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Lluvia de descuentos hipotecarios

Bancos y cajas compiten por arrebatar a la competencia a sus mejores clientes con ofertas tentadoras si domicilian la nómina

El Euríbor se ha colocado esta semana en niveles en torno al 1,8%. En marzo, la media de este indicador aplicado a los tipos hipotecarios marcará un mínimo desconocido hasta ahora, al situarse por debajo del 2%.

María Rivera, de 44 años, es cotitular junto a su marido de un crédito hipotecario por importe superior a 65.000 euros, por el que paga al mes 650 euros. Su entidad le aplica un tipo de interés del 6,11%. La última revisión del precio de su préstamo se produjo en octubre, y tomó como referencia el Euríbor de septiembre, entonces en el 5,38%. Durante los próximos seis meses, hasta octubre de 2009, no se le ajustará el tipo de interés de su hipoteca.

María Rivera ha dejado pasar los últimos meses sin hace nada al respecto. Pero acaba de decidir que es hora de ir a su banco, empezar a negociar o incluso buscar otras alternativas de financiación. Tiene domiciliadas dos nóminas en la entidad, hace un gasto considerable con tarjetas de crédito, ha contratado un seguro del hogar y otro de vida y nunca ha dejado de pagar sus cuotas. Es, por tanto, una buena o muy buena cliente.

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Como el de María hay muchos casos. En realidad, afectan a una gran parte de los hipotecados a tipo de interés variable que renovaron el precio de sus créditos entre agosto y diciembre. No solo son buenos pagadores, sino que generan a sus bancos o cajas de ahorro un nivel importante de ingresos vía hipotecaria, comisiones varias, uso de tarjetas, pago de primas, etcétera. Todos ellos deberían plantearse hasta qué punto deben conformarse con su hipoteca.

María se ha puesto en contacto con su banco y ha comentado esta situación. Desde la entidad, después de explicaciones varias y en algunos casos farragosas sobre la evolución del Euríbor, le han contestado que, por ser un cliente especial, estarían dispuestos a hacerle una cobertura de tipos de interés. En definitiva, a establecer un tipo de interés fijo, que colocaría para los próximos dos años el precio de su hipoteca en torno al 3,5%.

He aquí la primera de las soluciones que se pueden obtener solo por hablar. Es una práctica habitual de bancos y cajas, aunque el tipo de interés que se ofrece puede ser distinto según los plazos y los importes hipotecarios, pero se colocará en torno al 3,25% o 4%. A María le parece que su 3,5% fijo es demasiado elevado, teniendo en cuenta que el Euríbor actual está por debajo del 2%, y, además, excesivamente comprometedor, porque se establecería para dos años, cuando dicen los expertos que, al menos, este seguirá bajando hasta colocarse más cerca del tipo de interés oficial europeo, ahora mismo en el 1,5%.

Así que se ha planteado seriamente traspasar su hipoteca a otra entidad. He aquí la segunda de las soluciones. Está encantada. Ha descubierto que, al menos, una decena de entidades estaría dispuesta a quedarse con su hipoteca a un tipo de interés cerca del 2% o 2,5%.

Y es que a todos los hipotecados afectados por altos tipos de interés que sean buenos clientes, bancos y cajas les ofrecen mejores condiciones. María ha iniciado su estudio. Es consciente de que "nadie da nada gratis". Así que ha cogido todas las ofertas y se ha puesto a leer la letra pequeña y a hacer números.

En primer lugar, se ha encontrado con que los diferenciales que se aplican sobre el Euríbor a las llamadas hipotecas de subrogación (las que se traspasan de una entidad a otra) oscilan entre los 0,25 puntos y los 0,75 puntos, cuando la suya tiene exactamente este último. En segundo lugar, se ha dado cuenta de que traspasar su hipoteca tiene gastos de notaría, registro y gestoría que, en principio, ella deberá asumir. Esto es ya un inconveniente, aunque se ha percatado de que su hipoteca no tiene comisión de subrogación, que no le penalizan por llevar su crédito a otro banco. Para ella es bueno, pero quien sí la tenga establecida debe tener en cuenta este gasto. Por último, su futura nueva entidad le va a pedir que domicilie su nómina y sus principales recibos y que, en algunos casos, haga un determinado gasto en tarjetas, suscriba fondos de inversión y seguros.

Estas condiciones son difícilmente valorables en dinero, pero si por tener todas estas operaciones en su entidad original no gana nada, ¿qué puede perder trasladándose del todo? Es más, puede incluso ganar.

Tercera solución

Bancos y cajas están tan empeñados en "robarse" buenos clientes que en algunos casos están dispuestos a hacerse cargo de los gastos de notaría y registro. En otros, al domiciliar la nómina, a devolver un determinado porcentaje de los recibos; en otros, a no cobrar comisiones, y en otros, a eliminar el seguro de vida.

A María (y a todos sus allegados hipotecarios) puede surgirle gratis una tercera solución. Cuando se haya conseguido por parte de cualquiera de las entidades una oferta por escrito razonable -es imprescindible comparar el coste efectivo de la hipoteca actual teniendo en cuenta solo lo que le queda por pagar del préstamo y la TAE o coste efectivo de la nueva, en la que debe considerarse el importe estimado de la comisión de cancelación del préstamo original- y que compense cualquier gasto o incomodidad, se le debe presentar al banco o caja original. Ésta puede -la probabilidad es alta-, para evitar perder un buen cliente, enervarse; es decir, igualar o incluso mejorar la oferta de esta segunda entidad. Entonces se habrá logrado el objetivo.

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