El Banco de Inglaterra da prioridad al crecimiento frente a la inflación
El organismo reduce las perspectivas de crecimiento británicas del 2% al 1,7% para 2013 Culpa a la actual debilidad de la libra de impulsar el IPC
El Banco de Inglaterra ha admitido su disposición a dar prioridad al crecimiento de la economía, aunque eso signifique mantener la inflación por encima de su objetivo del 2%. Así lo indica el informe trimestral sobre la inflación del Comité de Política Monetaria y así lo ratificó el gobernador saliente del banco, Mervyn King, conocido por su celo a favor de la política de control de precios que el banco emisor ha puesto en práctica en los últimos veinte años. Una política férrea, pero algo más flexible que la más ortodoxa del Banco Central Europeo. King recortó del 2% al 1,7% las previsiones de crecimiento para 2013, pero matizó que ha disminuido el peligro de un largo periodo de estancamiento de la economía británica.
Las palabras de King no hacen más que seguir la estela de los anuncios realizados en diciembre y la semana pasada por el actual gobernador central de Canadá y próximo responsable del Banco de Inglaterra, Mark Carney, decidido partidario de favorecer el crecimiento aunque sea a costa de flexibilizar el control de precios.
El informe del Banco de Inglaterra y las palabras de King, que defendió la necesidad de que las divisas internacionales floten de acuerdo con las necesidades de cada una, provocaron una sustancial caída de la libra esterlina y también del yen, dos monedas que necesitan depreciarse para combatir los problemas de sus economías. Esa incipiente guerra de divisas será uno de los puntos centrales de la reunión que los ministros de Finanzas del Grupo de los Veinte (G-20) celebrarán este fin de semana en Moscú. La libra ha caído un 3,7% frente al dólar y un 6% frente al euro desde comienzos de año. King culpó precisamente a la depreciación de la libra —que incrementa el precio de importación de materias primas y suministros—, además de a la energía y a las subidas de precios en sectores regulados como las tasas universitarias, del aumento de la inflación, que se mantiene en el 2,7%, la tasa más alta desde mayo.
A pesar de esa alta inflación, el Banco de Inglaterra no va a tomar medidas para abaratar los precios que puedan afectar al crecimiento, salvo que la inflación se acabe desbocando. “La inflación es probable que siga aumentando en el futuro inmediato y puede mantenerse por encima del objetivo del 2% por los dos próximos años”, explicó el gobernador saliente, que subrayó la necesidad de que esa preocupación por la inflación sea analizada en paralelo a “las debilidades actuales de la economía real”.
Un impacto limitado
En su informe trimestral, el Comité de Política Monetaria subraya: “Intentar volver a situar cuanto antes la inflación dentro de su objetivo eliminando la actual política de estímulos de forma más rápida de lo que ahora prevén los mercados financieros podría conllevar el riesgo de hacer descarrilar la recuperación y haría que no se alcanzara el objetivo a medio plazo”. “Si es necesario”, declaró King al presentar el informe, “haremos más”. Advirtió sin embargo que “hay que reconocer que los objetivos que se pueden alcanzar a través de estímulos monetarios generales, cualesquiera que sean, tienen sus propios límites”.
Esa mayor flexibilidad del Banco de Inglaterra en el dilema entre inflación y crecimiento no es completamente nueva. Lo que es nuevo es que el banco la asuma de forma pública y por anticipado. El banco emisor se alinea así con las posiciones de su futuro gobernador, que en diciembre insinuó la necesidad de eliminar el objetivo de inflación. La semana pasada, en su primera comparecencia parlamentaria desde que se anunció su nombramiento, que será efectivo en julio, Mark Carney fue más moderado pero hizo un llamamiento a favor de un debate público sobre la cuestión y defendió que abordar la inflación “de manera flexible” es la mejor forma de conseguir crecimiento manteniendo la estabilidad de precios.
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