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La Generalitat controla el uso del papel higiénico en las escuelas

El límite está en 25 metros al mes por alumno

Clara Blanchar

Controlaremos hasta el último euro, repite la Administración catalana desde hace un año con el objetivo de reducir el déficit. Al final nos controlarán hasta el papel higiénico, ironizan los responsables de equipamientos públicos. Pues sí. Las escuelas públicas de Barcelona, las que dependen del Consorcio de Educación (en el que figuran la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona), recibieron a finales de septiembre una carta que llevaba por asunto el "establecimiento de ratios máximas de consumo de papel secamanos, higiénico y otros".

La carta, que firma el jefe del servicio de limpieza de la Dirección de Construcciones y Mantenimiento Escolar del Consorcio, explica que en la línea del compromiso de respeto al medio ambiente de la Agenda 21, se ha realizado un estudio del consumo de estas modalidades de papel en las escuelas. Pese a que en la mayoría de centros "el consumo se sitúa en niveles asumibles", señala, "se ha detectado la existencia de diferencias significativas entre centros", lo que ha llevado a establecer "normas igualitarias de consumo". La segunda página de la carta es un cuadro con las ratios máximas de consumo mensuales por alumno: 25 metros de papel higiénico doméstico, 22 de papel higiénico industrial, 11 de bobinas secamanos y 15 de toallitas zigzag (20 en las escuelas especiales). La misiva, dirigida a los directores, advierte de que el Consorcio dispone del estudio centro por centro y que el consumo máximo se ha establecido a partir de "la parte alta de la media aritmética" del consumo detectado.

"Consumos excesivos"

El texto también habla de la imposibilidad de determinar las causas de "consumos desmesurados en algunos centros" aunque podrían imputarse, dice, a "otros consumidores externos a los servicios de la limpieza" como personal de cocina y monitores. La carta finaliza informando a los directores de que el Consorcio dispone del estudio del consumo de cada centro y que si la singularidad del que recibe la carta precisa "tener en cuenta otras variables", es posible aportar o justificar la variación de los consumos propuestos.

Fuentes del Consorcio aseguran que las cartas en ningún caso se pueden enmarcar en los recortes ni a ninguna medida "restrictiva", sino en la "normalización del consumo y su correcto control", además de que, indican, "las cantidades fijadas son más que suficientes para el uso habitual".

Comenzado el curso, en algunos casos, las escuelas han recibido una segunda carta con el cuadro ampliado a dos columnas: la de la ratio máxima prevista y la del consumo del centro. Es el caso de la escuela de educación especial Vil·la Joana, cuya dirección fue advertida de que su consumo supera la ratio máxima: gasta 199 metros por mes y alumno de papel higiénico doméstico (49 más de la ratio máxima), y 42,70 (12,7 metros más) de papel de bobina.

La respuesta de la escuela ha sido que si gasta más papel higiénico doméstico es porque únicamente consume este tipo (no consume la modalidad industrial) y que el consumo de bobinas obedece al uso intenso que se hace en talleres como el de cocina, con alumnos que por su discapacidad ensucian más que la media.

En cualquier caso, el presupuesto global del centro para este curso es el 41% inferior al del curso pasado, recuerda su director, Enric Font.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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