La burbuja como útero
Esto, más que un barrio a medio hacer, es un barrio nonato; fíjense, si no, en su aspecto cartilaginoso, en su nostalgia de futuro. El término nonato quiere decir "no nacido" y se usa indistintamente para designar al que ha sido sacado del cuerpo de su madre mediante la operación cesárea o para nombrar una cosa no acaecida o que todavía no existe. En gastronomía, un cordero nonato es el que llega a la mesa sin haber sido dado a luz, ya se imaginan ustedes cómo, una crueldad sofisticada muy grata al paladar, pues la carne del animal no nacido es pura mantequilla, se nos hace la boca agua, por la hora (es mediodía). También hay santos nonatos: aquellos que murieron en el vientre de su madre al padecer esta martirio por su fe.
El adjetivo llega ahora a la construcción estando como está el país repleto de aeropuertos nonatos, de estaciones de tren nonatas y de urbanizaciones nonatas. La de la foto, de nombre Río Miño y sita en A Coruña, siendo una más, posee cualidades que le otorgan una carga de representación sobre el resto. Si se fijan, tiene todo lo que uno podía esperar de una urbanización nata: su porche, su jardín posterior, su muro de separación del jardín colindante, su chimenea, su cielo azul, sus nubes pintadas, su paisaje al fondo. Pero se quedó tiesa en estado feto y ahí está, en fin, nonata y medio podre, en el útero de la burbuja inmobiliaria donde fue concebida. Entre lo nonato, conviene distinguir lo concebido de lo no concebido. Lo no concebido da lo mismo, pues no ocupa lugar. Lo concebido, en cambio, empieza a ser un agobio.
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