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La sostenibilidad cotiza

El 30% de los inversores institucionales exigen transparencia a las empresas

Carmen Sánchez-Silva
Dos compañías españolas, Repsol y Enagás, lideran el índice de sostenibilidad de la Bolsa de Nueva York
Dos compañías españolas, Repsol y Enagás, lideran el índice de sostenibilidad de la Bolsa de Nueva YorkJustin Lane (Efe)

Los inversores exigen transparencia a las empresas. El 30% de los 100 mayores gestores de fondos de inversión mundiales, incluido el gigante BlackRock, tienen en cuenta para confeccionar sus carteras los principios de sostenibilidad de las empresas, las previsiones sobre el impacto ambiental, social y el buen gobierno de sus negocios allí donde se desarrollan. Lo primero en que se fijan a la hora de tomar decisiones de compra es en la calidad de la gestión de la compañía, según el director del área de Cambio Climático de KPMG, Ramón Pueyo.

Es ahí donde José Luis Blasco, socio responsable de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) de KPMG, cree que el éxito de las empresas españolas en este campo debería ser parte de la imagen de marca España. “Nuestras multinacionales lideran las certificaciones ambientales, de calidad y de RSC mundiales. Tienen que rentabilizar su inversión y diferenciarse frente a sus competidores internacionales”, indica. En el índice Dow Jones Sustainability dos empresas españolas, Repsol y Enagás, encabezan sus respectivos sectores de actividad en el mundo.

“La sostenibilidad es crítica para los inversores. Presionan cada vez más”, admitía Javier Perea, director de Organización y RSC de Enagás en la jornada organizada esta semana en la Bolsa de Madrid por la consultora. Perea explicaba cómo ha integrado la sostenibilidad en sus departamentos la empresa transportista de gas, que la ha vinculado a la retribución variable de su comité de dirección. “Así concienciamos a la compañía de la importancia de los inversores, que queremos que pasen de tener el 3% del capital actual al 4%”, agregaba.

Telefónica y CLH aseguraban que sus políticas de RSC les permiten colocar deuda por debajo del precio del sector y del país, y conseguir más inversión y financiación a precios mejores que la competencia, respectivamente.

Con la crisis, es al control de los riesgos el apartado que más importancia están dando los inversores. “Hoy se necesita generar confianza, que no es otra cosa que contar con mapas de gestión de riesgos. De tenerlos vigilados”, según Alberto Andreu, director de Reputación Corporativa de Telefónica. “El factor coste de si la empresa es responsable”, matizaba Eduardo Gai, de Sustainable Asset Management (SAM).

Lo que más preocupa a los inversores con la crisis son los riesgos derivados de la actividad empresarial

Y así lo atestigua Richard Stathers, director de Inversiones Responsables de la gestora de fondos Schroeders: un análisis de la exposición de la empresa a los riesgos a que se enfrenta y su capacidad para proteger sus ingresos, gestionar los costes y generar valor para el accionista a largo plazo, determina si esa compañía cotiza con prima o con descuento frente a sus competidores. “En Schroeders aplicamos nuestra política de inversión responsable a las gamas de productos de bonos corporativos y renta variable mundial”, explica.

También el director general de Fidelity España, Portugal y Latinoamérica, Sebastián Velasco, cree que la sostenibilidad afecta a la valoración de la empresa. “A los analistas les pedimos para evaluar las inversiones que se fijen en los cambios regulatorios, las zonas de conflicto, remuneraciones, accionistas minoritarios y riesgos... que fomenten la inversión en compañías que tengan buenas prácticas”.

“La inversión socialmente responsable mira, además de las cuentas, la buena gestión; valora a quien destina capital a minorar los riesgos que provoca en las comunidades donde actúa”, sostiene Javier López-Galiacho, director de RSC de FCC, para quien en la época de crisis en que vivimos, en lo que más incide es en el control de los riesgos, no solo financieros, sino reputacionales, ambientales y de gestión.

FCC ha presentado esta semana su nuevo plan de responsabilidad social corporativa 2012-2014, centrado precisamente en los tres ejes que valoran los inversores institucionales: el impacto social, ambiental y el buen gobierno. Un equipo de trabajo presidido por un miembro del Consejo de Administración se encargará de dialogar con los prescriptores de las ciudades donde desarrolla su actividad para impulsar su sostenibilidad, con el objetivo de adelantarse en el diseño de las ciudades del futuro y reducir la huella climática de sus infraestructuras. A partir de ahora, toda licitación a la que se presente FCC irá acompañada de un informe que evalúe el impacto ambiental y social de esa obra, explica el directivo. La compañía velará también por su “comportamiento ejemplar”, por la integridad y la ética del grupo y sus proveedores. Eso sí, no dice cuánto va a invertir en su primer plan de RSC integrado.

Las primeras compañías españolas creen que sus políticas responsables les reportan financiación más barata

Las cuantificaciones. El eterno problema. Los analistas de las gestoras de fondos no disponen de un indicador común para evaluar a las empresas y decidir sus inversiones. Hay varios índices de referencia y la información que facilitan las compañías tiene grandes carencias, amén de no estar estandarizada. De hecho, gestoras de fondos de inversión como Aviva están reclamando a las Bolsas mundiales que impongan obligatoriamente a las empresas los informes o memorias de sostenibilidad para cotizar.

Son ya más de quinientas gestoras de fondos de inversión internacionales las que han suscrito los principios de inversión responsable promovidos por Naciones Unidas. El director de Sostenibilidad del Grupo Santander, Joaquín de Ena, aseguraba que el 40% de los fondos de inversión que maneja la entidad, más de un billón de euros, se rigen por los criterios PRI. “Y excluimos de nuestros fondos las compañías no responsables, algunas gigantescas”, añadía. Aunque, según Velasco, el diálogo con las empresas es tan importante como su evolución en los principios de inversión responsable que, en su opinión, dentro de unos años les serán exigidos a todas las compañías que requieran capital de los mercados.

“Analistas e inversores se quejan de la falta de reporting de los datos que necesitan por parte de las empresas. Necesitamos mayor calidad, estandarización y más volumen en los informes, de manera que se facilite el análisis y la comparación entre empresas a los inversores”, decía Ernst Ligteringen, director general de Global Reporting Iniciative. La entidad lanzará el año que viene una guía para homogeneizar las memorias de sostenibilidad de las compañías. “Qué es lo que debemos comunicar a los analistas e inversores. El impacto de nuestras acciones sobre el empleo, el gobierno corporativo y los niveles de transparencia”, decía Ligteringen en la jornada organizada por KPMG cuyo aforo estaba completo.

Las megafuerzas

Los inversores no actúan por motivos éticos, si se preocupan por el impacto social de las empresas es por su capacidad de generar negocio en el largo plazo, por garantizar beneficios a sus carteras en un planeta cuya población se va a duplicar y en el que los recursos son escasos. Son conscientes de que solo los costes ambientales resultantes de la actividad empresarial se duplican cada 14 años, según un estudio de KPMG. Entre 2002 y 2010 esos costes han pasado de 566.000 a 846.000 millones de dólares en los 11 sectores estudiados por la consultora, que calcula que si las empresas tuviesen que afrontarlos, sus beneficios bajarían un 40%.

KPMG identifica diez "megafuerzas" que afectarán al crecimiento global de las compañías en las próximas dos décadas: el cambio climático, el aumento de la volatilidad de los mercados energéticos por la mayor demanda mundial y la incertidumbre respecto al suministro y la producción; la escasez de materias primas y de agua con la industrialización de los países en desarrollo, el crecimiento de la población y el aumento del 172% de la clase media mundial entre 2010 y 2030, el desarrollo de la urbanización, la seguridad alimentaria, el debilitamiento de los ecosistemas y el aumento de la deforestación. Las empresas que tengan en cuenta estos factores serán bonificadas por los inversores, señala José Luis Blasco, socio de KPMG.

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Sobre la firma

Carmen Sánchez-Silva
Es redactora del suplemento Negocios. Está especializada en Economía (empleo, gestión, educación, turismo, igualdad de género). Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Previamente trabajó en La Gaceta de los Negocios, Cinco Días, Ranking, Mercado e Ideas y Negocios. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense.

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