Paso adelante para España y Europa
Debemos reconocer a este Gobierno el coraje para enfrentarse a un problema tan grave
La apertura de una línea de crédito europea al Estado español, para que sanee aquellas cajas y aquellos bancos que necesitan recapitalizarse, es un gran paso adelante para España pero lo es también para toda Europa. Hubiera sido mejor si el anterior Gobierno hubiese tenido, hace tres años, el coraje intelectual y político para reconocer la gravedad de la situación y acudir a nuestros socios europeos pidiendo esta misma ayuda: con toda probabilidad esto nos haría evitado la recesión en la cual estamos y que esta causada, al 95%, por las restricciones crediticias que un sector financiero enfermizo ha impuesto a las empresas y los hogares de España. No fue así y ahora debemos mirar hacia adelante reconociendo a este Gobierno, y a Luis de Guindos en particular, el coraje para enfrentarse a cara descubierta a un problema extremadamente grave.
Esta línea de crédito no es solamente un balón de oxígeno sino que puede y debe ser una excelente oportunidad para mover fichas claves en el proceso de urgente reforma de la economía española. ¿Cuál seria la manera más beneficiosa de gastarse los 100.000 millones de crédito europeo? Creo que el Gobierno español puede y debe intentar conseguir tres grandes objetivos en los próximos seis o doce meses; objetivos ambiciosos y que requieren una cierta cantidad de coraje político, pero que podrían beneficiarnos mucho si los conseguimos.
Antes de todo hace falta aplicar el modelo Bankia. Es decir, intervenir, recapitalizar nacionalizando, cambiar la totalidad del equipo directivo y sanear para poder privatizar, se espera que con beneficios, cuanto antes, en todas las instituciones financieras en las cuales resulte necesario. El ministro de Economía y el nuevo gobernador del Banco de España deben operar de forma cooperativa y con extrema rapidez para que salgan a la luz todas las situaciones críticas y no haya más sorpresas en el futuro. Esta operación limpieza es particularmente importante para aquellos bancos españoles, y son varios, que no tienen problemas significativos en sus carteras y que hoy sufren de una sospecha generalizada del mundo financiero internacional con respecto a la banca española. Limpieza y claridad ejemplar suelen costar algo, pero los 100.000 millones están allí exactamente por esta razón.
El Gobierno debe hacer hincapié en el crédito político interno que el préstamo europeo le otorga para acelerar el proceso de reforma del sistema económico
En segundo lugar, el Gobierno debe hacer hincapié en el crédito político interno que el préstamo europeo le otorga para acelerar el proceso de reforma estructural de nuestro sistema económico, que todavía no ha tomado la velocidad y llegado a la profundidad que son necesarias. Lo que hay que hacer, desde el sistema fiscal a las autonomías y desde las universidades a los servicios, está claro. Hasta ahora ha faltado la voluntad política: espero que los eventos de las últimas semanas sirvan para empujar a Gobierno y partidos de la oposición en la dirección correcta.
En tercer lugar, debemos también saber aprovechar el crédito político externo que este acuerdo europeo conlleva para empujar el proceso de reforma del sistema financiero en el área del euro. Dicho sencillamente: lo que ha ocurrido en España, ya ocurrió en Irlanda —con efectos mortales sobre las finanzas publicas de aquel país porque la intervención europea no fue tan sabia como ha sido ahora con nosotros—, y podría ocurrir en Italia si la recesión sigue empeorando los estados patrimoniales de sus grandes bancos. El hecho es que —mientras que el BCE ha encontrado maneras de ser prestamista de último recurso para bancos viables y hasta para los Estados— no existe un FROB europeo que pueda intervenir aquellos bancos que ni son viables ni, por su tamaño, pueden ser intervenidos por los Estados nacionales. La experiencia terrible de Irlanda y la solución inteligente, pero temporal y parcial, que se ha ofrecido ahora a España señalan la importancia de este problema y la urgencia de una reforma del sistema. Nuestro Gobierno debería utilizar su nuevo crédito político externo para impulsarla a nivel europeo.
Michele Boldrin es profesor de la Washington University in St. Louis e investigador de la fundación Fedea.
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