Los acusados de ayudar a Carcaño se exculpan
Si Miguel Carcaño se autoinculpó de la muerte de la joven sevillana Marta del Castillo el pasado martes en el juicio, ayer los supuestos cómplices negaron su implicación en el crimen. Samuel Benítez, amigo de Carcaño; el hermano de este, Javier Delgado, y su novia, María García, sembraron dudas sobre su supuesta colaboración para ocultar el cuerpo de Marta y así distanciarse de los indicios que les sitúan en la escena del crimen. Los tres repitieron ayer que desconocen el paradero del cadáver.
A pesar de que Carcaño le acusó de trasladar el cuerpo de la menor hasta el río Guadalquivir, Benítez no se achantó. En un testimonio con pocas lagunas, defendió que pasó toda la noche con amigos alejado de la casa donde murió Marta. "Ni cinco minutos estuve solo", alegó. Durante su interrogatorio, el fiscal subrayó que Benítez, días después del crimen, aseguró ante la policía en dos ocasiones que vio el cuerpo de Marta ensangrentado tumbado en el salón de Carcaño, y luego lo trasladó hasta el río. Sin embargo, desde entonces Benítez ha defendido su completa inocencia y afirma que declaró bajo coacciones y golpes de los policías.
Mientras, Javier Delgado alegó ante el tribunal que abandonó su casa a las 20.30 y volvió a las tres de la madrugada, que el crimen sucedió a sus espaldas y que su hermano se lo ocultó. "La puerta del dormitorio estaba cerrada y no escuché nada. Soy muy poco curioso", declaró al tribunal. Su pareja, María García, insistió en que la noche del crimen no vio a Carcaño ni entrar ni salir de la casa. "Es totalmente falso que viera el cadáver de Marta en el piso", aseguró.
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