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Los vecinos de La Restinga no se fían

El fuerte olor a azufre retrasa la decisión de permitir la vuelta a casa de los 600 desalojados - La mayoría de los habitantes del pueblo prefiere esperar

Bernardo Marín

"Cuando no pasaba nada, nos evacuaron. Ahora que hay esa mancha, quieren que volvamos. Yo no bajo". José Redi Morales lleva casi una semana fuera de su casa. Es propietario de la Tasca Avenida, en primera línea de costa en la localidad de La Restinga. De ahí fue evacuado el 11 de octubre. Y, aunque las autoridades han permitido a los vecinos volver a recoger cosas, él no ha vuelto a pisar su pueblo. "No pude ni sacar la basura. Toda la mercancía que tenía en las neveras tiene que estar podrida, aquello tiene que estar apestando", lamenta.

El testimonio de José coincide con el de muchos de los 600 habitantes del pueblo: no se fían de las autoridades. El sábado elevaron el nivel de alerta y establecieron una zona de exclusión aérea de cinco millas náuticas tras afirmar que la erupción se acercaba a la superficie, pero al día siguiente anunciaron que se permitiría a los vecinos volver a casa. Ayer se iba a confirmar la decisión, pero se retrasó hasta que hoy se compruebe la calidad del aire, ya que la marea arrastró la mancha hacia la costa y se percibía un fuerte olor a azufre. El realojo se hará con condiciones: los discapacitados no podrán volver, los niños deberán ir al colegio en El Pinar y habrá medios de transporte permanentes en el pueblo para una posible evacuación.

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El presidente de Canarias hizo el domingo el anuncio y lo justificó con varios argumentos: que los científicos tienen más conocimientos sobre el proceso eruptivo, que ahora cuentan con hidrófonos (micrófonos submarinos que permiten precisar el lugar donde brota el magma), y que en caso de que se pasara a una fase más peligrosa habría tiempo de desalojar la localidad. Pero muchos de los que una vez fueron evacuados no quieren volver a salir corriendo.

Silvana, una joven hispanouruguaya, es de las que no piensa regresar de momento. Como otros muchos vecinos, asegura que la decisión se ha tomado por motivos "políticos y comerciales" y se agarra a que "nunca ha coincidido lo que han dicho las autoridades y lo que luego ha sucedido". "El primer día permitieron bajar a algunos vecinos con máscaras y ahora quieren que volvamos tan tranquilos. ¿Cómo fiarnos?".

El regreso permitiría a algunos volver al trabajo. Pero en algunos casos va a ser imposible. Los bares y restaurantes no prevén la vuelta del turismo, salvo quizá algunos periodistas. El submarinismo y la pesca siguen prohibidos. A media tarde de ayer se permitió a los pescadores sacar sus barcos del puerto para faenar en otras aguas. Pero el negocio del buceo está más complicado. Cristóbal es dueño del club La Restinga, y, de momento, solo va a regresar esporádicamente al pueblo, pero no a dormir -"por mi hijo", aclara-. No ha querido, como otros colegas, trasladar la actividad a otras zonas de la isla, porque "no es rentable". Pero no quiere derrumbarse: "Tengo fe. Y si sale un islote vamos a flipar".

También es posible encontrar gente dispuesta a regresar en cuanto puedan. Fernando Gutiérrez, presidente de la cofradía de pescadores, es uno de ellos. Aunque entiende los recelos. "La gente funciona por la vista y ahí hay una mancha enorme". Lo que menos le gusta es la sinuosa carretera de salida. Chiqui, empleado municipal en El Pinar, Ayuntamiento al que pertenece el pueblo, sí piensa volver con su mujer, Samara, y su hijo de 16 meses. "No queremos seguir viviendo de prestado y creo que habrá tiempo suficiente si se produce otra evacuación", asegura. Y opina que según pasen los días muchos de sus vecinos terminarán bajando también.

Lo que sí se confirmó fue la reapertura del túnel de Los Roquillos, principal vía de comunicación en la isla, tras una inspección del Instituto Geológico y Minero y el vallado de sus bocas. Hoy mismo se reanudará el tráfico, pero solo entre las ocho de la mañana y las ocho de la tarde y para vehículos de emergencia, de seguridad y de transporte pesado. En Frontera, Jorge Benítez, presidente de Asevalle, se felicitaba por la noticia. Atravesar el pasaje no da tanto respeto a los transportistas como volver a La Restinga a los vecinos. "El túnel no está bien construido, nunca se terminó", asegura Benítez. Pero eso no es un riesgo nuevo. Con o sin terremotos, los herreños ya lo habían asumido.

Ayer, después de tres meses con signos de erupción en los que no se ha desplazado ningún buque oceanográfico de Ciencia a El Hierro, la ministra de Ciencia, Cristina Garmendia, anunció un plan de tres años para estudiar la sismicidad en Canarias, informa Efe.

Un guardia civil controla el acceso de vecinos a La Restinga para recoger sus enseres.
Un guardia civil controla el acceso de vecinos a La Restinga para recoger sus enseres.RAFA AVERO

El escenario más probable

¿Qué puede pasar ahora en la isla de El Hierro? El pasado miércoles María José Blanco, directora del Instituto Geográfico Nacional (IGN) en Canarias, aseguró que el fenómeno era "de evolución desconocida", pero desde ese día los científicos parecen haber encontrado más certezas. Según Ramón Ortiz, del CSIC, y la propia Blanco, es esperable que el fenómeno se desarrolle hasta en cuatro fases. Estamos en la primera, pero no es seguro que pasemos a la segunda.

- Primera fase. La lava que mana del volcán submarino aflora a la superficie acompañada de vapor en forma de pompas. Es el burbujeo que se aprecia a simple vista desde la costa. La erupción del volcán Serreta, entre 1998 y 2001 en las Azores, no pasó de esta fase.

- Segunda fase. A medida que sale el magma, el edificio volcánico submarino crece y se acerca a la superficie. Si llegara a alcanzar los 100 metros de profundidad -los últimos datos situaban la erupción a 150- emergería una columna de vapor de agua de hasta 500 metros de altura. Esa columna podría arrastrar material magmático, pero según los científicos su peligro se circunscribiría al centro emisor. Llegado este momento habría que proceder de nuevo al desalojo de La Restinga. Las autoridades confían en que tendrán al menos siete horas para hacerlo, antes de llegar a la siguiente etapa.

- Tercera fase. Si la erupción llega a unos 60 metros de la superficie estaremos ante el escenario más peligroso. En ese momento se producirán las explosiones surtseyanas, de color negro en forma de cola de gallo que pueden proyectar cenizas y material magmático a varios kilómetros de distancia. El tráfico aéreo en la zona puede verse afectado. La Restinga está a unos dos kilómetros del punto donde se supone que se produce la erupción. Sus vecinos serían evacuados al menos hasta El Pinar, a 16 kilómetros.

- Cuarta fase. El edificio volcánico submarino puede crecer tanto que finalmente emerja de las aguas formando una nueva isla o una península, si se une a la costa. Con la explosión del Teneguía, en 1971, La Palma creció unos 10 kilómetros cuadrados. En ese momento, si sigue manando magma se verá desde la costa una fuente de lava incandescente.

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Sobre la firma

Bernardo Marín
En EL PAÍS desde 1997, es jefe de boletines en el equipo de Estrategia Digital. Antes fue integrante de la Unidad de Edición, redactor jefe de Tecnología, director de Retina, subdirector de las ediciones impresa y digital, y responsable y fundador de la redacción de México. Es profesor de la Escuela de EL PAÍS y autor de 'La tiranía del clic'.

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