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El presidente de la bolsa de Nueva York dimite por el escándalo de sus retribuciones

La SEC abrió una investigación a Richard Grasso por el cobro de una prima salarial de 190 millones de dólares

El presidente de la bolsa de Nueva York (NYSE), Richard Grasso, ha dimitido esta noche tras el escándalo que supuso conocer que se hizo con 140 millones de dólares de forma presuntamente ilícita. Grasso ha presentado su renuncia durante una reunión de emergencia del consejo de administración del NYSE convocada por él mismo para tratar su situación tras las crecientes voces que pedían su salida del cargo.

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Grasso empezó a trabajar en la NYSE en 1968 y se convirtió en el primer empleado de la institución que en sus 211 años de historia logró llegar a la presidencia. En 1995 fue nombrado presidente y jefe ejecutivo. Para muchos en Wall Street, Grasso ha sido el mejor presidente que ha tenido la bolsa en su historia y su renuncia es un golpe moral muy duro para el mayor mercado de valores del mundo. Aunque nadie duda de la capacidad de Grasso y del coraje y liderazgo demostrado en situaciones como los atentados del 11-S, muy pocos pueden justificar el enorme pago de 139,5 millones de dólares que recibió, entre sueldo, pensiones y premios, y que fue el motivo de su renuncia.

El pasado fin de semana, un grupo de corredores comenzó a circular una petición de firmas para solicitar su dimisión aunque Grasso negó su intención de hacerlo, respaldado por la extensión de su contrato, que fue aprobado por el consejo de administración de NYSE. La semana pasada, Grasso decidió no aceptar otros 48 millones de dólares de beneficios a los que tenía derecho de acuerdo al contrato que firmó en 1999 con el directorio del NYSE.

Compensaciones secretas

Pero el gesto de desprenderse de un pedazo de fortuna no consiguió restablecer su credibilidad. De hecho, en lugar de acallar las críticas, las incrementó, pues la mayor parte del directorio del NYSE ni siquiera tenía conocimiento del pago de estos 48 millones de dólares. Otro hecho que inflamó la animosidad contra Grasso fue que los 139,5 millones de dólares fueron pagados de una sola vez y no en varios años, como sería lógico tratándose en su mayor parte de ahorros de pensiones.

Pero sin duda lo que más molestó a políticos, controladores y tesoreros de estados, y hasta los mismos miembros del mercado, fue el hecho de que las compensaciones de Grasso permanecieran en secreto durante años. Entre los que pedían su renuncia se contaban los tesoreros de California y Carolina del Norte y el controlador de Nueva York, así como Michael LaBranche, director de LaBranche & Co. la mayor empresa de colocación de acciones en el parqué del NYSE.

Muchos cuestionaban el pago recibido por Grasso, pues consideran que el NYSE es un ente regulador que tiene como misión establecer reglas de conducta para las empresas que negocian en la bolsa. Pero muchos también defendían a Grasso, pues consideraban que el NYSE es una empresa como cualquier otra y que su presidente, si hace un buen trabajo como todos creen que lo ha hecho Grasso, debe recibir una compensación acorde. Para sus defensores, muchos se han aprovechado del espinoso asunto de la compensación de para deshacerse de alguien que no era de su simpatía. Más allá de estas especulaciones, parece que la renuncia de Grasso no será el fin de la polémica sobre el NYSE, pues en las últimas semanas se han desvelado unos escandalosos procedimientos internos de la bolsa.

Richard Grasso
Richard GrassoREUTERS

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