Bruselas apremia al Gobierno de Rajoy para que presente los Presupuestos
El comisario de Asuntos Económicos se niega a suavizar el objetivo del déficit El Ejecutivo español alega que la recaída de la economía dificulta el cumplimiento
Ni dos meses ha tardado Bruselas en dar el primer revés serio al Gobierno conservador de Mariano Rajoy. Las expectativas de lograr un acuerdo con la UE para suavizar el ajuste presupuestario comprometido por España se desvanecen, al menos por el momento. El vicepresidente de la Comisión Europea y comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, echó ayer un jarro de agua fría a las esperanzas del Ejecutivo español de lograr un aplazamiento en el calendario de la reducción del déficit, ante el riesgo de que se agraven aún más la recesión, el paro, los problemas del sistema financiero, el bombardeo de malas noticias procedente de las agencias de calificación y el resto de dificultades en las que se ha enredado la economía española. “Esperamos”, dijo Rehn, “que las autoridades españolas concreten las medidas anunciadas para restaurar la sostenibilidad fiscal y avancen rápidamente en la preparación del Presupuesto de 2012 para cumplir los objetivos fiscales de este año y del próximo”. Es decir: nada de retrasos. Habrá que cumplir a rajatabla el calendario de rebaja del déficit. Y eso supone una nueva ronda de recortes.
Todo ello mientras la oposición mantiene la idea de que el Gobierno no presenta presupuestos porque no quiere perjudicar los intereses del PP en las elecciones de Andalucía y de Asturias el próximo 25 de marzo. Fuentes oficiales europeas, citadas por Reuters, criticaron esa estrategia: “Es algo realmente desafortunado que el nuevo Presupuesto se retrase hasta abril. No parece [que el Gobierno español] se dé cuenta de lo mala que es la situación”.
“Es desafortunado que las nuevas cuentas se retrasen hasta abril”
España se había comprometido en 2009 a reducir el déficit hasta el 4,4% del PIB este año y hasta el 3% en 2013. En realidad, España ya obtuvo entonces el aplazamiento de un año para tener algo más de holgura en el cumplimiento del límite del 3% que establece el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. El deterioro de la situación económica, con la entrada en una nueva recesión, y el aumento de las expectativas de déficit para este año, desde el 6% previsto por el Gobierno socialista hasta el 8%, han propiciado la búsqueda de plazos más dilatados. Además, el Ejecutivo español ha aplazado los Presupuestos hasta después de las elecciones andaluzas —que se celebrarán el 25 de marzo—, cuestión que no agrada en Bruselas y en España ha sido criticado por el PSOE.
El pasado lunes, el ministro de Economía, Luis de Guindos, apuntaba a la posibilidad que ahora niega Rehn [retrasar el cumplimiento de déficit]: “Si los demás países revisan sus objetivos de déficit, nosotros también lo haremos”, dijo. El propio presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, había iniciado gestiones con la canciller alemana, Ángela Merkel, con la presentación de un calendario de reformas ambicioso, entre las que destacan los cambios “extraordinariamente agresivos” en el mercado laboral que vendió Guindos en Bruselas hace solo una semana.
Puede que las cifras no digan gran cosa, pero reducir el déficit en un solo año del 8% al 4,4% supone un violento ejercicio de austeridad: más recortes, y probablemente más recesión y un desempleo aun mayor. Rajoy y su equipo económico tratan de evitar la aplicación estricta de un ajuste de 3,6 puntos del PIB en un solo año, que combinado con la recesión implicaría un hachazo de casi 40.000 millones de euros combinando reducciones de gastos (o sea, recortes de gasto) y aumentos de ingresos (es decir, subida de impuestos adicional). Las medidas aplicadas hasta ahora —entre las que destaca el aumento del IRPF, el tijeretazo en el gasto social y demás— implican un ajuste de unos 15.000 millones. Con esos datos, el Presupuesto de 2012 puede ser muy restrictivo.
El deterioro de la economía española ya era conocido desde noviembre. Entonces, la Comisión Europea anunció que el déficit para este año alcanzaría el 6,6% y el 5,9% en 2013, sobre la base de una previsión de crecimiento del 0,7% y 1,4% en ambos años.
Una recaída general de las economías de la eurozona
La realidad ha pasado por encima de esos números: el Banco de España pronostica ya una caída de la actividad económica del 1,5% este año, que el Fondo Monetario Internacional (FMI) eleva hasta el 1,7%. El argumento del Gobierno es que España no es un caso aislado: la recaída de las economías de la eurozona es general y dificulta el cumplimiento de las metas de déficit; a su vez, demasiados recortes aplicados a una velocidad demasiado alta en todos los países a la vez pueden meter a la economía europea en su conjunto en una espiral negativa muy peligrosa.
Pero el dogma de la austeridad ha calado hondo en Bruselas y las negociaciones no son fáciles. El Ejecutivo se escuda en un déficit mayor de lo esperado en 2011 y en el agravamiento de la recesión para pedir un calendario más flexible. Y ha retrasado la presentación del proyecto de Presupuestos con la excusa de que para elaborar un cuadro macroeconómico creíble hay que esperar a tener las previsiones económicas europeas (algo insólito: España y el resto de socios europeos elaboran siempre sus cuentas públicas atendiendo a sus propias estimaciones), que llegarán el 23 de febrero. El ardid no gusta en Bruselas.
También el portavoz socialista de Economía en el Congreso y exministro de Trabajo, Valeriano Gómez, instó al Gobierno a “presentar sus propias estimaciones de crecimiento y los objetivos macroeconómicos de 2012, a elaborar el Presupuesto cuanto antes y a gobernar para el conjunto del país, y no en función de que haya o no elecciones autonómicas en Andalucía o en Asturias”.
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