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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Interpretando los datos de paro de junio

No es muy coherente que el desempleo baje más ahora que en pleno auge económico

Es curioso lo que ocurre en Europa. El BCE baja los tipos de interés en un cuartillo de punto porcentual, hasta un mínimo de 0,75% en la corta historia de la institución, y los mercados financieros reaccionan negativamente, subiendo de nuevo las primas de riesgo española e italiana, a la vez que se desploman las Bolsas. Los estudiantes de economía no habrán entendido nada hasta que su profesor les haya explicado que lo que ha sentado mal a los mercados es que el BCE no haya mostrado ninguna disposición a reactivar el programa de compra de deuda pública de estos países o a llevar a cabo otra inyección ilimitada de liquidez a tres años a la banca. Esto demuestra que la recuperación de la confianza de los inversores, que está por los suelos tras años de mala conducción de la crisis por los dirigentes europeos, va a ser un proceso lento y difícil. Sobre todo si los acuerdos de la última cumbre no se plasman pronto en actuaciones concretas y convincentes.

La información sobre la coyuntura española publicada en la semana última ha sido numerosa e importante. En general, los datos parecen indicar que el fuerte deterioro de la economía y el mercado laboral que se produjo en marzo y abril se ha frenado en mayo-junio, lo que va dibujando un segundo trimestre en el que la caída del PIB puede haber sido algo mayor que la del primero, pero no mucho, digamos cuatro décimas porcentuales (en el primero fueron tres). Ahora bien, estos sube-y-baja propios del corto plazo no nos deben de confundir sobre cuál es la tendencia de fondo, y esta sigue apuntando hacia abajo. Hay que tener en cuenta, entre otros factores, que el ajuste fiscal de la primera mitad del año ha sido de muy poca magnitud, si es que ha habido alguno, lo que explicaría que las caídas del PIB de estos trimestres hayan sido menores de las previstas inicialmente. Pero en la segunda mitad del año el ritmo de dicho ajuste se va a intensificar muy notablemente, con los consecuentes efectos contractivos sobre la economía.

La caída del PIB en el segundo trimestre puede haber sido mayor que en el primero, pero no mucho

Entre los indicadores que nos trajeron relativamente buenas noticias, tenemos los datos del paro registrado y afiliaciones a la Seguridad Social de junio, aunque ambos hay que tomarlos con cautela. El primero disminuyó en casi 99.000 personas, el mayor descenso en un mes de junio de toda la serie histórica que se inicia en 1964. Esto ya debe alertarnos, pues no es muy coherente que el paro baje mucho más estando la economía en recesión que en cualquier época anterior de expansión. En todo caso, hay que señalar que en este mes la estacionalidad es muy acusada y que en términos desestacionalizados el paro no baja, sino que aumenta en unas 26.000 personas. Ciertamente, esta cifra es muy inferior a la del mes anterior, pero hay que tener en cuenta que el aumento de ese mes fue notablemente superior al de los meses previos. Así que, para tener una idea más aproximada de la tendencia, lo más razonable es hacer la media de los dos meses, que da un aumento de unos 50.000 parados por mes, la misma cifra que en los cuatro primeros meses del año. La conclusión, por tanto, es que no se produce ningún cambio de tendencia.

La variación de los afiliados a la Seguridad Social en junio también fue mucho mejor de la prevista por los modelos. Se esperaba una disminución de unos 33.000 y se produjo un aumento de 31.000. La desviación se focaliza en el sector de los servicios y en parte podría explicarse por el aumento de empleados del hogar que, aunque en cantidades mucho menores de las esperadas, ha producido el cambio de la normativa aplicable a este colectivo de trabajadores (en definitiva, afloramiento de empleo sumergido). También, y ante la debilidad del turismo interior, ha podido producirse un retraso en la contratación de trabajadores estacionales en el sector de la hostelería y turismo, que habría minorado las altas de mayo y aumentado las de junio respecto a un año normal. Si excluimos los empleados del hogar y hacemos la media trimestral, la afiliación ha disminuido en el segundo trimestre a una tasa anualizada del 3,5%, el mismo ritmo que en el primero [gráfico superior derecho]. Es un buen indicador de que el comportamiento del mercado laboral (y del PIB) no ha sido muy diferente en los dos periodos, aunque habrá que esperar a los datos de la EPA, mucho más concluyentes.

Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS).

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