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Reportaje:

Madrid hace campus en el Sáhara

Los rectores de las seis universidades públicas se unen en una visita solidaria a los campamentos de Tinduf, donde inauguran un centro de formación superior

La vida de las 200.000 personas que sobreviven a su exilio en los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf (Argelia) no está en sus propias manos. Tras 36 años de condena a suelo yermo, clima hostil, conflicto activo e inanición generalizada, el pueblo saharaui depende por completo de la ayuda internacional para poder subsistir en una tierra, rica en nada, que aún confía en que sea de paso.

Esa realidad se entiende mejor cuando se pisa. Por eso el pasado día 3, los rectores y vicerrectores de las seis universidades públicas madrileñas pusieron pie en la zona en un viaje conjunto y sin precedentes (y a pesar de la recomendación de diversas instituciones españolas de cancelar la visita tras el secuestro de tres cooperantes en octubre). Nunca antes los máximos representantes de los centros universitarios se habían reunido en una acción similar. En la mochila, su intención de afianzar el proyecto de cooperación que llevan a cabo en los campamentos desde 2007 y las tijeras para cortar la cinta de una nueva escuela. También una llamada de atención a las autoridades españolas: "Nosotros colaboramos en materia de formación con este pueblo desatendido", dice José María Sanz, rector de la Universidad Autónoma de Madrid. "Lo que necesitan aún es apoyo político".

La comitiva recibió la recomendación de cancelar la visita a la zona

La comitiva recibió un caluroso agradecimiento a su llegada. Un pasillo humano de centenares de personas silueteaba el horizonte del desierto para acoger su visita al campamento de El Aaiún, donde inauguraban el centro de educación superior.

El proyecto que lideran, denominado Aula Abierta de Formación Universitaria, impulsa la formación de profesionales saharauis en materia de educación y sanidad. Un parche útil para el déficit de personal cualificado que sufre el Sáhara Occidental, donde los que adquieren un alto grado educativo -que reciben en el extranjero-, suelen desarrollar su vida profesional en terceros países atraídos por un sueldo digno. Algo fácil de conseguir en comparación con los 30 euros que percibe al mes un profesor en los campamentos, o los 70 de un médico. "Solo hay ocho doctores para 200.000 personas", explica Silvia Arias, directora de la Oficina de Acción Solidaria y Cooperación de la UAM, el organismo que coordina el plan. "Nosotros pretendemos dotar a las maestras de capacidad para impartir secundaria y ampliar la formación de los enfermeros para que realicen diagnósticos médicos básicos".

La iniciativa, además de aportar docentes que imparten cursos a los profesionales locales voluntariamente, impulsa jornadas entre las autoridades saharauis y las instituciones españolas y envía estudiantes a los campamentos. La Comunidad de Madrid se encarga de financiarla. Desde su inicio, ha aportado cerca de 220.000 euros, aunque con el comienzo de la crisis el montante anual se ha reducido de los 73.000 euros que suscribió en 2009 a los 43.000 de este año, casi la mitad.

Junto a Sanz, José Carrillo, rector de la Universidad Complutense y Daniel Peña, de la Carlos III, asistieron al viaje Ernestina Menasalvas, Elena López, Ana María Salazar y Margarita Alfaro, vicerrectoras, respectivamente, de las universidades Politécnica, Alcalá, Rey Juan Carlos y Autónoma, para dar fe del apoyo "unánime, firme e irreversible" de todos los centros madrileños.

"A partir de ahora", dijo Sanz a la multitud que los recibió en uno de los campamentos, "el campus de las universidades públicas no termina en Madrid. Llega hasta el Sáhara. El Sáhara libre".

El Ministro de Salud de la RASD (izquierda) junto a los rectores de las universidades Carlos III, Autónoma y Complutense de Madrid.
El Ministro de Salud de la RASD (izquierda) junto a los rectores de las universidades Carlos III, Autónoma y Complutense de Madrid.J. A.

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