El Eurogrupo ‘condena’ a España a un ajuste de 5.000 millones más
Los ministros de la Eurozona advierten de que el déficit debe ser del 5,3% y no del 5,8% Implica realizar un recorte total en un año de más de 35.000 millones, 5.000 millones más
Revés inesperado para España, que tendrá que recortar más de lo previsto. El Eurogrupo tumbó la noche del lunes parte de las aspiraciones del Gobierno de Rajoy, que busca flexibilizar los objetivos de déficit para no agravar todavía más la recesión que viene. Habrá margen, pero inferior al esperado: España pretendía rebajar el déficit del 8,5% al 5,8% del PIB (unos 30.000 millones), y tendrá que hacer un esfuerzo mayor, de unos 35.000 millones de euros, para dejar la cifra del déficit en el 5,3%. Los socios europeos de España asumen que esos 5.000 millones adicionales agudizarán los problemas de la economía española, muy lastrada por un desempleo que afecta a más de cinco millones de personas. Y aun así anteponen la credibilidad de la política de recortes para aplacar la interminable crisis del euro. En estos momentos, Europa deja claro que no hay nada más importante que la austeridad.
"Preocupa el aumento de la pobreza y el incremento del paro en España, pero hay que exigir un esfuerzo adicional", resumió el presidente del Eurogrupo, Jean Claude Juncker, que firmó un epitafio contundente para los objetivos de Rajoy: "La cifra del 5,8% del déficit para 2012 ha muerto". El ministro de Economía, Luis de Guindos, salió a la carrera de la cumbre de ministros del euro, sin hacer declaraciones. Pero dentro de la reunión "mostró la disponibilidad del Gobierno español para considerar ese esfuerzo adicional", según explicó el ministro portugués Vítor Gaspar pasada la medianoche.
Lo más importante es el objetivo de 2013. Lo menos importante son las vías elegidas para reducirlo este año, en 2012” Jean-Claude Juncker, presidente del Eurogrupo
Al llegar a La Moncloa, Rajoy anunció un tijeretazo de unos 15.000 millones, entre rebajas de gasto y fuertes subidas de impuestos, a los que se han sumado las reformas financiera y laboral, que ha provocado la convocatoria de una huelga general. Pero todo eso no basta. A los 15.000 millones ya aplicados por el Ejecutivo habrá que sumar finalmente 20.000 millones más. Buena parte del recorte correrá a cargo de las comunidades autónomas, pero el Ejecutivo también deberá aprobar nuevas y dolorosas medidas en los presupuestos para 2012.
El Eurogrupo, por recomendación de la Comisión y del Banco Central Europeo (BCE) —los dos grandes adalides de los recortes en Europa, junto a Alemania—, resolvió responder así al desafío de Rajoy. El mismo día que España firmó el tratado que consagra la austeridad en todo el continente, el Gobierno anunció que incumpliría el déficit de 2012, para dejar finalmente el objetivo en el 5,8% del PIB (frente al 4,4% pactado inicialmente) apelando a la “soberanía nacional”. Pero queda claro que en lo relativo a la soberanía de la política económica, Bruselas tiene mucho que decir: los socios europeos aceptan solo a medias esa flexibilización de los compromisos y obligan a España a dejar el agujero fiscal en el 5,3%. Eso supone recortar más de tres puntos de PIB este año en una economía que se encamina hacia una peligrosa recesión.
“El Eurogrupo considera que la corrección a tiempo del déficit debe garantizarse con un esfuerzo adicional del orden del 0,5% del PIB, más allá de lo que ha sido anunciado por las autoridades españolas hasta ahora”, indica el comunicado difundido tras la reunión. Los ministros de Economía de la Eurozona han pedido además al Gobierno que aplique “estrictamente” los mecanismos previstos en la nueva ley de estabilidad presupuestaria para controlar la ejecución fiscal "en todos los niveles de la administración", explicó el comisario Olli Rehn.
España es la nueva frontera del miedo en la UE: demasiado grande para caer, demasiado grande para ser rescatada y demasiado grande para que los mercados pasen por alto un linchamiento por la violación de los objetivos de déficit en 2012. El Gobierno de Rajoy contaba con eso, y con los recortes y reformas que ya ha puesto en marcha, para aplacar las críticas de las grandes capitales e incluso de la Comisión Europea, visiblemente molesta en las últimas semanas. Al final, el varapalo está a la altura del desafío lanzado hace unos días: cuando todo el mundo esperaba una reprobación y apenas nada más, la Comisión demostró que no va a hacer concesiones.
Las cifras son tozudas: lo firmado por los socios europeos es un déficit del 5,3% del PIB para este año, por encima del objetivo anterior (4,4%) pero más exigente que el 5,8% que proponía España. Y sin embargo, tanto el comunicado del Eurogrupo como las declaraciones de Rehn y Juncker son deliberadamente ambiguos. “Lo más importante es el objetivo de 2013. Lo menos importante son las vías elegidas para reducirlo este año, en 2012”, dijo Juncker. La clave es la siguiente: Europa es inclemente con el 3% en 2013 y España ya aceptaba esa cifra como innegociable. Pero la trayectoria será finalmente algo menos amable de lo que esperaba el Ejecutivo.
En las horas previas al Eurogrupo, se esperaba un desenlace muy distinto: Guindos se había reunido con su homólogo alemán, Wolfgang Schäuble, y explicó que Berlín “valora el esfuerzo realizado, los recortes y las reformas”. Su equipo dio a entender que tanto Alemania como otros países han visto claro que la economía europea va peor de lo previsto y eso va a provocar incumplimientos de los compromisos de déficit en muchos países.
Ahora, las coordenadas del desafío español a Bruselas cambian notablemente: el Ejecutivo se ha aplicado con la tijera, pero Europa ha dejado claro que quiere más.
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