bancarios en futuros rescates, no deja lugar a dudas: la tensión ha vuelto a los mercados, algo que hay que agradecer a los líderes políticos. Frente a ellos, la única baza útil contra la desconfianza sobre el euro está siendo el cortafuegos del BCE.
Desde que se pactó el primer acuerdo para el rescate de Chipre en la madrugada del 16 de abril, aquel que disparó las alarmas al incluir en la factura a los pequeños ahorradores pese a la sacrosanta seguridad de los depósitos de menos de 100.000 euros, la tendencia general de los inversores frente al euro ha sido la de vender. Fruto de ello, la Bolsa española se ha dejado un 8% en este periodo, lo que ha hecho de marzo el peor de los nueve últimos meses y ha arrastrado al selectivo a mínimos anuales. El recorte se acerca al 5% en Italia y, en el índice que agrupa a las 500 principales compañías europeas, el Eurostoxx 500, la caída ha sido del 4%.
Sin embargo, la peor parte se la lleva la deuda soberana, donde los movimientos son más lentos pero, por el lado contrario, arrastran mucha inercia y son más difíciles de invertir. A modo de muestra de lo que está pasando en este mercado, BlackRock, que es el mayor gestor del mundo, declaró esta semana al Wall Street Journal que está reduciendo su exposición a la deuda pública de España o Italia por las expectativas de una crisis más larga de lo esperado.
En las últimas dos semanas, la prima de riesgo española, que es el sobreprecio exigido a sus bonos a 10 años frente a los alemanes, ha avanzado en 31 puntos básicos, hasta los 377 desde el 15 de abril. La subida ha sido de 33 puntos, hasta los 347, en el caso de Italia, que sigue sin Gobierno y que junto a España están considerados como los más vulnerables del euro. No obstante, hay otro socio del eurogrupo que sube como la espuma en las quinielas sobre cuál va a ser el próximo rescatado: Estonia, cuya deuda está cerca de los mismos niveles que obligaron a Grecia, Irlanda o Portugal a hincar la rodilla.
Por el lado contrario, quien este jueves echó un capote a los periféricos del euro fue la agencia de calificación Standard & Poor's, aunque de forma indirecta. Según dijo en un informe, el rescate chipriota y la quita a los depositantes con más de 100.000 euros no tendrán implicaciones para las entidades de la eurozona. Además, uno de los grandes de este sector, el Deutsche Bank, aseguró que España no necesitará un rescate porque podrá seguir financiándose por su cuenta. Detrás de las proyecciones que apuntan a que no se producirá el temido efecto contagio e invitan a pensar a que, esta vez, será diferente, está el BCE y su programa de compra de bonos.
El informe de S&P coincidió con la publicación de unos datos sobre consumo en Alemania mejores de lo esperado, lo que explicó que las Bolsas cerrasen la jornada en positivo tras sufrir una gran volatilidad. Además, también ayudó a los inversores a ignorar las imágenes de colas de gente ante las sucursales de Chipre las subidas en Nueva York, donde el S&P superó los récords previos a la crisis financiera.
En el plano político y tras el revuelo generado por las presiones de Berlín para acelerar las quitas a los grandes ahorradores, el FMI volvió a insistir en que el caso de Chipre es “excepcional” y defendió que su rescate no se podría replicar en otro país.
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